7/3/2025
Querida comunidad contextataria:
Mañana es 8 de marzo y, como todos los años, nosotras aprovechamos la ocasión para insistir en que el feminismo es el único camino hacia un mundo más amable, más habitable para todas, todos y todes. Convertirlo en un instrumento político para adornar campañas que refuerzan este sistema ultracapitalista y patriarcal es deleznable, igual que lo es dejar de lado a las mujeres más vulnerabilizadas y aprovechar su lucha para ampliar privilegios blancos, ricos y cisheterosexuales a su costa. Precisamente ese es el enfoque del manifiesto publicado por la Comisión 8M de Madrid y titulado, de forma muy significativa, “Feministas antirracistas, ¡a las calles! Nos va la vida en ello”.
La socióloga Daniela Lagos Chávez, portavoz de la comisión, ha escrito un artículo profundizando en la necesidad de ese “enfoque interseccional no solo para analizar las múltiples discriminaciones, sino también para reflexionar sobre nuestra posición con respecto a los patrones del sistema dominante, incluyendo los feminismos blancos hegemónicos”.
Las redes sociales han contribuido enormemente a la normalización de unos estándares que no pueden estar más lejos de la mencionada interseccionalidad. “Más de la mitad de las jóvenes afirmaban que las mujeres que ven en redes sociales tienen un perfil claro: son ricas y delgadas, y por supuesto, blancas y sin ninguna discapacidad”, relatan Paula Ruiz y Érika Bejerano en una pieza muy crítica con las presiones que todo aquello genera.
Uno de los debates más complejos en el seno del movimiento feminista tiene que ver con la utilización del hiyab por parte de muchas mujeres musulmanas. Leer a Laura Mijares ha aclarado la mayoría de mis dudas. Es profesora del Área de Estudios Árabes e Islámicos en la UCM y afirma que el rechazo que nos genera el uso del pañuelo se explica por “la existencia de un sentido común hegemónico que reduce la identidad de las mujeres musulmanas a un estereotipo de pasividad y falta de agencia”.
La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca ejemplifica la violenta reacción antifeminista que sacude el mundo. Esta semana tenemos un interesante texto de Diana Cariboni –publicado originalmente en Open Democracy– en el que repasa la historia de detenciones ilegales y torturas en Guantánamo, prisión en la que Trump ha prometido reactivar algunas de las peores prácticas en pos de su agenda racista.
Más ofensiva reaccionaria en el mundo. En este caso, Alberto Mesas analiza el renacer del nacionalismo identitario en los y las jóvenes de los Balcanes: “El legado de las guerras yugoslavas sigue presente en la fragmentación política y social, y la educación es uno de los principales mecanismos para perpetuar las narrativas nacionalistas”.
En medio de toda esta oscuridad, el Oscar a mejor documental logrado por No Other Land es un asidero de esperanza. Dirigido por Yuval Abraham y Basel Adra, se centra en la comunidad palestina de Masafer Yatta, en la Cisjordania ocupada, y “ofrece un relato sin filtros y profundamente personal de la resistencia palestina diaria frente a la opresión militar israelí”. Las palabras son del reportero gazatí Mahmoud Mushtaha, nadie mejor que él para opinar sobre la obra.
En España, la ignominia de Carlos Mazón y del PP están alcanzando cotas insoportables. El president de la Generalitat Valenciana continúa cambiando su versión de los hechos para justificar las negligencias que se cobraron la vida de 224 personas durante la DANA. En este texto, Gerardo Tecé demuestra que son sus propias declaraciones y titulares los que delatan una dejación de funciones criminal.
Gracias al propio Tecé hemos conocido también que, este jueves, el agregador de noticias Menéame censuró una información en la que se relacionaba a Martín Varsavsky, empresario hispanoargentino y principal accionista del portal web, con la agenda del depredador sexual Jeffrey Epstein.
La catástrofe que sacudió el País València no es un hecho aislado. Se enmarca en una crisis climática entre cuyas consecuencias destaca, por su gravedad, el calentamiento de las aguas: “Desde que hay registros, sólo ha habido dos años en los que la temperatura del mar del planeta entero haya estado por encima de los 21ºC a estas alturas del año: el imborrable 2024 y este 2025”. Lo cuenta Juan Bordera.
Por su parte, Antón Losada ve con desazón la pasividad del Gobierno con respecto a la actitud de abusón de patio de colegio con la que se pavonean los EEUU de Trump. En su columna pide a las autoridades políticas “ponerse al volante para que no acabemos comprando el relato trumpista, según el cual Ucrania y Europa estamos en deuda con USA”.
Vamos con la sección cultural. En esta entrevista de Guillermo Martínez Valdunquillo a Vicente Monroy, autor de Breve historia de la oscuridad, se propone una reflexión muy interesante: Monroy invita a ver la historia del cine no como “lo que ocurre en el interior de la pantalla”, sino como “lo que ocurre en el interior de la sala”; es decir, como “una historia de la gente”.
¿Habéis visto The Brutalist? Sea cual sea la respuesta, este texto de Adrián Massanet quizá os haga pensar en cómo nuestra opinión sobre las obras culturales está determinada por lo que las grandes críticas dicen de ella. El autor habla de “miedo a oponerse a la apisonadora de la mayoría”. Sobre The Brutalist, opina –con argumentos– que es una película “tediosa”.
Antes de despedirme, me gustaría recomendaros encarecidamente que leáis la carta a la comunidad que recibiréis mañana, sábado 8 de marzo. La escribe Vanesa Jiménez, directora adjunta de CTXT, y en la redacción todas coincidimos en que es lo que necesitábamos leer para este 8M.
Como siempre, tenéis más Contexto en nuestra portada, y a nosotras al otro lado de info@ctxt.es. También podéis seguirnos en Bluesky, YouTube, Telegram, Instagram, Mastodon y TikTok para estar al tanto de toda nuestra actividad.
Un abrazo,
Diego Delgado
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PERROFLAUTAS DEL MUNDO: El Roto: el silencio de los intelectuales