mayo 27, 2006

Se oyó el click

Sí, al final de la conversación se oyó el click, el triste, penoso, indeseado y fatídico click.
Del naufragio no sobrevivió nada, fue imposible, pese a todos los intentos, baldíos intentos, que realizó por salvar algo. Todos sus esfuerzos se fueron a pique, había trabajado en el vacío.

Lo último que debe perderse es la esperanza, por que, aún en el caso de no conseguir el objetivo propuesto, siempre te quedará la satisfacción de haber hecho todo lo posible en su consecución.

PAQUITA

mayo 26, 2006

LA NARIZ

Érase un hombre a una nariz pegado, pero, a diferencia del de Quevedo, éste ... la tenía pequeña.
Muy pequeña, según él. Tomó conciencia de su tamaño cuando los compañeros de clase y amiguitos de correrías empezaron a hacer comparaciones entre unas y otras.
La suya siempre destacaba, y ésto le había acomplejado; tanto que, a la menor ocasión, se la tapaba. Casi siempre iba embozado, llegando al punto de que a la hora de adquirir un "moquero" eligió el más pequeño que encontró en el mercado.
¡Qué obsesión no tendría! que llegó al extremo de olvidarse de sonarse. Y así continúa por el mundo, con un atasco de cojones y su pequeño pañuelo, aún, inmaculado.

PAQUITA

A mi querido, querido hermano

Al cumplirse el quinto aniversario de la muerte, súbita muerte, de mi querido -y me quedé muy, pero que muy, corta a la hora de decírselo -hermano mayor, traslado aquí algo que escribí hace algunos meses siendo ahora cuando ve la luz públicamente.

EL CUENTO DE LA VIDA - CANTO A LA VIDA

Érase una vez un óvulo fecundado por error.
Pese a ello, y a los obstáculos que pusieron en su camino,
hizo el recorrido completo hacia su nacimiento.
Éste fue celebrado con gran alegría, y a él le siguieron otros tres,
recibidos con desigual entusiasmo.

Nuestro óvulo, ya niño, creció, escuchó, observó,
y llegado el momento, incluso, pensó.
Pensó en el porqué de la vida, su fin último.
Las preguntas iban de un esquina a otra de su cerebro
-en continuo crecimiento- sin encontrar respuesta satisfactoria.
Pues, cada respuesta obtenida era el inicio de la siguiente pregunta,
y, así, encadenadamente, siguiendo una secuencia interminable.

Nuestro niño, ya muchacho, y después hombre,
aplazó por un tiempo la cuestión.
Se enamoró varias veces, se emparejó otras tantas,
y fecundó a la hembra por él elegida
-menos inteligente que él- menos inteligente que las otras.
El nuevo embrión de persona fue deseado, esperado con amor,
y, pese a ello, en su nacimiento hubo un error.

Nuestro óvulo, después niño, muchacho, ya hombre, y además padre,
se volvió a formular las preguntas de la vida.
Volvió a recorrer los caminos transitados de su cerebro
y, nuevamente, se encontró sin respuesta.
Pese a ello, eligió DISFRUTAR de la vida, en la medida de sus posibilidades
SUFRIÓ más tormentos de los imaginables y, un mal día, y por error,
SE MURIÓ, cerrando bruscamente su ciclo biológico.

Tenía 49 años y era mi hermano. Ya no es, ya no existe.

La vida ESTÁ para ser vivida.

La puedes disfrutar en los buenos momentos,
intentando no naufragar en los malos.

La puedes observar desde la distancia, no involucrándote emocionalmente,
con lo que tendrás una larga vida que, algún día,
te hará plantearte si valió la pena de ser vivida.

Te puedes sumergir en todos y cada uno de los problemas que se te presenten,
en una rueda sin fin de la que no verás salida.

Incluso, puedes optar por elegir la NO VIDA.

Tú eliges, yo elijo. Vive el momento: CARPE DIEM.
El momento es el aquí y el ahora.

PAQUITA

mayo 23, 2006

¡Que mal rollo!

