agosto 27, 2016

No, “la ciencia” no ha confirmado que los transgénicos son seguros


Publicado 17/5/2016 http://www.observatorio-omg.org/blog/no-%E2%80%9Cla-ciencia%E2%80%9D-no-ha-confirmado-que-los-transg%C3%A9nicos-son-seguros    

Hace dos días, El País publicaba un artículo titulado “La ciencia confirma que los transgénicos son igual de sanos que el resto de alimentos”, que comentaba el último informe de la National Academy of Sciences, titulado “Genetically Engineered Crops: Experiences and Prospects”. Sin embargo, una vez más, el informe pinta un panorama muy diferente al de los titulares.
[Nota: dado que la mayoría de la cobertura al informe de la NAS, incluida la del País, se han centrado en los efectos para la salud, que parece ser el tema más preocupante para una mayoría y que el presente artículo ya es suficientemente largo como es, este se centrará en la parte del informe que trata dichos efectos para la salud, sin entrar en aspectos ambientales, agronómicos o en la evaluación de las nuevas técnicas de mejora vegetal]

Para empezar, la NAS no mantiene una posición “paraguas” respecto a la seguridad de los transgénicos, dado que reconoce, como tantos otros organismos internacionales, que hacer algo así es imposible dado que la misma técnica puede producir efectos diferentes e impredecibles en cada caso. El comité señala que se le ha solicitado enérgicamente una respuesta al público sencilla, general y autoritaria respecto a los cultivos transgénicos, y que dada la complejidad de las cuestiones relativas a la ingeniería genética, no les ha parecido apropiado darla. A continuación, en un documento de más de 400 páginas, el comité desarrolla su visión al respecto que, si bien resulta más favorable al uso de OMG en agricultura que la de la mayoría de grupos ecologistas, es también muchísimo más conservadora que la de muchos de sus defensores (incluido El País). En lugar de “la ciencia ha confirmado que los transgénicos son seguros”, el informe podría haberse resumido como “no hemos encontrado lo que no hemos buscado”.
Cabe reseñar que la posición del comité, a juzgar al menos por los procedimientos descritos en el documento, destaca por su respeto a las distintas visiones en lo referente a un tema tan complejo, así como el esfuerzo activo por evitar distintos tipos de sesgos posibles. No obstante, un sesgo importante que conviene tener en cuenta al leer el documento es el de la relación de varios de sus miembros con importantes empresas biotecnológicas y sus organizaciones asociadas, empezando por la propia directora del estudio, Kara Laney, que trabajó anteriormente en la International Food & Agricultural Trade Policy Council (financiada por Monsanto); la organización Food and Water Watch recoge relaciones laborales pasadas de al menos doce de los veintidós miembros que han participado en el comité con las principales empresas biotecnológicas mundiales u organizaciones financiadas por estas.i Sin ser esta una posición que desmerezca a los autores del estudio, sí es una que debe ser conocida por quienes nos acercamos a él.
El informe de la NAS, al igual que en otras ocasiones, presenta un notable efecto “sándwich”ii varios capítulos señalando posibles riesgos y problemas percibidos, limitaciones de las investigaciones hasta la fecha y motivos para la precaución, rodeados por un capítulo inicial y final que muestran una visión mucho más favorable, que suele ser la rescatada, sin matices, por los principales medios de comunicación y agencias de relaciones públicas.
Este efecto viene señalándose ya desde el informe de la NAS de 1989, que fue utilizado a su vez para justificar un consenso científico sobre la seguridad de los transgénicos, incluso cuando el texto en sí limitaba su propio alcance a los cultivos y microorganismos experimentales de EEUU (sin incluir siquiera Hawaii o Puerto Rico, al encontrarse fuera del continente): este era un documento, además, que consideraba únicamente los posibles efectos ambientales, dado que no existían estudios sobre los posibles efectos para la salud. Esto no impidió que numerosas fuentes ampliasen este ámbito a la generalidad de aplicaciones de la ingeniería genética, que quedaban desde entonces bautizadas por “la ciencia” como “seguras”.ii
La ampliación artificial de las áreas de consenso científico viene dándose desde que surgieron las primeras aplicaciones de la ingeniería genética: ya en 1981 había quien decía que los transgénicos en general eran seguros y que había consenso al respecto, incluso cuando sólo se había llevado a cabo un experimento con una cepa debilitada de E. coli e incluso este había suscitado sospechas.ii La afirmación de que el consenso científico respecto a la seguridad de los transgénicos es total continúa hasta nuestros días, aun siendo esta manifiestamente falsa. Un manifiesto firmado por cientos de científicos a nivel mundial pone de relieve que (incluso aunque estuvieran equivocados al dudar sobre la seguridad de los transgénicos) el supuesto consenso científico no existe.iii
La falta de ensayos pre-comercialización que pudieran limitar los efectos imprevistos derivados de la transgénesis fue tal que la primera autorización para el cultivo a campo abierto de un tipo de maíz transgénico, en el año 1980, se otorgó años antes de que se hubiera conseguido la primera planta de maíz transgénica (no digamos realizar ensayos con ella).iv En los inicios de esta tecnología abundaban quienes argumentaban que la naturaleza estaba ya tan regulada que no había nichos para organismos nuevos, por lo que cualquier OMG moriría sin intervención humana, que los transgénicos agrícolas serían incapaces de cruzarse o que cualquier microorganismo o virus modificado genéticamente sería seguro si el parental era seguro.v Al igual que hoy, muchas de estas afirmaciones se realizaban sin que existiesen estudios que las respaldasen (y han demostrado, con el tiempo, ser falsas).
