julio 27, 2024

Pirineo francés. Aquitania. Lescún. Aparcto. Anapia-Plateau Sanchese, 7/7/2024

  Las fotos llevan una explicación y al relato lo precede un *asterisco. Lo copiado aparece "entrecomillado". Para VER las FOTOS, sus detalles, DEBEN AGRANDARSE clicando sobre ellas.


1.- Foto de Álvaro. 
palacio de los Condes de Argillo de Morata de Jalón


* Vamos a Lescún, Pirineo francés, sudoeste de Francia. Álvaro ha alquilado una casa para siete días, de sábado a sábado. Salimos el 6 julio, a media mañana. Buscamos información para comer de camino, elije Jara, tiene hambre y eso es insoportable a su edad. Lo más cercano Morata de Jalón, allá que vamos. El restaurante tiene terraza pero la calor aconseja el interior, su nombre: Togi 1982.

La comida estuvo bien, no recuerdo el precio pero sí que fue razonable. Recomendable.




 
2.- Día 6. Huerto mencionado.

                           
3.- Cámara de Gema. Patio. A dcha. de anterior.


4.- 
Cámara de Gema. Terraza.


5.- Una de las calles principales de 
Lescun. Hotel Anie a dcha.


6.- Foto de Otro. Albergue de montaña, ayuntamiento y biblioteca.

7.- Orquídea en flor: Dactylorhiza^

* En Lescún estamos antes de las 6 de la tarde. Llegar a la casa nos costó un rato largo, las calles son de un sentido y el GPS, a veces, parece que se burla de nosotros. Cuando, por fin, damos con ella Álvaro ya está allí y la dueña le acompaña.

Está bien, con un estupendo patio y su pequeño huerto. La cocina está superabastecida de menaje: infinidad  de vasos y copas, de cacillos, pequeño electrodoméstico, recipientes de repostería... Eso sí, no tenía sartenes pequeñas, todas enormes. Somos seis, cuando llegue Ana siete y aún habrá camas para dos más. El precio: 900 euros.

El domingo hacemos excursión breve, al plateau de Sanchese.

8.- Billare (2318 m) y Pequeño Billare


"Mendikat: En Lescun (905 m) una pequeña carretera, que más adelante se convierte en pista, nos lleva al Plateau Sanchèse (1081 m), un bonito y bucólico rellano al pie de ..."


9.- El Plateau Sanchèse y seis caballos.


10.- Poco más adelante. Ahora, con vacas y más caballos.


11.- Álvaro. Foto de Gema.


12.- 
Cámara de Gema. Bajo el abeto central: 5 varones españoles recorriendo la Ruta de las Golondrinas.


13.- Cámara de Gema. Picos a izda. de los Billare. Tres caballos.


14.- Cámara de Gema. Vista general.


15.- Cámara de Gema. Parte del equipo.


16.- Los que faltaban.


17.- Cascada en el plateau.


18.- La Cascada.


19.- Flor del lugar.

 * Comenzamos a caminar desde el aparcamiento  Anapia, también escrito Napia. Nos introducimos en un bosque, encontramos algunas fresas por el camino, pocas. Frambuesos se ven muchos, pero no tienen ni la flor, supongo que en agosto será su momento. 

No voy tomando los tiempos, vamos tranquilamente. No hay manantial ni fuente alguna, traemos cantimploras.

Cuando llegamos, vemos que hay bastante gente que nos tomó la delantera. Casi todos situados junto a la cascada que vemos.


20.- Otras que no identifico, en el mismo lugar.


21.- Cámara de Gema. La cascada, más cercana. 14h.20´


22.- Cámara de Gema.


23.- Cámara de Gema.

* Nos ponemos a comer en una sombra.

2















24.- Creo que, amapola amarilla = Papaver cambricum

25.- Foto de Blas. De vuelta. 16h. 16´, por otra senda.