Demoraba el momento de irse a la cama, temía el momento de irse a la cama.
Esperaba, deseando, encontrársele dormido.
¿Cúando empezó a sentirse así? Ella lo sabrá, a mí, me lo dijo ayer.
Le repele su contacto, sólo pensarlo le dá naúseas,
dice que debió separarse hace tiempo, cuando lo pensó,
pero fue cobarde -lo dice ella- le dió miedo; es normal, le digo yo.
Su sentimiento es el de muchas, muchas mujeres, dependientes económicamente del marido.
¿En qué situación se quedaban si abandonaban el hogar?
¿Eran capaces de afrontar la opinión social al respecto?
Porque estamos hablando de situaciones planteadas hace, quizás, más de quince años,
estamos hablando de mujeres culturalmente poco preparadas,
muy influenciables por inseguras, poco resolutivas, amilanadas.
El caso es que, a día de hoy, cada vez le desagrada más.
Pero, simultáneamente, siente un cierto aprecio por él.
Son muchos años de convivencia y ella no se considera mal tratada,
algo que no todas pueden afirmar -tenemos ejemplos cercanos-.
De momento, ha decidido, hacer su vida en la medida de lo posible.
No acompañarle adonde a ella no le apetece nada ir,
porque tampoco quiere que él la acompañe adonde sí le apetece.
Es bastante más joven que su pareja,
ya, la primera vez que los ví, me pareció que no combinaban,
ésto le sucedía igualmente a mi homóloga,
que tras muchos años de pensárselo lo decidió por fín, y yo la apoyé,
su caso era más desastroso por penoso, pero al fin lo resolvió.
Yo, reconozco haberlo pensado en varias ocasiones a lo largo de los años de convivencia, pero siempre fue por incompatibilidad de caracteres,
por sentirme disminuida a su lado, ninguneada de alguna forma,
aunque no fuera así visto por la otra parte.
En ningún momento dejé de quererle, pese a haber padecido, ambos,
mi ausencia de líbido en épocas depresivas.
Ambas cosas superadas tiempo ha ¡gracias a la Madre Naturaleza!

A los que tienen dudas. Porque las resuelvan. PAQUITA

La Cruzada

No, Franca no se había tomado la vida como una cruzada personal, pero sí que, de siempre, había resuelto que lo realmente importante era ser una buena persona, una persona que procuraba, actívamente, no cargar las "tintas" a lo tonto, no "emponzoñar" el ambiente que le rodeaba a lo tonto, aliviar, en la medida de sus posibilidades, el malestar ajeno, incluso económicamente en casos muy ajenos -por aquello de la distancia geográfica, que no emocional-. Donaba, en suma, cuanto entendía que podía -realmente podía más, pero, de momento, en el tema económico se había quedado ahí, todo se andaría- sin menoscabo de su salud, física y material. Es decir, no iba de mártir, sólo de buena persona, persona humana, como dicen muchas veces las gentes, utilizando la redundancia.
Por eso, a pesar de ser muy tolerante y transigente con los comportamientos ajenos, a veces, no comprendía. No comprendía el uso de la mentira como actitud vital -sí, en casos excepcionales- la mentira encadenada, por que ésa es una de sus "cualidades", que obliga al usuario a continuar ejerciéndola más allá de donde había previsto en un principio, y ahí aparece su "debilidad" la mentira "canta" acaba cantando, porque las cosas no "cuadran" suenan raras. Como dicen los de Zaragoza: ¿Blanco y en botella? ¡leche!
El ¿porqué? de su uso y abuso es algo que se le escapaba. ¿Tan difícil le resulta a algunas personas afrontar sus decisiones? o es que, realmente, hacen cosas, cometen acciones, se comportan de manera vergonzosa, defraudan al que les quiere, al que cree, o creía, en ellos.
Quizás, y sólo digo quizás, eso explicaría las historias que siempre le habían parecido infundadas.
No sabe, pero, por el momento, se ha dicho Nunca Más, utilizando el eslógan de la Asociación creada a raiz del desastre del Prestige -asociación capitaneada por Manuel Rivas, autor de El Lápiz del Carpintero- que tuvieron manifestaciones multitudinarias en Madrid, y a las que, por supuesto, acudí.