La falta de consenso científico y la posibilidad de efectos inesperados debido al proceso de ingeniería genética son aspectos reconocidos y tratados por el informe. Respecto a estos efectos inesperados, al igual que en su anterior informe, señala que estos también pueden darse en algunas técnicas consideradas dentro de la mejora convencional, como sería la mutagénesis inducida por radiación o exposición a sustancias químicas mutagénicas (en adelante, mutagénesis).
Esta es una técnica cuya utilización se remonta a mediados del siglo XX, muy ligada a la generación de nuevas variedades de élite desde la Revolución Verde, y cuyos posibles efectos adversos no han sido estudiados. Al redactar la Directiva sobre OMG 2001/18 la UE determinó que estos organismos se consideraban OMG, pero que no era necesario que se los sometiera a ensayos pre-comercialización ni que fueran etiquetados debido a su historial de uso seguro. Si esa decisión fue adecuada, si se puede considerar 50 años como un historial de uso seguro y si sería posible después de este tiempo evaluar los posibles efectos que hayan tenido estos cultivos es algo que escapa al ámbito de este artículo.vi En cualquier caso, el informe de la NAS de 2004 señala que tanto la mutagénesis como las distintas técnicas utilizadas para la transgénesis provocan cambios por todo el genoma a niveles mucho mayores que otras técnicas de mejora vegetal “clásica”. Resulta confuso que en algunas afirmaciones se meta en el mismo saco a toda la mejora vegetal (incluyendo mutagénesis, que da lugar a OMG), habiendo como hay una diferencia tan grande entre una técnica y todas las demás.
El informe identifica dos fuentes de diferencias no intencionadas relacionadas con la ingeniería genética que podrían afectar a la seguridad alimentaria:
  1. Efectos imprevistos de los cambios genéticos introducidos sobre otras características del alimento (por ejemplo, la presencia o aumento de un compuesto en la célula vegetal puede provocar cambios en el metabolismo de la planta que afecten a la abundancia de otros compuestos)
  2. Efectos imprevistos asociados con el proceso de ingeniería genética (por ejemplo, cambios en el ADN resultantes de la fase de cultivo celular).
Es decir, el rasgo que se introduce puede tener más efectos de los que se esperaba que tuviera, o el propio proceso de transformación de la planta y cultivo celular puede producir cambios en otros lugares del genoma.vii Al referirse a los cambios derivados del cultivo celular, el informe hace referencia tanto a cambios genéticos como epigenéticos: resulta interesante señalar que, al igual que hace unos años no nos habríamos planteado el detectar este tipo de cambios epigenéticos (es más, lo que aún sabemos sobre epigenética parece ser, según los propios investigadores, sorprendentemente pocoviii) es posible que haya nuevos “niveles” enteros de regulación que aún no hemos descubierto, y respecto a los cuales, evidentemente, no es posible medir los impactos con la técnica actual.
Dado que estos efectos pueden producirse al utilizar estas técnicas, la siguiente pregunta lógica es si nuestros métodos para detectarlos y evitarlos son suficientes. La idea de que los alimentos transgénicos están analizados de una forma muy estricta y exhaustiva está muy extendida; sin embargo, los controles realizados en la actualidad tienen deficiencias no corregidas, que el informe señala. Algunas de ellas son:
  • Al hablar de un caso concreto de evaluación de un cultivo Bt, señala que no es la EPA (organismo gubernamental) quien realiza los ensayos, sino que los realiza la empresa y le envía a la EPA sus resultados (lo mismo ocurre en la UE con la EFSA). Los datos brutos de este tipo de estudios no son publicados ni están disponibles para la comunidad científica y el público general. De hecho, el comité señala que ni siquiera ellos han tenido acceso a estos datos (que están protegidos por secreto comercial). (Comentario al informe: esto implica que para que se hubieran encontrado efectos adversos en un ensayo pre-comercialización sería la propia empresa la que tendría que haber detectado este efecto, haberlo reconocido, registrado y enviado a la agencia gubernamental correspondiente. Esto no tendría ningún sentido desde un punto de vista comercial. Lo más lógico sería que si un producto hubiese mostrado algún efecto adverso en los ensayos pre-comercialización la empresa simplemente hubiese retirado la solicitud, y nunca nos hubiese llegado noticia de este efecto; o, si este efecto hubiera sido sutil y no detectado por los métodos utilizados [o escogidos] que el producto hubiese pasado los ensayos y entrado a la cadena alimentaria.)
  • Los protocolos aceptados internacionalmente utilizan muestras pequeñas con un poder estadístico limitado, que podrían no ser capaces de detectar diferencias entre tratamientos o encontrar diferencias estadísticamente significativas que no se consideren biológicamente relevantes.
  • Los datos procedentes de estudiar al ganado vacuno durante largos períodos de tiempo, aunque no señalan efectos adversos, no pueden servir como estudios de posibles efectos en los humanos en períodos crónicos, entre otras cosas por ser estos animales sacrificados jóvenes.
