COPIADO de la pág. de fb de Luisa Arellano · el 13/10/2016
Dejo de escribir el poema
para doblar la ropa. Da igual quién viva
o quién muera: sigo siendo una mujer.
Siempre tendré mucho que hacer.
Doblo las mangas de su
camisa. Nada puede frenar
nuestra ternura. Volveré
al poema. Volveré a ser
una mujer. Pero, por ahora,
tengo una camisa, una camisa gigantesca
entre las manos, y, en algún lugar, una niña pequeña,
al lado de su madre,
la mira para aprender cómo se hace.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: Ocho hombres poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad
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