A los falsos, por que existen, pese a lo mucho que me duele admitirlo. PAQUITA
(ESCRITO EL LUNES 29 DE MAYO, pese a figurar como publicado el martes 23, trucos de la técnica)

Cotos-Peñalara-Riscos Claveles+Pájaros-Laguna Pájaros+Claveles+Grande, Mayo 2006

Se han incorporado las fotos que Emilio echó en su día y publicado en dic. 2009. Pasado un tiempo ha vuelto a éste, su sitio inicial. Para VERLAS, sus detalles, DEBEN AGRANDARSE clicando sobre ellas.

Subtítulo: Epi, o la Importancia de Llevar Botas en la Montaña.
Anterior visita a Peñalara, 10/4/2004 http://paqquita.blogspot.com.es/2016/09/pto-cotos-cima-penalara-riscos-claveles.html

La excursión la habían proyectado Epi y Blas para una semana antes, pero tuvo que ser aplazada por "causa de fuerza mayor". Llegado el día OP (Operación Peñalara) recogimos a Epi, con nuestro vehículo, cerca de su casa e iniciamos nuestro acercamiento al punto de salida: el Puerto de Cotos.
Nada más llegar al mismo propuse que nos tomáramos un café, en mi caso me era absolutamente necesario, había desayunado a las 5h. de la mañana, como tantos otros días desde que entré en esta fase menopáusica, y los bostezos se me iban y se me venían. Estuvieron conformes y entramos en la Venta Marcelino, único punto existente para reponer fuerzas en el puerto -ahora a la actividad de ingerir algo se le llama restaurar, y al oficio: restauradores, como si de oficios artísticos estuviéramos hablando-. Para comer me tuestan pan ¡que bien! pues será ¡que mal! sabe a plancha no limpiada o mal limpiada ¡sabe Dios! no digo ni mú y me lo como -esto no es normal en mí-. Acabamos y ya estamos a punto para comenzar nuestra excursión. Son las 11h. 40´ de esta mañana cubierta de nubes por todas partes.


1.- Hay que reconocer que desde la declaración de Parque Natural, a Peñalara, la zona ha ganado "un huevo". Las praderas se han repoblado de hierba, desapareció el telesilla y han hecho cantidad de mejoras en el entorno, amén de las señalizaciones de los distintos recorridos.
El nuestro se inicia al lado del Centro de Interpretación -actualmente en obras- siendo esta primera parte una pista flanqueada de pinos -Valsaín, que para eso estamos al lado de Segovia-. Al poco llegamos a un mirador, llamado -me entero ahora- Mirador de la Gitana, donde han colocado, maravilla de las maravillas, un indicador de las diferentes cimas que vislumbraríamos desde aquí si viéramos algo, que por el momento es poco.
A los 40 minutos del inicio nos encontramos una bifurcación que indica, a la derecha: refugio Zabala, y de frente: cimas de Peñalara, ésta es la nuestra. Epi y Blas, que iban por delante mío, como es lo normal, en cuanto alcanzamos altura y el camino llanea prácticamente, se me quedan atrás, ya he "calentado" y estoy a pleno rendimiento.



2.- Se ha comenzado a abrir el día y vemos toda La Cuerda Larga, el valle del Lozoya, el pueblo, su embalse y otro algo más lejos, cuyo nombre ignoro en este momento ¡que ignoraba! Acabo de mirar en el mapa de carreteras y al siguiente le llaman embalse de Riosequillo. Por el lado de la provincia de Segovia un enorme mar de nubes llega hasta donde nos llega la vista. Es precioso. Están blancas, algodonosas. Epi tira unas fotos.
A estas alturas ya no tenemos ni pinos ni retamas -actualmente en floración-; a nuestros pies sólo queda algo de enebro rastrero y unos pequeños grupos de flores minúsculas color lila rosáceo o rosa liláceo, son preciosas, siempre suelen ser preciosas. Y los narcisos amarillos, que no suelen faltar a estas alturas.
Llego a la altura de un pequeño promontorio, marcado con un mojón de granito de forma alargada y rectangular. Estamos en la Hermana Menor (2271 m) y son las 12h. 50´. La Hermana Mayor (2285 m) está poco más adelante, a los 15´. Nuestro punto de salida, el Puerto de Cotos está a 1.800 metros, la misma altitud, o similar, que tienen el Puerto de  Navacerrada y el puerto de la Morcuera