  • Respecto a la evaluación a priori de cambios en los niveles de sustancias tóxicas “conocidas”: “se comprenden las propiedades tóxicas de algunos compuestos vegetales, pero la mayoría no han sido estudiados”.
  • La detección de alergias a proteínas nuevas (tanto producidas por el gen introducido como por un gen diferente que haya sido modificado durante el proceso de transformación/cultivo celular) no puede garantizarse con los métodos utilizados actualmente, para lo que serían necesarios estudios post-comercialización.
  • En los estudios realizados se han encontrado diferencias entre los animales alimentados con pienso que contenía transgénicos y los alimentados con piensos que no los contenían; estas diferencias eran estadísticamente significativas (es decir, no se debían al azar sino al tratamiento), pero no se consideraron biológicamente relevantes. Sin embargo, no se había definido de antemano qué se consideraría “biológicamente relevante”, y no se calculaba la potencia estadística de los estudios. Las diferencias encontradas podrían haber significado que existían efectos adversos, pero la metodología no permitía detectarlos. Es decir, el informe está en lo correcto al decir que “no se han detectado efectos adversos” (y también los titulares), pero también señala que esto no quiere decir que no existan. En uno de los casos que describe el informe, de hecho, se realizó un ensayo de alimentación con un tipo de arroz en el que se había introducido un gen para una proteína de toxicidad conocida (como control positivo), sin que se detectaran efectos adversos. Ante esto, el informe señala la necesidad de realizar más estudios con una metodología corregida: los estudios realizados hasta la fecha, aunque no se puede decir que señalen efectos adversos, tampoco permiten obtener datos concluyentes respecto a seguridad.
  • Con los datos y estudios disponibles actualmente no pueden obtenerse conclusiones sobre los posibles efectos a largo plazo en la población humana. Aun así, y debido a la preocupación detectada en los testimonios recogidos, el comité se preocupa de utilizar los datos disponibles (que, señala, son insuficientes y no pueden utilizarse para obtener datos concluyentes) para detectar posibles cambios en la incidencia de distintas enfermedades crónicas. No obstante, tal y como señalan, esta es una aproximación muy somera a la detección de estos problemas. Para detectarlos en la realidad harían falta estudios post-comercialización que controlasen un gran número de variables, intentando que la única diferencia entre unos grupos y otros fuera el consumo o no de alimentos (o de un determinado alimento) transgénicos.
Varios de estos comentarios, pero especialmente este último, nos llevan al que podría ser uno de los puntos clave de la disensión: los estudios que se están haciendo no son adecuados para poder garantizar la seguridad (entendida como un nivel de garantía similar al que hemos tenido con los alimentos no obtenidos mediante técnicas con una probabilidad alta de generar efectos imprevistos), pero garantizar la seguridad estaría entre muy caro e imposible. En varios puntos del informe se habla sobre “riesgo aceptable”: ¿quién decide qué riesgo está dispuesta a aceptar una población? ¿es esta una decisión necesariamente científica? Es lógico que la decisión debe apoyarse en datos científicos, entre otras cosas, pero esto no implica que todo el proceso de toma de decisiones se encuadre en este ámbito.ix)
La postura del informe, y donde se desmarca de la postura ecologista, es que ante esta situación lo mejor que podemos hacer es seguir comercializando estos alimentos como hasta ahora, poniendo quizá algunos medios técnicos más para detectar esos posibles efectos adversos, y esperando que si detectamos alguno de estos efectos el alimento se pueda retirar. Este balance precaución-riesgo ha sido el que se ha escogido durante años, y el que se ha seguido con pesticidas, sustancias químicas de síntesis, etc. El siglo XX recoge varios casos de productos y tecnologías para las que los científicos “no detectaban efectos adversos” (a veces de forma honesta y a veces no), y que eran buenas hasta que dejaron de serlo. Con los propios transgénicos, este balance es el que ha llevado a situaciones como la de la proliferación de malas hierbas tolerantes a glifosato como la que señala el informe, o a casos de propagación de transgenes en la naturaleza “que nunca iban a ocurrir”. Es el balance (salvando las distancias) que nos ha llevado a no reconocer globalmente el cambio climático hasta muy tarde.
Una visión alternativa sería la de limitar estas técnicas a ámbitos confinados (con niveles de confinamiento, control e información verdaderamente efectivos), en donde la investigación científica pueda llevarnos a un escenario en el que conozcamos lo suficiente los sistemas vivos como para que esos efectos “imprevistos e impredecibles” dejen de serlo. En estos ámbitos confinados, las consecuencias de utilizar un OMG, buenas y malas, afectarían sólo a quien toma la decisión de utilizarlo (por ejemplo, un enfermo que quiere utilizar insulina producida por un organismo recombinante). Mientras tanto, existen alternativas para que la agricultura pueda avanzar y hacer frente a los desafíos que tenemos por delante, sin necesidad de arriesgarnos a sumarle a estos desafíos el tener que seguir apagando fuegos.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: Rosa (Rosa Romero) de España, de Jesús Cintora