26.- Foto de Blas.   Ya en la senda general 16h. 39´

27.- Foto de Blas. De vuelta en Lescún. Bota maceta, su segunda vida. 19h. 12´

PAQUITA


julio 26, 2024

CTXT. El Mar Menor y la impunidad de un crimen ecológico. Por Miguel Ángel Ortega Lucas

 Miguel Ángel Ortega Lucas 10/07/2024

La explotación desaforada del territorio, la inoperancia de la administración y unas dinámicas caciquiles son los principales responsables del ecocidio en la mayor laguna salada de Europa




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  El Mar Menor no es un mar en el sentido estricto. Ubicado en el sureste de la Región de Murcia, la topografía lo cataloga como laguna; en este caso, la laguna salada más grande de Europa, debido a sus 135 km cuadrados de superficie y 540 hectómetros cúbicos de capacidad. Esas dimensiones, junto a su vecindad con el Mediterráneo, cuyas aguas lo alimentan, hicieron que los lugareños lo llamaran “mar menor”, por contraste con aquel. Es un territorio insólito. Una albufera cerrada, salvo en tres enclaves que renuevan las corrientes, por la larguísima lengua de arena de La Manga, que cuenta así con dos costas muy próximas entre sí: una en el Mar Menor; otra en el “mar mayor”, o Mare Nostrum para los romanos. 

Coronado aquí y allá por islas de tamaño variable –La Perdiguera, la del Barón, la del Ciervo…–, su orografía singularísima propició, en un proceso milenario, el desarrollo de un riquísimo ecosistema en que los flamencos y los caballitos de mar convivían con caracolas de un palmo de longitud. La alta salinidad otorgaba a sus aguas propiedades benéficas para la salud y una transparencia de cristal. Su oleaje casi inexistente y la poca profundidad, con un máximo de 7 metros en las zonas más abisales, que permite al bañista adentrarse a bastante distancia haciendo pie, hizo de él un lugar idóneo para las vacaciones de gente mayor y con problemas de movilidad, y para familias con niños pequeños, que pueden chapotear en él sin los peligros de las playas habituales. 

Es un lugar “que te acuna”, dice Julia Albaladejo, nacida a sus orillas, en la localidad de Lo Pagán. Siempre fue común oír a los visitantes europeos hablar del Mar Menor como de un “paraíso”, extasiados ante sus atardeceres sigilosos, interminables, en malvas, rosas y añiles. Es en momentos como ése cuando, quienes lo llevan contemplando toda la vida, perdido ya el asombro, vuelven a mirarlo como por primera vez –como niños de nuevo–, y reparan de nuevo en lo que tienen. Y en lo que van teniendo cada vez menos.

Las causas por las que este entorno paradisíaco ha degenerado de forma trágica en las últimas décadas también son singularísimas: las del medioambiente (político, económico y social) de la Región de Murcia. Distintas razones, muchas aristas, intereses confluyentes, yendo a dar a un mismo pozo. 

Julia Albaladejo es bibliotecaria; conocida en muchos círculos como “Julia, la del Mar Menor”, porque poca gente ha estado más implicada en la defensa de la laguna desde el puro activismo cívico. Pasando por las organizaciones ecologistas, Albaladejo es miembro de la Alianza por el Mar Menor (Amarme). Se sabe al dedillo la cronología de esta historia, que se remonta a los años cincuenta del siglo pasado: “Lo primero fueron las minas”. La zona minera entre La Unión y Cartagena, cuyas balsas y pozos no se sellaron debidamente tras el declive de esa industria; de manera que, cuando llovía de manera torrencial, los metales pesados iban a dar al Mar Menor. 

Los años siguientes verían la transformación absoluta del entorno. También tenía intereses en la explotación minera la familia del empresario Tomás Maestre, quien se haría con la propiedad íntegra de La Manga, auspiciando allí un plan de construcción amparado por la Ley de Centros y Zonas de Interés Turístico Nacional (1963) del gobierno franquista. Maestre contrató al arquitecto catalán Antonio Bonet para urbanizar La Manga y convertirla en un referente del turismo de alto standing, como se decía entonces, respetando sin embargo grandes zonas de playa virgen con un proyecto habitacional mucho más moderado de lo que finalmente fue (de no pretender rebasar las 60.000, La Manga acoge hoy alrededor de 300.000 personas cada verano). A rebufo de la crisis petrolífera de 1973, y de la derogación en 1975 de esa ley que le beneficiaba, Maestre –que ya había multiplicado su capital– empezó a pagar a los contratistas de las obras con terrenos, desvirtuándose del todo el plan de Bonet, y creándose un lobby de propietarios consagrados a lo que pronto se daría en llamar “cultura del pelotazo”, construyendo en La Manga con las mismas limitaciones con que lo hicieran los colonos del salvaje Oeste. [Esta información de La Verdad de Murcia recorre de manera sumaria ese historial urbanístico hasta la fecha.] 