3.- El camino está marcado de continuo con enormes mojones, de tipo piramidal que se acercan al metro de altura. Estando el día claro extrañan un poco, pero si se cae en la cuenta de que esta zona suele tener bancos de niebla abundantes, ya no lo hará tanto. Mi experiencia al respecto es que las dos veces anteriores que aquí estuve, en una, la niebla era absoluta, tanto que perdí la orientación por completo, en cuanto me dí media vuelta, y en la otra pudimos ver algo más, pero ante todo nos sirvió el conocimiento que teníamos del terreno. Nuestro hijo Álvaro sólo estuvo dos veces y en ninguna vió nada -ninguna de ellas con nosotros, cosas de la edad-.
A la cima llegamos a la una y media del mediodía, Peñalara mide 2.428 metros, la mayor altura de la sierra de Guadarrama, que forma parte del sistema Central junto con la sierras de Gredos -recordar las lecciones de Geografía que nos metíamos de pequeños, sin entender nada de nada, siquiera el concepto geografía- y no permaneceremos en ella más de pocos minutos por el frío glacial que hace.



4.- Emilio, nuestro Epi, está comprobando lo que ya le advertimos y lleva puesto el forro polar extra que trajimos para él. Continuamos por los Risco de los Claveles, aquí la zona se pone "pirenaica total" es cuando se tiene realmente sensación de estar haciendo montaña.



5.- En esta época del año no entraña riesgo alguno, a novato que se sea, no así en enero -recordad los accidentes de hace dos años, en que fallecieron cinco personas- en que estos riscos tienen grandes placas de hielo.



6.- Es aquí cuando nuestro Epi echa las manos al suelo, el calzado no le parece seguro, y es que no lo es, trajo deportivas blancas de tenis -wambas las llamé yo- milagro que no se "escoñe". En honor a él, hay que reseñar que no emitió una sola queja por esa "boquita", ni una sola Sólo, cuando pasó "el peligro", admitió que no le gustaban esos pasos



7.- De la cima del Risco de los Claveles (2388 m) ha desaparecido la virgen negra que vimos la vez anterior que aquí estuvimos -finales de enero de 2004, el mes de los accidentes en cuestión- la hora es: las dos y media. De allí al Risco de los Pájaros (2334 m), pocos metros más abajo.



8.- Emilio, yo y la nieve

* Al pasar por éstos, reconozco los cortados de la derecha, donde la vez anterior había formaciones de nieve tipo seraks, ésa fue la palabra utilizada por el montañero catalán que se unió a nuestro grupo en aquella aventura.
Atrochamos un poco para llegar a la Laguna de los Pájaros, 2.170 metros de altitud, lo pone en un mojón colocado recientemente. Son las 3 y media de la tarde, buena hora para comer, pues comemos. Con las fotos, que de las vituallas sacó Epi, ya han tenido risas para rato Miguel Ángel y Valerio, los dos "deportistas" del grupo tertuliano cafetil que tenemos formado a través de los años.







9.- Laguna de los Pájaros, 2.170 metros




10.- A las 4h. 5´ levantamos nuestras reales posaderas del lugar y continuamos, dejamos a nuestra izquierda la Laguna de los Claveles, similar en forma y tamaño a la anterior, y a la Laguna Grande de Peñalara llegamos a las 5h. 25´. A lo largo de la bajada, Epi ha tenido la oportunidad de pisar nieve en varias ocasiones, lo que causará la admiración de su madre cuando lo vea en la tele -lleva cámara digital- esto y la chica "tan alta".