 

 

 

agosto 26, 2016

Brasil ¿Hacia dónde vamos? Impases de la crisis actual, de Leonardo Boff

Leonardo Boff 2016-07-01  

http://servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=776

  La actual crisis brasileña, tal vez la más profunda de nuestra historia, está poniendo en jaque el sentido de nuestro futuro y el tipo de Brasil que queremos construir.
Celso Furtado afirmaba con frecuencia que nunca conseguimos realizar nuestra auto-construcción, porque fuerzas poderosas internas y externas o articuladas entre sí lo habían impedido siempre.
Efectivamente, aquí se formó un bloque cohesionado, fuertemente solidificado, constituido por un capitalismo que nunca fue civilizado (mantuvo la voracidad manchesteriana de sus orígenes), financiero y rentista, asociado al empresariado conservador y anti-social y al latifundio voraz que no teme avanzar sobre las tierras de los dueños originales de nuestro país, los indígenas, y por añadidura las de los quilombolas. Siempre frustraron cualquier reforma política y agraria, de suerte que hoy el 83% de la población vive en las ciudades (más exactamente, en las periferias miserables), pues ésta se sentía desplazada y expulsada del campo. Estas élites altamente adineradas se asociaron a unas pocas familias que controlan los medios de comunicación o son sus dueños.
Ese bloque histórico difícilmente será desmontado, una vez que el tiempo de las revoluciones ya pasó. Los pocos cambios de orientación popular y social introducidos por los gobiernos del PT están siendo bombardeados con los cañones más poderosos. Los herederos de la Casa Grande y el grupo del privilegio están volviendo e imponiendo su proyecto de Brasil.
Para ser sucintos e ir al punto central: se trata del enfrentamiento entre dos visiones de Brasil.
La primera: o nos sometemos a la lógica imperial, que nos quiere como socios incorporados y subalternos, en una especie de recolonización intencionada, obligándonos a ser solamente abastecedores de los productos in natura (commodities, granos, minería, agua virtual, etc.) que ellos casi no tienen y necesitan urgentemente.
La segunda: o continuamos osadamente con la voluntad de reinventar Brasil, con un proyecto sobre bases nuevas, sustentado por nuestra rica cultura, nuestras riquezas naturales (extremadamente importantes tras la constatación de los límites de la Tierra y del calentamiento creciente), capaz de aportar elementos importantes para el devenir futuro de la humanidad globalizada.
Esta segunda alternativa realizaría el sueño mayor de aquellos que pensaron un Brasil verdaderamente independiente, desde Joaquim Nabuco, Florestán Fernandes, Caio Prado Jr y Darcy Ribeiro hasta Luiz Gonzaga de Souza Lima en un libro que hasta ahora no ha merecido la debida atención (La refundación do Brasil: rumbo a la sociedad biocentrada, RiMA, São Carlos, SP 2011), y de la mayoría de los movimientos sociales de cuño libertario. Éstos siempre proyectaron una nación autónoma y soberana, pero abierta al mundo entero.
La primera alternativa que ahora vuelve triunfante con el presidente interino Michel Temer y su ministro de relaciones exteriores José Serra, prevé un Brasil que se rinde resignadamente al más fuerte, muy dentro de la lógica hegeliana del señor y del siervo. A cambio recibe inmensas ventajas, beneficiando especialmente a los adinerados (Jessé Souza) y a sus socios. Éstos nunca se interesaron por las grandes mayorías de negros y pobres que ellos desprecian, considerándolos peso muerto de nuestra historia. Nunca apoyaron sus movimientos, y cuando pueden, los rebajan, difaman sus prácticas y con el apoyo del Estado elitista controlado por ellos, los criminalizan. Cuentan con el apoyo de Estados Unidos, como ha señalado nuestro mayor analista de política internacional Moniz Bandeira, pues no aceptan la emergencia de una potencia en los trópicos.
¿De dónde nos podrá venir una salida?
De arriba no podrá venir nada verdaderamente transformador. Estoy convencido de que sólo podrá venir de abajo, de los movimientos sociales articulados, de otros movimientos interesados en cambios estructurales, de sectores de partidos vinculados a la causa popular. El día en que las comunidades favelizadas se conciencien y proyecten otro destino para sí y para Brasil, se dará una gran transformación, palabra que hoy sustituye a la de revolución. Las ciudades se estremecerán.
Entonces sí podrán los poderosos ser «derribados de sus tronos», como dicen las Escrituras, el pueblo ganará centralidad y Brasil tendrá su merecida independencia. 
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:  Sin gobierno. Y pequeña loa a los diferentes, de Coral Bravo

 

 

