No te avergüenzas de dedicar a la sabiduría solo el tiempo que no puede utilizarse para nada más?. Estas palabras de Séneca resultan provocadoras y proféticas en una época en la que la rapidez y el utilitarismo han transformado el tiempo en dinero y nuestra vida en una loca carrera dominada por la dictadura de la productividad. Ante la aceleración que caracteriza a la sociedad actual, ¿cómo puede interpretarse una decisión que invita a recuperar el tiempo y colocarse, aunque sea por un instante, “fuera de él”? Por ejemplo, apagar el móvil durante unas horas, quedarse sin enviar ni recibir mensajes, sin llamar ni responder llamadas, sin escribir ni leer correos.