11.- La altitud de la Laguna Grande, de origen glacial, es de 2.020 metros. Está acotada para evitar el acercamiento a la misma y facilitar su recuperación -enormemente erosionada por las multitudes que suelen llegar hasta aquí, sobre todo antes que tenía tan cerca el telesilla- Hay una guarda del parque allí mismo circo de Peñalara, sentada y comiéndose una manzana, tan tranquila, no hay nadie, salvo nosotros. Hay enormes manchas de flores amarillas, como también vimos por el camino, las de aquí mismo no son narcisos, sino tipo pequeña rosa silvestre color amarillo, que no levanta 5 centímetros del suelo. Ranúnculas, nos dice que se llaman. Me lo apunto.



12.- Laguna de Peñalara, al fondo.



13.- Paquita, yo, yo misma.

* Podemos volver al Puerto de Cotos, cómodamente y ya de bajada, o -alternativa planteada por Blas- subir al refugio Zabala ¡para ver en perspectiva la laguna! ¡cagoenlá! Epi dice sí, pues para arriba
¡Ganas subir tienen ellos! Y ahí vamos, cuando se oye ¡para, para! igualita que Meri Ingels, la de la Casa de la Pradera, poso y foto.
En el refugio estamos a las 6h. 5´su altitud es 2.078 m., tiene una parte libre, pequeña, y otra más amplia, cerrada a cal y canto. A partir de aquí todo es paseo, 20´después nos encontramos nuevamente en la bifurcación mencionada al inicio y faltando 5´para las 7 de la tarde llegamos a Cotos, fin del recorrido.
Epi está supersatisfecho -superlativo que no suelo usar por el abuso que de él se hace últimamente

PAQUITA

No digas que fue un sueño

Estamos: él, dos hombres, más conocidos de ambos, y yo; cada uno tiene su propia habitación, dando todas al mismo pasillo, enfrentadas dos a dos. En un momento dado salen los dos hombres -a comprar algo- nos quedamos solos y ... nada ...nada.

A las dos noches siguientes mi pareja vuelve al lecho conyugal, abandonado temporalmente en su búsqueda del frío -llevábamos muchos días de intenso calor-, coincidiendo su bajada al sótano con la bajada térmica ¡mira tú!
Leemos algo, como hacemos usualmente, y como es habitual, yo la abandono primero -a la lectura- y él lo hará acto seguido, para, seguídamente -pasarán pocos segundos- entrar a "matar" No pongo objeciones, pero sí puntualizo ¡sin prisas! y será sin prisas ... me toca los pezones, una de las zonas erógenas por excelencia, me besa en la espalda ¡qué sensible es mi espalda! desliza sus manos ... desliza sus manos (la imaginación al poder, lema de las juventudes de mayo del 68, que me pilló pelín joven). Me penetra, pero, como siempre, a mí como que no, que no me dice nada, que qué le vamos a hacer, que yo antes pensaba si era distrofia mía, pero no, en un documental trataban el tema del orgasmo femenino y la poca probabilidad de tenerlo vaginalmente. El argumento era la poca sensibilidad -pocas terminaciones nerviosas- que tenía esa zona del aparato reproductor, precisamente para que los dolores no fueran -más- insoportables en el momento del parto, puesto que ese es el canal de salida del bebé ¡Ángela María!
¡Con que era normal! pues será en lo único. Porque he de reconocer que yo soy atípica, bastante atípica, y a mucha honra. Algo que a mis hijos, de pequeños, les resultaba incómodo y ahora -puede - les envanece, esa mamá distinta del prototipo extendido por todo el territorio nacional.
A lo que íbamos, porque íbamos en busca del orgasmo, estábamos en ello, a través del placer; con lo que cambiamos la postura, abajo, arriba, tranquílamente, armónicamente, su placer será el tuyo al poco, cuando "aquello" empiece a tomar cuerpo, inflamándose por momentos, su contacto con los labios vaginales será total y a través de los sucesivos roces llegaremos ambos al clímax al unísono, algo que sólo sucede esporádicamente -el orgasmo simultáneo- Un descubrimiento, esto de la postura de la misionera, ya lo creo ¡qué de años perdidos, hasta que me sobrevoló la iluminación!
Datos numéricos por si le pueden servir a alguien de referente, dada la poca o nula información que hay al respecto de las mujeres -la de los hombres, pese a haber mucha no me parece nada fiable- Ahí van:
Número de orgasmos en lo que va de año (5 meses) 15, número de los que han sido simultáneos: 7, número de encuentros sexuales: entre 20 y 24, número que coincide con los orgasmos conseguidos por mi pareja (él no falla, ya se lo digo, siempre se lleva la parte del león).
Actualización a 3 de junio (sábado) : esta semana los encuentros han sido diarios -nos afecta el calor, lo llevo comprobado desde hace varios años- mis orgasmos fueron dos, uno de ellos simultáneo con mi pareja, y a él sólo le falló un día, en que sólo le dedicamos escasos minutos, se nos hacía tarde.

