marzo 09, 2025

La pastora que mantiene sola un rebaño de 500 ovejas en Maceda: «Non quero renderme»

 UXÍA CARRERA   18/1/2025

A los 54 años, Pilar Suárez, veterinaria y ganadera, prevé aumentar el número de cabezas porque defiende el potencial del sector ovino

Pilar es veterinaria de formación y heredó el rebaño de su padre hace 12 años MIGUEL VILLAR


Pilar Suárez es veterinaria. Estudió la licenciatura en León y trabajó en el saneamiento público de explotaciones de toda la provincia. Convivió no solo con los animales de los demás sino con los miles que tenía en casa. «Sempre estiven relacionada ca explotación familiar, gustábanme máis as vacas pero na casa meu pai tiña ovellas, era o que había», bromea. La ganadera destaca que Galicia no tiene mucha tradición de ovino y tampoco la comarca de Maceda. Quienes tenían ovejas en casa era en rebaños pequeños como complemento a la producción vacuna o de leche. Sin embargo, su padre fue de los primeros que decidió vender las vacas para apostar por las ovejas, de raza mestiza. En el 2013 falleció y Pilar no dejó que el rebaño desapareciese. En aquel momento heredó 900 animales y durante unos años compaginó el trabajo como veterinaria con la explotación. Separada y con un hijo, llegó un punto en el que fue imposible compatibilizar todo. «Quixen que isto non morrera porque os grandes rabaños estanse acabando, practicamente non quedan», apunta. Tan solo se le viene a la mente el de otro vecino de Maceda, que tiene el grupo más grande de ovella galega, con 600 cabezas, y está a punto de jubilarse.

El principio de su etapa como ganadera no fue fácil. Pilar relata que tuvo problemas sanitarios «bastante fortes» y un año decidió no recriar, lo que todavía le pesa porque hay un porcentaje alto de mortalidad. «Comprei rabaños dúas veces e parecía que viñan sas; cando chegaron aquí non padecían pero si o transmitiron», recuerda. Su rebaño menguó hasta las 500 actuales. Sigue siendo uno de los más numerosos de Galicia. Pilar asegura que el sector ovino «ten moito potencial pero non tiran del para que saia».

Por una parte, los animales son casi «bombeiros». Limpian y mantienen en buenas condiciones el monte, algo que, incide Pilar, es muy valorado actualmente por las administraciones. Por otra parte, asegura que en los últimos años ha mejorado el precio de la carne. Confiesa que la demanda es minoritaria con respecto al consumo de vaca, cerdo o pollo. El cordero se compra sobre todo en fechas puntuales, como fue recientemente la Navidad, el entroido o épocas de fiestas como bodas y bautizos. Sin embargo, al ser pocos los ganaderos dedicados al sector pueden beneficiarse más del precio. «Os que quedamos espero que poidamos vivir algo mellor disto», asume. Ella trabaja con un solo tratante de Pontevedra y comercializa la carne para toda Galicia. Aun así, la ganadera defiende que desde las administraciones se podría intervenir más por un precio digno de la carne para que la dependencia de las subvenciones fuese menor. «É imposible vivir sen axudas pero eu querería vivir só do meu traballo», sentencia. Pese a haber pasado una época complicada, Pilar confía más en el sector ovino y está trabajando para aumentar más el rebaño.

Mastines, vallas eléctricas y un pastor para intentar evitar los ataques del lobo

Durante muchos años, la vecina de Maceda atendió sola a su rebaño en Cimadevila. Ahora cuenta con un trabajador tras una difícil búsqueda. Para una persona es complicado atender a 500 animales a diario, sobre todo teniendo en cuenta los recientes ataques del lobo. Pilar ya sufrió tres. En el más grave perdió 25 ovejas«Foi nunca finca cerca da granxa, a plena luz do día, ás dúas da tarde, cando non estaban os mastíns». En otra ocasión le mataron cinco machos y, una tercera vez, otros tres.