La presión abusiva sobre el territorio, tanto desde La Manga como desde otros puntos del Mar Menor, aceleró la pérdida de terreno de la laguna, reduciéndose en un 27% en los últimos cien años; debido, según el Comité de Asesoramiento Científico del Mar Menor (CACMM), a “la instalación de infraestructuras portuarias y arreglo de playas”. En un detallado informe de 2021, la organización ecologista Greenpeace aseveraba que el ensanchamiento y dragado del Canal del Estacio –la conexión de la laguna con el Mediterráneo ubicada en el centro de La Manga–, llevados a cabo entre 1972 y 1973 a la par que los puertos deportivos, aumentaron la renovación de las aguas, “reduciéndose la salinidad y bajando las temperaturas extremas”, lo que propició la aparición de praderas marinas “menos tolerantes a las condiciones ambientales originales”. 

Dicho informe de Greenpeace se titula Mar Menor, una víctima del trasvase Tajo-Segura: señala lo que, según todos los análisis científicos acreditados desde hace décadas, ha supuesto la principal causa de los desastres naturales padecidos allí. No por el trasvase en sí, sino por el destino de esas aguas: dedicadas fundamentalmente a transformar la agricultura de secano del vecino Campo de Cartagena en regadío, lo cual lleva provocando una afluencia continua de fertilizantes al Mar Menor –por modificarse los sistemas naturales de drenaje del agua– desde mediada la década de los noventa. 

La primera consecuencia de ello fue una invasión de medusas, algunas peligrosas, otras no; llegando en el verano de 1997 a la cifra de 40 millones según Greenpeace. Las medusas han sido un problema o no según el año. Lo que nunca dejó de llegar son los nutrientes usados para multiplicar las cosechas en el campo próximo. 

El informe de Greenpeace ilustra bien por qué un ecosistema es, por definición, un organismo de interdependencias en el cual cada elemento resulta vital, literalmente, para el buen desarrollo del conjunto. Incapaces las praderas marinas de absorber tal cantidad de nutrientes, con la subida de la temperatura del agua a partir de 2014 proliferó el fitoplancton: la causa de que el agua tomara un súbito color verdoso en la primavera de 2016, la denominada “sopa verde”. Ésta, a su vez, limitaba el paso de luz a las zonas más profundas, impidiendo la fotosíntesis de la vegetación, que acabó muriendo; las bacterias de esa materia orgánica muerta consumen más oxígeno, lo cual provoca la muerte de otros organismos; por ejemplo, los que alimentan a los peces… Etcétera. 

Entre septiembre y octubre de ese año, el Instituto Oceanográfico Español constató que se había perdido nada menos que el 85% de la extensión inicial de las praderas marinas. El fenómeno de la eutrofización había dado lugar a lo que el Comité Científico denominó “colapso ambiental”. Los nitratos presentes en el agua se habían multiplicado por 6 entre los años ochenta y la primavera de 2017. El Instituto Geológico y Minero de España (IGME) estimó que entre 2014 y 2016, sólo por la Rambla del Albujón –de caudal permanente de un tiempo a esta parte, cuando antes sólo fluía con grandes lluvias–, entraron al Mar Menor 3.300 toneladas de nitratos al drenarse el acuífero Cuaternario. Todo, según los expertos, debido a las escorrentías y flujos subterráneos procedentes del Campo de Cartagena producidos por el regadío intensivo. Pero no sólo: del total de nitrógeno recibido por ese acuífero, se calcula que el 17% es producto del sector porcino, debido a las 8.300 toneladas anuales de purines (orines de animal en el estiércol) dispersos sobre la superficie del mismo territorio.

De la inoperancia a la connivencia 

Ésos fueron los fundamentos de la querella presentada por el fiscal superior de la Región de Murcia, José Luis Díaz Manzanera, en diciembre de 2017, acusando a 34 personas –del Gobierno regional, de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) y de empresas agrarias del Campo de Cartagena– de delitos contra el medioambiente y prevaricación. Entre ellos el exconsejero de Agricultura del PP Antonio Cerdá (16 años en el cargo, de 1999 a 2015), los expresidentes de la CHS José S. Fuentes Zorita y María Rosario Quesada, y su comisario de Aguas, Manuel Aldeguera (luego director general de Agua de la Generalitat Valenciana). El proceso, aún por resolverse, reconocía, entre otras, las malas prácticas agrícolas de quienes arrojaban el rechazo de las aguas desalobradas (salmueras) al terreno.  