 

agosto 25, 2016

Acusar a Greenpeace de “crimen contra la humanidad” es ridículo (y peligroso)


http://elpais.com/elpais/2016/07/05/ciencia/1467707773_522107.html

En una carta publicada hace unos días, más de 100 premios Nobel critican a Greenpeace por su postura contra el uso de organismos modificados genéticamente (OGM) y específicamente por su posición crítica contra la eficiencia del arroz dorado como recurso para atajar la deficiencia de vitamina A. En su documento usan un lenguaje particularmente duro, llegando a acusar a la ONG de “crimen contra la humanidad”. Es indiscutible que los nobeles son personas sumamente capacitadas que han ayudado a la humanidad por medio de su ciencia. Sin embargo, ello no los convierte necesariamente en personas especialmente sensibles, bien informadas o suficientemente críticas como para abordar asuntos tan complejos como la malnutrición humana o el desarrollo sostenible.
Existen pruebas abundantes sobre los efectos potenciales del uso de los organismos modificados genéticamente sobre el medio ambiente. Está bien documentado que es frecuente la contaminación involuntaria del genoma de especies silvestres (por ejemplo, CN Stewart y col, Transgene introgression from genetically modified crops to their wild relatives Nature Rev Genetics, 2003), aunque los efectos a largo plazo de dicha contaminación no son siempre obvios. Por otra parte, los indicios sobre los efectos directos de los OGM sobre la salud humana son, en efecto, muy limitadas o inexistentes. Esta carencia de pruebas en humanos podría ser debida, en parte, a la falta de estudios que examinen los potenciales efectos sobre la salud con el transcurso del tiempo. En realidad es muy difícil hacer predicciones a largo plazo y a gran escala de los efectos potenciales de los OGM sobre el medio ambiente y la salud humana (D Caruso,Intervention: Confronting the Real Risks of Genetic Engineering and Life on a Biotech Planet, Hybrid Vigor Institute, 2006).
Es muy difícil hacer predicciones a largo plazo y a gran escala de los efectos potenciales de los OGM sobre el medio ambiente y la salud humana

Desde este punto de vista, la posición global adoptada por Greenpeace contra el uso de biotecnología moderna parece obsoleta. Por otra parte, aceptar de manera acrítica –como creo que están haciendo los premios Nobel- argumentos propuestos principalmente por la industria agroalimentaria sobre los beneficios de las nuevas tecnologías y de soluciones que no han demostrado ser ni sostenibles ni efectivas tampoco parece la más sabia de las aproximaciones. Por ejemplo los beneficios de la aplicación de cultivos OGM en la agricultura de pequeña escala que proporciona la inmensa mayoría de productos alimentarios en Asia o África no se ha comprobado nunca (no me refiero aquí a productos como el algodón). Agencias especializadas de la ONU como el International Fund for Agricultural Development (IFAD) u otras instituciones independientes no se cansan de repetir que las nuevas tecnologías, por sí mismas, no son suficientes para lograr el desarrollo rural sostenible y la eliminación de la pobreza rural, y que no existe una solución única o mágica para solucionar problemas complejos como la malnutrición.
Acusar de “crimen contra la humanidad” a una organización que tiene un historial admirable en la defensa del medio ambiente en tiempos de cambios climáticos es indicativo de una visión sesgada de la realidad global. Ciertamente, debemos valorar las contribuciones científicas de los nobeles, pero ellos harían mejor en centrar sus críticas y acciones en prevenir las numerosas actividades que están produciendo la destrucción en masa del medio ambiente y la salud en nuestro planeta. Las posturas extremas, como la que han adoptado contra Greenpeace, no solo no ayudan, sino que además son peligrosas. 

Manolis Kogevinas es doctor en Medicina, investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y presidente de la Sociedad Internacional de Epidemiología Ambiental (ISEE).
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: 
“El capitalismo no se puede cambiar, se tiene que destruir”

El David de la ciencia ecologista frente al Goliat transgénico

El debate sobre los transgénicos se ha querido vestir como una lucha entre ecologistas “sentimentales” y “anticientíficos” contra la Ciencia con mayúsculas, pero la realidad es muy diferente.
Si la agricultura ecológica está consiguiendo resultados tan interesantes con tan pocos medios ¿qué hacen los brillantes premios Nobel, tan preocupados como dicen estar por la alimentación mundial, que no dejan sus transgénicos y se ponen a investigar en ella?
11/07/2016 http://www.eldiario.es/ultima-llamada/Greenpeace-transgenicos_6_534456550.html