Solicitó las ayudas existentes para tomar medidas de protección. Cuenta con una red electrificada con pastores, tiene tres mastines por los que recibe 200 euros para pienso y también se le concedió la subvención para contratar a una persona que acompañase a las ovejas. Tuvo un pastor el año pasado y este continuará. Para ella, la herramienta más eficaz hasta el momento fueron los mastines. «É complicadísimo encontrar xente incluso para ser pastor», asume Pilar. Así que ella acude cada día a la explotación aunque sea para asegurarse de que todo está bien. Entiende la falta de relevo generacional en las granjas porque estar al frente es un trabajo diario, pero cree que para los empleados contratados las condiciones han mejorado mucho. «Teñen horario, vacacións e extras como calquera persoa», apunta. Aún así, en el campo sigue siendo un factor clave la vocación. Tanto por el sector primario como por la propia vida en el rural. Ella al menos ve facilitado su trabajo al ser veterinaria, ya que puede atender a sus animales. En toda Galicia solo hay un profesional especializado en ovino por las agrupaciones de defensa sanitaria.

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CTXT. Israel: de la política de guetos a la solución final. Por José Antonio Martín Pallín 



marzo 08, 2025

Sarah Blaffer Hrdy, antropóloga: “Hemos tenido que llegar al siglo XXI para que los hombres convivieran de cerca con los bebés y se viera su potencial”


ENRIQUE ALPAÑÉS    27 ENE 2025.

En su nuevo libro sobre la crianza masculina, la científica explica cómo el feminismo, el biberón y los derechos LGTBIQ+ han moldeado los cerebros de los padres


La antropóloga y primatóloga Sarah Blaffer Hrdy   A. H

Sarah Blaffer Hrdy (Dallas, Estados Unidos, 78 años) es primatóloga y antropóloga. También es abuela. En 2014 se mudó 10 días a casa de su hija Katrinka a ejercer como tal. Y lo que vio allí la impactó. Katrinka trabajaba en un colegio privado en el que le dieron muy pocos días de permiso parental. Su marido, Dave, estaba en un colegio público con mejores condiciones. Así que él ejerció de principal cuidador del pequeño. “Fue la primera vez que vi a un hombre totalmente inmerso en la crianza de un bebé, de una forma que nosotros venimos a llamar maternal”, recuerda ella en su libro. Blaffer había estudiado la paternidad en simios. En los años ochenta escribió una tesis en la que documentaba el comportamiento de los monos langures, que matan a las crías ajenas para fecundar de nuevo a las hembras con sus propios genes. A finales de los noventa escribió el libro Mothers and Others, donde explicaba que los seres humanos son criadores cooperativos y señalaba el rol de la madre y la comunidad en la crianza.

Blaffer se preguntó cómo encajaba el comportamiento de su yerno en todo esto. Y se planteó escribir un libro sobre la paternidad en humanos. El resultado es El padre en escena (Capitan Swing) un ensayo a medio camino entre la neurología, la antropología e incluso la política. Solo desde este prisma se puede entender la particular relación entre hombres y bebés.

Los descubrimientos del siglo XX sobre vínculo afectivo ente madre e hijo no llegaron a demostrar que las mujeres fueran el único sexo capacitado para cuidar de los bebés, explica la autora, pero esto encajaba tan bien con lo que la gente tenía asumido que no se cuestionó. Su libro lo hace. Plantea que la selección sexual de Darwin no es suficiente para explicar el apareamiento en humanos, que también se guían por la selección social. En el Pleistoceno, cuando empezamos a vivir en grupo, tener prestigio social empezó a ser más importante que ser más fuerte para tener acceso a la cópula. Asegura también que el hombre tiene los mismos circuitos neuronales que despiertan en la mujer un instinto maternal. Solo había que desempolvarlos. Las mismas áreas cerebrales se iluminan si el padre pasa suficiente tiempo con un bebé y se convierte no en una ayuda, sino en cuidador principal. Por eso, dice, solo en el siglo XXI, con los avances modernos, se han rescatado unas características de nuestra especie largo tiempo ocultas. El feminismo, la adopción de parejas del mismo sexo, el permiso paternal o el biberón han cambiado el cerebro de los padres. Su libro narra la historia de una relación casi única en la naturaleza, la de hombres y bebés. Pero también es una constatación de cómo la cultura puede modelar la biología.

Pregunta. ¿Qué pasa en el cerebro de los hombres cuando están cerca de un bebé? ¿Qué tipo de cambios hormonales sufren?