(...) “Tenemos una región muy pequeña, donde una serie de señores muy poderosos hacen lo que quieren”. Ésa es la respuesta de Ramón Pagan, químico jubilado y uno de los precursores de la plataforma Pacto por el Mar Menor. Una asociación a la que el gobierno regional ha llamado, como al resto de organizaciones ecologistas, “agoreros” y “antimurcianos” por sostener lo que los científicos llevan décadas sosteniendo: “El Mar Menor era un sistema oligotrófico, sin nutrientes. Por  eso el agua era transparente, puro cristal, híper salina. Tiene millones de años y ha superado muchas crisis. El problema ahora lo han generado la agricultura y la ganadería intensiva. Pero si no reconoces el problema, jamás, nunca, le pondrás solución” (...)

julio 25, 2024

Madrid, un parque temático para los turistas ricos: "La ciudad se ha convertido en un teatro y los vecinos son los actores"

 9 jul 2024

La capital compite con otras ciudades europeas por seducir a los turistas con gran poder adquisitivo. Los expertos consideran que este modelo es "suicida" y puede provocar la "marginalización" de las clases trabajadoras.



Lo que hasta hace poco era una frutería ahora es un local de bubble tea. La misma calle tiene además una tienda de turrones y un sitio de smash burger. Los turistas también pueden disfrutar de todo tipo de bufés de sushi, hacerse la manicura o comprar patos de goma con sus respectivos disfraces. Los más animados tienen a su disposición visitas musicadas en las que un guía los pasea por la ciudad a ritmo de salsa, rock o reguetón. Los free tour en bicicleta y las despedidas de soltero también son parte del decorado. No es un parque de atracciones, sino el centro de Madrid

Los expertos definen la gentrificación como el proceso de sustitución de los vecinos tradicionales por una población más pudiente y adinerada. El fenómeno se agudiza con la llegada masiva de turistas al meollo de las grandes ciudades. La Comunidad de Madrid ha recibido entre enero y mayo 3,59 millones de visitantes extranjeros, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Los vecinos han explotado y su hartazgo gira principalmente en torno a dos motivos: los pisos turísticos y los "ingentes" niveles de ruido –tanto durante el día, como por las noches–. Ayuso y Almeida, mientras tanto, sacan pecho del modelo económico de la capital y presumen de colar Madrid en los rankings de mejores destinos del país.

"El turismo de masas ha convertido el centro de las ciudades en una especie de teatro. La colonización de los espacios va implícita. Los edificios se han llenado de viviendas turísticas y los comercios tradicionales son ahora tiendas de souvenirs. Las administraciones tratan de exprimir el potencial de los barrios para venderlos como objeto de consumo. Los vecinos de toda la vida pasan a ser actores de ese teatro –pero sin recibir nada a cambio–", explica Filka Sekulova, investigadora del Laboratorio de Transformación Urbana y Cambio Global (TURBA Lab) de la Universitat Oberta de Catalunya. 

Los grupos de viajeros que entran y salen con maleta en mano son recurrentes en los edificios de MalasañaChuecaLavapiés La Latina. Las dinámicas que embeben este modelo turístico no solo motivan los desplazamientos que tienen que ver con la vivienda, sino también con el consumo. El comercio de proximidad ha tenido que bajar la persiana ante la imposibilidad de pagar rentas "estratosféricas" y los locales se adaptan por completo a las necesidades de los turistas. Las fuentes consultadas por Público subrayan las implicaciones que esto puede tener para la "marginalización" de las clases trabajadoras.

MadridBarcelona, Mallorca, Venecia o Ámsterdam compiten por seducir a los turistas con gran poder adquisitivo. Ernest Cañada, coordinador del centro de investigación y comunicación sobre la turistificación global Alba Sud, reconoce que las tensiones geopolíticas, la crisis climática y los problemas con la cadena de suministros llenan de "incertidumbre" un modelo turístico que quedó en evidencia durante la pandemia. "La estrategia de transformar las ciudades para competir por un mercado más exclusivo y reducido es completamente suicida. No existen tantos turistas ricos", señala. 