Hace unos días, 109 premios nobel firmaron una carta en la cual acusaban a la organización ecologista Greenpeace de “crímenes contra la humanidad” por oponerse a los transgénicos y ser, supuestamente, responsable de que el arroz dorado rico en vitamina A no pueda salvar a millones de niños de África y Asia de las enfermedades derivadas de su carencia.
Esta carta ha sido  contestada por Greenpeace en una extensa nota que contrasta con la escueta declaración de los premios Nobel. Así como los científicos básicamente usan el argumento –simplista- del arroz dorado y la necesidad de producir más alimentos, Greenpeace hace un repaso a todos los aspectos del problema: argumenta que el arroz dorado no es más que un prototipo; que el problema del hambre es de origen socioeconómico y está muy lejos de solucionarse con tecnología; que los transgénicos no han conseguido en veinte años aumentar sus rendimiento, lo que hace difícil que sean útiles para luchar contra la desnutrición; que los mismos resultados o mejores se obtienen con técnicas convencionales de mejora y variedades tradicionales; que no se sabe si son o no peligrosos porque no existen estudios independientes pero, en el caso que lo fueran, su control sería imposible porque el polen viaja cientos de kilómetros; que su principal ventaja es la facilidad que dan a las compañías para patentar las semillas; que sus logros en reducción del uso de herbicidas son ridículos comparadas con los de las técnicas ecológicas que lo reducen a cero y consiguen productividades similares; que los transgénicos son la punta de lanza de un modelo agrícola que es acusado por numerosas ONG, sindicatos agrarios y organizaciones internacionales como la propia causa de la desnutrición, etc.
El debate sobre los transgénicos se ha querido vestir como una lucha entre ecologistas “sentimentales” y “anticientíficos” contra la Ciencia con mayúsculas, pero la realidad es muy diferente. Muchos científicos nos oponemos a los cultivos transgénicos y denunciamos que la supuesta preocupación de sus defensores por la alimentación mundial tiene mucho de hipocresía e intento de salvar su negocio. Porque el problema principal de los transgénicos no es que sean peligrosos, su principal problema es que son inútiles. Sirven a las compañías que los desarrollan (ya que permiten patentar los genes y monopolizar los mercados) pero son inútiles para todo el resto de la humanidad.
La aureola de alta tecnología que rodea a estos cultivos y los millones de dólares invertidos en ella contrasta fuertemente con los pobres resultados conseguidos: sólo se ha aplicado a gran escala al maíz y la soja, no ha conseguido mejorar los rendimientos, tienen un largo historial de experimentos fallidos, etc. Mientras tanto, en esos veinte años, la modesta investigación en agricultura ecológica, que apenas recibe fondos de investigación, está consiguiendo resultados mucho mejores y, sobre todo, está desarrollando una agricultura sostenible, algo que en estos momentos es vital.
La introducción de agroquímicos consiguió doblar los rendimientos de la agricultura tradicional, pero el precio que hemos pagado por ello ha sido muy alto: contaminación de ríos y acuíferos, pérdida alarmante de biodiversidad, pérdida de minerales y vitaminas de los alimentos, problemas de erosión en más de la mitad de los suelos del planeta, grandes consumos energéticos, etc. Frente a todas estas nefastas consecuencias, la agricultura ecológica propone alternativas que atajan todos esos problemas y, además, está consiguiendo rendimientos que se pueden equiparar a los de la agricultura química (y en algunos casos los superan).
Los últimos informes de las Naciones Unidas son tajantes a la hora de afirmar que debemos alejarnos urgentemente de la agricultura química. El relator especial de las Naciones Unidas para el derecho a la alimentación Olivier De Schutter lo decía hace unos años: “Un viraje urgente hacia la “ecoagricultura” es la única manera de poner fin al hambre y de enfrentar los desafíos del cambio climático y la pobreza rural. […] Los rendimientos aumentaron un 214 por ciento en 44 proyectos en 20 países de África subsahariana usando técnicas de agricultura ecológica durante un periodo de tres a diez años, mucho más que lo que jamás logró ningún cultivo genéticamente modificado”.
Si la agricultura ecológica está consiguiendo resultados tan interesantes con tan pocos medios ¿qué hacen los brillantes premios Nobel, tan preocupados como dicen estar por la alimentación mundial, que no dejan sus transgénicos y se ponen a investigar en ella? ¿No será que esta agricultura ecológica no produce dividendos ni tampoco permite conceder becas de investigación? ¿No será que exige que estos investigadores cambien su mentalidad reduccionista, centrada en el gen, para estudiar también organismos, ecosistemas, suelos y sociedades humanas?
La investigación en transgénicos es como un poderoso Goliat que mueve miles de millones dólares, pero no olvidemos que en la historia bíblica es David el que gana y el Goliat transgénico tiene un enorme talón de Aquiles que lo está haciendo caer. Y es que tanto los transgénicos como toda la agricultura química requieren ingentes cantidades de petróleo para la elaboración de abonos químicos y plaguicidas. Sin la energía del petróleo toda la agricultura química se viene abajo; y ya llevamos diez años viviendo un preocupante estancamiento en la producción mundial de petróleo. Esto lo están notando los agricultores, que ven cómo el precio de los insumos se lleva sus beneficios y, por ello, se interesan cada vez más por la agricultura ecológica.
A medida que el declive del petróleo se haga más evidente va a ser más importante desarrollar una agricultura sin insumos químicos de síntesis, y serán los marginales científicos ecológicos los únicos capaces de evitar que la alimentación mundial colapse. Probablemente el siglo XXII recuerde mucho más a Restrepo, Holmgren, Fukuoka o Voisin que a todos los premios Nobel que han firmado la carta a favor de los transgénicos. Al fin y al cabo, la historia de la ciencia siempre ha estado más ligada a los científicos condenados a la hoguera que a los que recibían los premios de la Academia.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo:
Universidad e investigación vs. deporte y olimpismo en España



 

agosto 24, 2016

Mérida-Zafra-Mº Tentudía-Fregenal Sª-Jerez Caball.-Alconchel-Olivenza, 21 a 23/3/2004


Viaje realizado en Marzo de 2004, narrado entonces y publicado ahora. Las fotos llevan una explicación y al relato lo precede un *asterisco. Para VER las FOTOS, sus detalles, DEBEN AGRANDARSE clicando sobre ellas. Fueron tomadas con cámara analógica y ahora escaneadas.