Ya lo dijo Andreu Buenafuente, en uno de sus monólogos, el sexo es el primer placer sobre la Tierra ¡y sobre la cama! Sin despreciar otros muchos placeres, y esto ya es mío, como pueden ser los estéticos: disfrutar de la montaña, de la arquitectura, de los libros, hay tantas cosas con las que disfrutar. Sólo es cuestión de dedicarles su tiempo y no hace falta gran cantidad de dinero.

A los Inhibidos, verbal y físicamente, porque no saben lo que se pierden en esta Vida.
Que lo disfrutéis bien. PAQUITA

mayo 21, 2006

Malena

Malena no destacaba físicamente por nada. Ni guapa ni fea, ni alta ni baja, ni rubia ni morena, ni gorda ni delgada, vamos que se encontraba en ese grupo de población que puede pasar inadvertida por el mundo, los "transparentes".
Su baza estaba, porque ella tenía una baza, en las distancias cortas. Ahí no tenía competidora posible. Sus habilidades sociales eran muy superiores a las de la gente que la rodeaba normalmente. Ahí es donde ella adquiría un brillo especial, advertido por todo aquel que tenía la oportunidad de compartir conversación con ella.
Estudió Sociología por las tardes, ya que su incorporación al mercado laboral fue muy temprana. La economía de su familia era débil y Malena era la mayor de cuatro hermanos. La carrera le costó dos años más de los inicialmente previstos, pero ésto no la desanimó, es más le cogió tanto gusto al estudio que al acabar Sociología se encontro como vacía y decidió continuar en la universidad. Dudó entre hacer Psicología o Filología, porque ambas la entusiasmaban poderosamente, optando en el último momento por la primera de ellas, le encantaba analizar a la gente y analizarse. Sus comportamientos, sus actitudes, sus represiones, sus miedos, sus fóbias. Todo ello era para Malena un gran mapa de la personalidad de cada individuo; mapa que se iba llenando con los "accidentes" geográficos que iba descubriendo en las diversas incursiones realizadas en cada territorio de los estudiados.
Su primer territorio fue ella misma, por descontado. Necesitaba conocerse profundamente antes de atreverse a internarse en la jungla particular de cada uno. Ello la posibilitó para ser más flexible con los errores ajenos, al ver los propios, más condescendiente, más transigente, más compasiva, en definitiva.
Todo esto lo advirtio rapidamente Eduardo, tras haber mantenido con ella cuatro largas conversaciones. Conversaciones que se iniciaban a primera hora de la tarde y acababan a altas horas de la madrugada. Conversaciones en las que ambos hablaban sin tapujos, como adultos formados, cultivados. Desde el primer momento simpatizaron.
Eduardo sí que era atractivo físicamente, muy atractivo, tanto que se llevaba las miradas de cuantas féminas le rodeaban. Cercano a los cuarenta años, mantenía la figura atlética de su juventud gracias a que hacía ejercicio tres días en semana, invariablemente, salvo escasas excepciones. Sus rasgos eran de tipo clásico, casi, casi trazados a tiralíneas. De pelo ensortijado y moreno, su tez era también ligeramente morena, dorada más bien. Definitivamente llamaba la atención. Cómo se la llamó a ella en aquella reunión entre amigos comunes que sostuvieron pocos meses antes.
Fue ella la que se le acercó, magnetizada por su cara, su figura, sus movimientos, y ¡gracias al altísimo! no salió decepcionada. Porque había tenido muchas experiencias negativas a este respecto. Sujetos que se veían graciables, en un principio, resultaban torpes verbalmente o ignorantes básicos, con carencias cognitivas estructurales, un fiasco.
Pero no fue eso lo que percibió junto a Eduardo. Él era culto, pero no presuntuoso, él, que se veía adornado por tantas virtudes, no tenía ni un gramo de vanidad, resultaba cercano, amigable, un encanto de persona metido en un recipiente envidiable.
Estaba a gusto con él, disfrutando cada momento que compartían como si fuera único -porque era único- como si fuera irrepetible -porque realmente es irrepetible-. Sus planes no iban más allá de la distancia de seis meses, porque la vida es cambiante, porque no querían sentirse amarrados, porque gozaban de su libertad compartida, sabiéndose no presionados. Ambos habían tenido parejas anteriores y conocían el valor de la palabra libertad, habían sentido cómo les habían utilizado en el sentido utilitario del término, manipulado, expoliado económicamente.
Sí, hacían una pareja estupenda, compenetrada, reforzada, disfrutada.

