Raúl Bocanegra Sevilla -
El estudio, de un catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla, aconseja que se anulen los permisos ya concedidos para nuevos vertidos al río hasta que se evalúe el impacto de los metales en el estuario.
Campos de arroz en las marismas del Guadalquivir. Archivo.
Un nuevo informe independiente, elaborado por un catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla, Jesús M. Castillo, alerta de que los niveles de contaminación en sedimentos del río Guadalquivir debido a la actividad minera "son elevados, especialmente para Cu (cobre), Cr (cromo), Ni (níquel) y Pb (plomo)". El trabajo, que se une a otros dos que ya alertaron del riesgo de nuevos vertidos al río, añade que esto conlleva "efectos ecotóxicos".
El estudio, al que ha tenido acceso Público, analiza los datos del seguimiento de la concentración de metales en los sedimentos que reciben vertidos, legales, de la Mina Cobre Las Cruces. "Existen —recoge el catedrático Castillo- múltiples relaciones entre la actividad de la Mina de Cobre Las Cruces y las características de las aguas de su vertido al Estuario del Guadalquivir y las concentraciones de metales en los sedimentos, al menos, en la zona de vertido y hasta 2.500 metros aguas abajo".
El trabajo expone con claridad que más vertidos procedentes, además de Las Cruces, de una nueva mina en Aznalcóllar, un proyecto en el punto de mira de los ecologistas y que genera inquietud en sectores sociales y económicos que necesitan un río sano, podrían ser contraproducentes.
"En vista de los resultados de este estudio —se lee en el informe— y aplicando el principio de Precaución, deberían de anularse los permisos ambientales concedidos para los dos nuevos vertidos mineros al Estuario del Guadalquivir, por parte de las minas de Cobre las Cruces y Aznalcóllar-Los Frailes, hasta que se estudie en detalle el comportamiento de los metales en el estuario, incluyendo a los sedimentos y la biota [flora y fauna], así como las posibilidades de aplicar sistemas de depuración más exigentes que el aprobado hasta el momento".
El estudio también hace una suerte de reproche a la Junta de Andalucía, a la que insta a ejercer la labor de "vigilancia ambiental" con "diligencia". Asegura además que el Plan Hidrológico del Guadalquivir "contempla que las masas de agua contaminadas en sus sedimentos por la Mina Cobre Las Cruces tendrían que mejorar su calidad ambiental en 2027".
Actividad y metales
En el estudio se aportan las siguientes reflexiones y datos para apuntalar la tesis de los vínculos entre la contaminación del río y el resultado del desarrollo del proyecto minero. "Las concentraciones de [metales] en los sedimentos superficiales del estuario del Guadalquivir disminuyeron abruptamente a inicios de 2019, justo tras el colapso accidental de la corta minera y la parada de la actividad extractiva. [...] A partir de julio de 2019, cuando la Mina de Cobre Las Cruces retomó la actividad tras el derrumbe, se registró un aumento de las concentraciones de [metales]".
Posteriormente, en 2021, "cuando la Mina de Cobre Las Cruces comenzó a extraer metales de las escombreras, se registró un nuevo aumento de las concentraciones de [metales]". "Cambios importantes en la actividad minera —se argumenta en el informe— se reflejaron claramente en las concentraciones de metales en los sedimentos del Estuario del Guadalquivir".
"Estos resultados establecen una conexión clara entre las actividades mineras y la contaminación por metales y metaloides potencialmente tóxicos en el Estuario del Guadalquivir", remacha el trabajo. "En concreto, esta contaminación —se añade— se ha detectado claramente en los sedimentos estuarinos, donde las concentraciones de metales fueron elevadas: [...] estudios previos describieron que estas altas concentraciones de contaminantes conllevaron efectos ecotóxicos para una amplia gama de organismos acuáticos".
Interpretación "no real"
El catedrático discute también la idoneidad de los vertidos mineros autorizados hasta la fecha por la Junta de Andalucía: "Lo han sido asumiendo los modelos y los estudios de impacto de las compañías mineras que no tienen en cuenta las condiciones específicas de hidrodinámica y fisicoquímica del estuario del Guadalquivir".
"Según las compañías mineras y la Junta de Andalucía —añade el trabajo—, los metales estarían disueltos en el agua del Estuario y se diluirían hasta salir al Golfo de Cádiz por la boca del Estuario. Sin embargo, esta interpretación no es real"
"Una de las claves —se argumenta en el trabajo— para analizar adecuadamente los impactos ambientales potenciales de vertidos de metales a un estuario son sus comportamientos físico-químicos. Gran parte de los metales se unirían a partículas de arcilla y materia orgánica en suspensión en las aguas del Estuario del Guadalquivir. [...] Sabemos que la zona interior del estuario del Guadalquivir se comporta como un fondo de saco donde domina la sedimentación del material en suspensión".
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