(Publicado por Pierre Miró el 9 Octubre 2009 en su página www.elpobrecitoveedor.net/blog/ PAQUITA)
Cualquier persona de izquierdas o medianamente leída y escribida, internáuticamente hablando, cuando ve escrito este nombre, sabe de quien se trata: uno de los economistas que más se prodigan y
que más claro escriben sobre las cuestiones inextricables de su especialidad, Vicenç Navarro. Su posición, siempre en favor de los
que menos tienen, la explicita defendiendo la necesidad del gasto público, de una fiscalidad progresiva, del gasto social, de políticas educativas avanzadas y de la redistribución de la riqueza. Sus críticas a las políticas seguidas por la derecha, en España
y en los países ricos, son tan constantes como certeras. Y, aunque él reconoce sus preferencias por el PSOE, de esas críticas no se escapan los gobiernos socialistas cuando realizan políticas netamente liberales y no socialdemócratas. Se podrá o no compartir con él las políticas keynesianas que propugna, pero me parece a mí una persona honrada, desde el plano intelectual (en persona no lo conozco), que dice lo que piensa, desde la lealtad, y le señala a la izquierda gobernante los errores y desviaciones, cuando no favorecen precisamente a las
clases más humildes.
Quiero hacerme eco de uno de sus últimos textos, del que entresaco cuatro párrafos para los impacientes que no se quieran tragar 1.300 palabras o cinco minutitos de lectura.
Ha sido una constante en el pensamiento liberal, que predomina en el mundo empresarial y financiero español, que Estados Unidos es un país más eficiente económicamente que la mayoría de los países de la Unión Europea (incluida España). Tal pensamiento considera que las economías de la UE están estancadas con un excesivo gasto público por una parte, y por unas supuestas rigideces de sus mercados de trabajo por otra. Este pensamiento (que ha adquirido la categoría de dogma) se reproduce constantemente en la prensa económica (muy influenciada por la banca y la patronal), habiéndose convertido en la sabiduría convencional del país. De tal lectura de la situación económica se derivan las propuestas hechas por la patronal, exigiendo la reducción del gasto público por un lado, y la desregulación de los mercados de trabajo por el otro. Según la patronal, esta necesidad se ha acentuado todavía más, ahora, con la crisis, atribuyéndose el retraso en la recuperación económica de la UE (y España) al excesivo gasto público y a la supuesta rigidez del mercado laboral.
Se mire como se mire, pues, el elevado gasto público y la regulación de los mercados no son responsables de una inexistente ineficiencia económica en los países de la UE. Ni tampoco el crecimiento del gasto público. Antes al contrario, este crecimiento es la causa de que un país se recupere más rápidamente que otro. Las propuestas de la patronal de reducir el gasto público, ahora en momentos de recesión, es un error mayúsculo. Estados Unidos se recuperará más pronto que la UE porque el crecimiento del gasto público ha sido equivalente a un 5,6% del PIB (mucho mayor que la UE), estimulando la economía y creando empleo (invirtiendo en los servicios públicos, como sanidad, educación, servicios del 4º pilar del bienestar –tales como escuelas de infancia y servicios de dependencia- y en las nuevas tecnologías, como energías renovables y biotecnología). En España esta inversión ha sido de un 2,5% del PIB, muy insuficiente para reducir significativamente el enorme desempleo. Es más, el estímulo presupuestario del gobierno federal estadounidense es por un período de tres años, en el que cada año el incremento del gasto es sólo ligeramente inferior al del año anterior. De ahí que la reducción del déficit público, junto con una bajada de impuestos que propone la patronal (y las derechas en España, el PP y CIU) sea una nota de suicidio económico.
Aplaudo la resistencia del gobierno Zapatero a ceder frente a la patronal y frente a la Brunete mediática liberal. La salida de Solbes (el guardián de la ortodoxia socioliberal en la UE y en España) ha movilizado al mundo liberal (en su dimensión económica y mediática) en alianza con la derecha cavernícola del país, para eliminar a Zapatero. Su esperanza es Joaquín Almunia, el otro guardián de la ortodoxia liberal en la Comisión Europea, que está presionando a los países de la UE para que reduzcan sus déficits.
Mis críticas a las políticas fiscales y económicas del gobierno Zapatero son bien conocidas. Pero, en este momento, no hay duda de que hay una movilización política y mediática que quiere eliminarlo porque están temerosos de un cambio que el país necesita. El giro a la izquierda en políticas económicas, fiscales y sociales es urgente y necesario (y popular). De ahí la enorme movilización que estamos viendo hoy en España para eliminar a Zapatero.
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