* Para el cumple. de Blas, 22 de marzo, lunes, reservé habitación en el parador de Zafra, las noches del domingo y lunes. Salimos de viaje el domingo, 21, un día espléndido inicio de la primavera.

1.- Fondo: Sierra de Béjar izda. Picos de La Mira y Almanzor, dcha.
Vista desde Alto de Lagartera. Toledo. A-5

* Desde la propia carretera de Extremadura se ve la sierra de Gredos y la Sierra de Béjar nítidamente. Paramos en un alto, cerca de Lagartera, y tiré una foto de ambas. 

 2.- Plaza Mayor. Trujillo. Estatua ecuestre de Francisco Pizarro

* Paramos también en Trujillo, ya en Cáceres; dedicándole más tiempo a Mérida, provincia de Badajoz

 

* Provincia en la que centramos esta salida. En ambas ciudades estuvimos con nuestros hijos pocos años antes. Aprovechamos la visita actual, a Mérida, para ver lo que dejamos en la anterior y que fue: el puente romano del siglo I, con treinta y tantos ojos y el acueducto que llevaba el agua desde el Embalse de Proserpina, llamado Acueducto de los Milagros

 4.- Acueducto de los Milagros. Cigüeñas arriba 

* El propio Embalse de Proserpina con su cerramiento en piedra, presa, construido al igual que el acueducto, por los romanos, lo veríamos el día de vuelta, en un desvío de la carretera, sin necesidad de entrar en Mérida. Comemos en Almendralejo, y bien, en un restaurante que nos aconsejaron unos vecinos del pueblo. Mojando Blas la comida, que fue de menú, con un vino que le encantó “Campobarro”, elaborado por una cooperativa de allí mismo que buscamos a la vuelta y en la que compró 30 botellas con un precio muy razonable, de 1,8 a 3 euros c/u.  

5.- Vista de Zafra, desde parador. Fotos día 22: 5 adelante

* Siguiente parada, nuestro destino, Zafra y su parador, situado en el Palacio de los Duques de Feria. Hay una pareja, en el aparcamiento del mismo, todavía joven, pidiendo por dicho servicio, con aspecto de estar “pillados”. 

Metro en columna.

* Paseamos el pueblo, su Plaza Grande y Plaza Chica, con su vara de medir, tallada en la propia piedra de la columna central del pasadizo entre ambas plazas, usada en los días de mercado de los tiempos antiguos. Cenamos, siguiendo el consejo de los residentes, en el restaurante del hotel Las Palmeras, en la Plaza Grande, y, siguiendo el consejo del camarero, comemos caldereta de cordero y chipirones fritos, buenos, aunque ¡ay! mejor me supo la caldereta que nos hizo Rafaela, cuando estuvimos en su pueblo, el verano anterior.

 7.- Plaza Grande de Zafra. Soportales
* A la mañana siguiente, desayuno en la cafetería Sevilla, camino de la plaza, tostadas con pan de verdad. Tanto aquí, como donde la cena, repetiríamos experiencia. Y luego, a ver las dehesas, su mejor momento del año, según nos dijo José María, para las tierras extremeñas, cosa que comprobamos. 
8.- Badajoz. Cerdos Ibéricos. Sierra de Tentudía

* Pasando por la Sierra de Tentudía vemos los auténtico Cerdo ibéricos, pequeños, negruchos, arrugados y de morro afilado, cantidad de ellos había 

9.- Más cerdos Ibéricos. Sierra de Tentudía http://tentudia.com/comarca/comarca.php  

10.- Monasterio de Tentudía


11.- Claustro mudéjar, en obras

* Paramos en el Monasterio de Tentudía, mudéjar y en restauración, que nos permitió ver uno de los albañiles que allí estaba (...)

" iglesia-fortaleza de la localidad de Calera de León Badajoz, Extremadura; fue construido en el siglo XIII y está considerado una de las mejores muestras del mudéjar español"

    








12.- Altar de Azulejos  












13.- Sepulcros


* De allí a Fregenal de la Sierra, donde vimos que se anunciaba un horno de alfarería y a él nos dirigimos.
14.- Fregenal de la Sierra Iglesia. Castillo. Ayuntamiento.

* Preguntamos a dos señores que encontramos al paso y que estaban tan despistados como nosotros; diferencia: que su objetivo eran los jamones ibéricos y no los cacharros de barro. 
Dimos con el sitio y compramos un cántaro de boca ancha, antojo de Blas para la fuente del patio, y dos de dos asas, que están en el sótano (...)

 15.- Pza. Toros, dentro castillo Fregenal de la Sierra. Torre

* Después  paseo por el pueblo, su plaza de toros ubicada en el patio del castillo y el mercado, desierto a esas horas, con una canasta de manzanas abandonada, de la que cogimos un par de ellas ¡que no sabían a nada!  de ahí su abandono. 






16.- Pza. Toros.