A los que no le tienen miedo a la Vida y arriesgan, porque la Vida es eso, asunción de riesgos y responsabilidad.

PAQUITA

Esas Pequeñas Cosas

Llegó con tres heridas ¿la del amor, la de la muerte, la de la vida? No ... bueno, sí, pero además con las otras tres, situadas en su nalga izquierda desde hacía exactamente nueve meses, cual gestación; exactamente desde las vacaciones de verano del año pasado, en agosto, como desde muchos años atrás.
Supuso que habían sido picaduras de un mosquito, las tres situadas en línea y en una zona no más grande de cinco centímetros.
Podían haber desaparecido antes, pero, por algún motivo que sólo ella sabía, no había dejado que descansaran en paz. No más aparecía la costra sobre la herida allí estaban sus uñas para levantarla, una y otra vez. Así fue durante meses. No les ofrecía tregua alguna.
Muchas veces se hizo el propósito de dejarlas tranquilas, se lo repetía una y otra vez, pero nada, vuelta a empezar.
Era superior a su voluntad, o ¡quizás! su voluntad era otra. Para ella eran un recordatorio, algo que nada tenía que ver con su origen, pero que la remontaban a otros tiempos. Tiempos en que todo fue más puro, más inocente, menos perverso.
La realidad es a veces obstinada, se empeña y se empeña y nada puedes hacer por subvertir el orden establecido. Ese orden que tú no aprecias, que casi, casi, desprecias, ese orden alienante, frustrante, castrante. Que no permite al individuo ser el mismo, sino seguir un patrón predeterminado. Predeterminado ¿por quien? obligatorio ¿por qué?
Se nos supone seres racionales, animales racionales, que nos distinguimos del resto del reino animal precisamente por eso, por usar la razón, el raciocinio. Esa capacidad para pensar por tu cuenta, analizar por tu cuenta, discernir entre diferentes opciones la que más se aviene a tus parámetros, los por tí elegidos, sólo por tí. Rey en tu reino privado, éste en el que nadie puede intervenir -ni debe intervenir- salvo que hayas hecho dejación de ti mismo y te hayas puesto en manos de ... ¿en manos de quien te has puesto? Opinión que has valorado más que la propia.
Si ese es tu caso, que Dios -la Naturaleza- te encuentre confesado.

A los valientes. PAQUITA