febrero 02, 2024

"Grandes fortunas de hoy fueron amasadas con el dinero del esclavismo": Maó, el 'puerto negrero' del siglo XIX, de Santiago Torrado

 Santiago Torrado  Menorca —14 de enero de 2024

Ilustración de barcos negreros en el puerto de Maó. Arxiu d’Imatge i So

El dramaturgo y escritor francés Honoré de Balzac dijo en su día que detrás de cada gran fortuna siempre hay un crimen. El florecimiento económico de algunas encumbradas familias de la burguesía menorquina que protagonizaron la primera mitad del siglo XIX no ha sido una excepción a esta máxima. Apellidos tan cercanos, tan propios, como Vinent, Taltavull o Capó, pasaron entre 1818 y 1874 por el Tribunal Anglo–Español de Sierra Leona; un juzgado internacional creado ad hoc para perseguir a los traficantes de esclavos. Una corte –cuya legitimidad jurídica permaneció sujeta siempre a las conveniencias imperiales del momento–, impulsada por las monarquías española, portuguesa e inglesa para juzgar a aquellos que hacían fortuna mercantilizando la vida de otros seres humanos.

“Hay que decir que los capitanes capturados no eran castigados por esclavizar personas. Una vez detenidos, los esclavistas eran sometidos a juicio ante este tribunal mixto. Si el tribunal decidía que la mercancía era 'buena presa', es decir, que la mercancía habían sido debidamente capturada, los esclavos eran liberados, el barco subastado y el dinero era repartido a medias entre España e Inglaterra. En todo caso ni la tripulación ni el capitán sufrían castigo alguno”, destaca el antropólogo e historiador de la Universidad de Barcelona, Gustau Nerín Abad, autor del libro Traficantes de Almas especializado en el tráfico español de esclavos.

Formalmente la esclavitud –específicamente de indígenas latinoamericanos– estaba prohibida en el Reino de España desde el siglo XV, aunque los traficantes siguieron esclavizando personas procedentes del África negra, con mayor o menor anuencia y respaldo de la corona, la burguesía comercial y la burguesía industrial, hasta bien entrados los últimos años del siglo XIX. “Hacia 1835 el esclavismo en España comenzó a decaer –entre otros factores debido a la persecución a que eran sometidos los barcos negreros por parte de las autoridades británicas–. Con todo, se encontraron barcos españoles traficando personas hasta 1886; es decir muchos siglos después de que la esclavitud fuera abolida formalmente”, explica a elDiario.es el escritor menorquín Josep Maria Quintana, autor de la novela histórica 'La afortunada vida de Martí Olivar', publicada por la Nueva Editorial Moll, cuya historia está inspirada en el esclavista menorquín Antonio Vinent (...) 

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