"Este modelo económico nos desplaza de las ciudades. El encarecimiento de la vivienda, las aglomeraciones del transporte público y el deterioro ambiental cristalizan en la idea de que nos están expulsando. El problema es que tampoco está claro hacia donde moverse, porque todos los barrios caminan en la misma dirección", continúa el también profesor en la Universitat de les Illes Balears. Los apartamentos turísticos y los hoteles empiezan a florecer también en la periferia madrileña. Villaverde, Pueblo Nuevo, Vistalegre, Vallecas e incluso Getafe o Móstoles acogen cada vez a más excursionistas. 

Madrid, una ciudad segmentada

Los fondos de inversión encontraron tras la crisis del ladrillo un nicho de rentabilidad financiera en la compraventa de vivienda. Los alquileres vacacionales se han disparado en todo el país, especialmente en las grandes ciudades. El distrito Centro de Madrid alberga 8.363 viviendas turísticas, lo que supone un 10% del parque inmobiliario total, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y la plataforma Airbnb. "Esto es una cuestión inherentemente política. Las administraciones se alinean con el capital rentista para convertir nuestros barrios en parques temáticos. La solución no pasa por señalar a los turistas de manera individual, sino a las grandes estructuras financieras", denuncia Lucas Vaquero, portavoz del Sindicato de Inquilinas de Madrid

"La gentrificación ha provocado una remodelación casi plena del centro de la ciudad. El fenómeno ha alterado tanto el parque habitacional como el mapa de los establecimientos comerciales. Madrid es una ciudad completamente segmentada", recuerda Carmen Mínguez, profesora de Geografía en la Universidad Complutense. La fragmentación de la capital resulta evidente: Malasaña queda relegado a lo hipsterChueca crece al sol del colectivo LGTBI+ y Lavapiés representa lo étnico. Los turistas visitan Usera en busca de locales asiáticos y relacionan el barrio de las Letras con el mundo cultural.

Madrid centra sus esfuerzos en potenciar la centralidad de los barrios mejor ubicados para llamar la atención de los fondos de inversión. El catálogo ofrece "exactamente" lo que buscan los turistas: alojamientos céntricos y con buenas conexiones. "El problema no son los [malos] comportamientos de la gente, sino un modelo de desarrollo económico al servicio de las grandes empresas. Las administraciones promocionan este modelo y los empresarios aprietan para que el sector público deje a un lado los discursos de sostenibilidad y apueste sin titubeos por el turismo", señala Ernest Cañada

La capital no solo recibe a grupos de turistas extranjeros que llegan con ganas de tapear por el centro y sacarse una foto frente al Santiago Bernabeu. "La gente viene muchas veces de la propia comunidad o de las provincias cercanas con la idea de pasar un fin de semana. El centro se ha convertido en una zona de ocio para las familias del área metropolitana. Los visitantes demandan locales de cosas efímeras y con una alta capacidad de cambio. El resultado es una modificación de la oferta y del paisaje del barrio", precisa Carmen Mínguez. Los comerciantes ponen el foco en contentar a los turistas –concretamente, los que residen en pisos turísticos– y ofertan unos servicios que la gente residente no necesita ni consume.

La eclosión de un modelo que hace aguas

El 35,5% de la población española no pudo irse de vacaciones ni una semana en 2022, según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística. La cifra se mantiene prácticamente estable desde hace seis años. "La gente que apoya este modelo dice que no tiene sentido protestar porque todos somos turistas. Lo que esconde este argumento es la voluntad de deslegitimar nuestras reivindicaciones desde una perspectiva totalmente elitista", destaca el profesor Ernest Cañada. 

Canarias, Barcelona, Málaga y Cádiz han salido en los últimos meses a la calle para manifestarse contra la gentrificación y el turismo de masas. "Las protestas tienen todo el sentido del mundo porque las familias vulnerables están sufriendo un proceso de alienación y están siendo expulsadas de sus barrios. Este modelo turístico está destrozando la textura social de las ciudades", lamenta Filka Sekulova. Las fuentes consultadas por este diario creen que Canarias abrió un "ciclo de protestas" que apela tanto a los movimientos vinculados con el turismo como a los sindicatos de inquilinas, los colectivos ecologistas y cientos de vecinos a título particular. "Esto es transversal y seguirá creciendo después del verano", sentencian.