Otra Torre castillo
La del Homenaje Torre iglesia 










16.- Pza. Toros. Otra Torre iglesia. Cimborrio

* De allí a Jerez de los Caballeros, con una ubicación estupenda, en ladera, donde comimos en un bar de currantes que nos recomendó un lugareño y luego a la oficina de turismo.
 17.- Iglesia de Santa Mª y Castillo. Jerez de los Caballeros
 
18.- Caballos. Entrada Dolmen de Toriñuelo, dcha.

* Primera visita: el Dolmen de Toriñuelo, cámara funeraria cerrada al público salvo en temporada alta 
Lo que vimos: un túmulo de tierra con una reja a la entrada, precedida por un corredor de piedras y... unos cuantos caballos allí mismo, porque está en una finca privada. 



19.- Torre Barroca 

Iglesia San Miguel

* Jerez de los Caballeros conserva gran parte de la muralla y sus torres almenadas; siendo las de las iglesias espectaculares, con sus motivos cerámicos, como la Iglesia de San Bartolomé, barroca, ó la de San Miguel. 



20.- Iglesia de San Bartolomé

Portada Barroca

"De las cuatro iglesias parroquiales de Jerez de los Caballeros destaca la Iglesia de San Bartolomé por su decoración y colorido. No es hasta finales del siglo XV cuando existen documentos fehacientes sobre la existencia de la actual Iglesia de San Bartolomé. Durante los siglos XVII y XVIII el templo sufriría numerosas reformas"

21.- Torre Iglesia de San Bartolomé

Jerez de los Caballeros

"la construcción más destacada del edificio es la torre-campanario que se alza junto a la fachada principal en el lado del Evangelio. Estilísticamente podemos relacionar la torre con el barroco andaluz y destaca, como la fachada principal, por el uso de elementos decorativos como el yeso policromado, el barro vidriado y la cerámica"



22.-

Alconchel

pueblo

Castillo

* Después Alconchel y su castillo, en muy buen estado.
 23.- Entrada castillo. Torre. Almenas

24.- A izda. anterior. Castillo Alconchel. Camino. Blas




25.- Olivenza
Puerta de Alconchel, izda.

Torre Homenaje Castillo de Olivenza

* Finalmente Olivenza, ciudad un tiempo portuguesa, un tiempo española, amurallada.
Del castillo conserva la torre del homenaje, y vistosa me resultó la torre de la iglesia de Santa María Magdalena, el sol se estaba poniendo. 

 26.- Torre Iglesia de Santa María Magdalena. Olivenza

* De vuelta a Zafra pasamos por la Tierra de Barros, anochecía. 
Antes atravesamos Barcarrota, de donde es el marido de Rafaela, José María, y ambos pacenses = oriundos de Badajoz 
El martes 23, de vuelta para casa, hicimos parada en Almendralejo para comprar vino. Localizamos la cooperativa de San Marcos, de enormes instalaciones. Además del vino, cogimos aceite. 

 27.- Embalse de Proserpina. Piedra sillar. Mérida


28.- Conducción
Embalse Proserpina

En desuso

* Pasamos Mérida, y camino de Cáceres, en un desvío cercano a pocos kilómetros de la primera, nos acercamos a ver el Embalse de Proserpina, el único romano que conocemos; a día de hoy, en un estado perfecto.


29.- Plasencia. Plaza Mayor. Ayuntamiento. Reloj articulado

* Por Cáceres, a pesar de ser preciosa, pasamos de largo; porque llevamos una agenda de visitas, a realizar en el camino de vuelta, bastante extensa. 
Paramos a su salida, camino de Plasencia, en el restaurante El Gallo, cerca del Casar de Cáceres, había muchos coches y comimos bastante bien, de menú. 
Ya en Plasencia, aparcamos extramuros y vamos a su Plaza Mayor a tomar el café. 
Fotografío el ayuntamiento, por su curiosa torre del reloj y el acueducto romano, que tampoco vimos en nuestra anterior visita. 

 30.- acueducto medieval de Plasencia



31.- Almendro, o cerezo, en flor.
Dudo ¿?

* De allí a Hervás, en el Valle del Ambroz. Vamos por el Valle del Jerte, por lo de la floración de los cerezos, que por entonces estaban en su punto.
Atravesamos Cabezuela del Valle, pueblo de Antonio López Vera, amigo de juventud de Blas y en el que estuvo por entonces.

32.- Vista desde Puerto de Honduras. sierra de Béjar 



33.- Hervás


Puente

Blas

Bº judío

* Subimos el Puerto de Honduras y desembocamos en Hervás. Precioso, especialmente el barrio judío, rehabilitado.
 34.- Barrio judío. Hervás. Paquita, murete río

* Por casi todo el mundo es sabido que el Valle del Jerte ofrece una hermosa estampa en la época de floración de los cerezos, árbol frutal abundante en la zona, y el Valle del Ambroz añado yo. Volvemos a Plasencia por este último valle, dejando a nuestra izquierda Casas del Monte, pueblo de Serafín, antiguo compañero de yoga. Después cogemos dirección a Navalmoral de la Mata para allí enlazar con la autovía de Extremadura y sin más paradas -anochece- para casa.   

Crónica siguiente viaje a Extremadura:

PAQUITA     
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: 
Carta abierta a Arnaldo Otegi y sus admiradores