Respuesta. Esa para mí fue la mayor sorpresa del libro. Lo comprobé de primera mano cuando vi a mi yerno cuidando de su bebé. Estaba tan absorto, tan dedicado y tierno como lo estaría una madre. Fue eso lo que me empujó a escribir este libro. Los hombres responden ante la presencia de un bebé, cambian cuando pasan mucho tiempo cerca de él. Los circuitos neuronales para responder como una madre están en ellos, pero silentes. Es un potencial que no estaba siendo activado. Hemos tenido que llegar al siglo XXI para que los hombres convivieran de cerca con los bebés y se viera. Es la primera vez en la historia de la humanidad en la que dos hombres están criando a un bebé desde su nacimiento sin ninguna mujer involucrada [en la crianza]. Y gracias a esto hemos visto cómo se iluminan porciones del cerebro realmente maternales, antiguas y ancestrales en esta zona.

P. La paternidad es biológica, pero también cultural.

R. Sí, y el comportamiento cambia mucho más rápido que la biología. Esta es una de las razones por las que creo que la crianza de los hijos en humanos es tan flexible. Las madres pueden estar más o menos ligadas dependiendo de sus circunstancias, pero su caso es distinto. Las mujeres van aumentando sus niveles de prolactina y estrógenos durante la gestación. Y al nacer, los neuropéptidos y la oxitocina participan en el desencadenamiento de las contracciones del parto. Así que ya se sienten muy afiliadas al bebé cuando nace. Y después, con la lactancia, aumentan la oxitocina y la prolactina. Así que sí, están más ligadas al bebé cuando llega. Pero esta relación es más facultativa en los padres. Ellos no tienen un instinto paternal como lo tiene, digamos, un mono búho, que quiere cuidar a ese bebé por encima de todo. Este se desarrolla con el contacto.

P. Cuando comentó a sus colegas que estaba escribiendo un libro sobre el potencial de los hombres como padres, estos bromearon con que sería un libro muy corto. Al final El padre en escena tiene más de 500 páginas...

R. Bueno, yo soy conocida por escribir libros bastante largos. Y además, la suposición inicial de la mayoría de personas que estudian a los humanos y otros mamíferos, es que el trabajo de crianza recae solo en las madres. Solo el 5% de los mamíferos tienen cuidados parentales. E incluso menos tienen el tipo de cuidado que vemos en los humanos, donde los machos están con la cría casi todo el tiempo.

P. ¿Por qué los mamíferos somos tan malos padres?

R. La madre está allí cuando nace el bebé, es seguro que ella es la progenitora. Y quién sabe dónde estará el hombre en ese momento. Una vez iniciada la lactancia, el bebé se apega a ella y ella se compromete con él. Los pájaros no lactan. Los machos pueden llevar comida al nido igual de bien que las madres. Y lo hacen, el 10% de las aves tienen cría cooperativa. La nuestra es una especie donde la ayuda a la crianza es aún más amplia, cualquier miembro del grupo, aunque no sea el padre genético, puede ayudar a cuidar y proveer a los bebés, cosa que no sucede con las aves. Los humanos se habrían extinguido en el Pleistoceno si no hubieran compartido alimentos de manera bastante rutinaria. Es algo que seguimos teniendo grabado, cuando viene un invitado a casa le damos lo mejor que tenemos. Compartimos comida y las personas que no comparten son vistas como tacañas. Esto es muy importante para el Homo sapiens y lo fue antes para el Homo erectus, lo ha sido siempre.

P. Pero somos una excepción dentro de nuestros familiares más próximos. ¿Cómo evolucionó el hombre de forma diferente?

R. Los chimpancés, por ejemplo, cazan. Y un macho dominante puede dejar a regañadientes que un aliado muy importante obtenga un trozo de carne, pero no lo comparte de forma rutinaria. Los seres humanos son únicos entre los primates en el sentido de que el aprovisionamiento de otra persona es una rutina. Machos y hembras comparten alimentos vegetales y carne. Un estudio sobre los Hadza [una tribu de cazadores recolectores en Tanzania] vio que cuando los hombres cazan algo grande, lo comparten con todos. Y el cazador no necesariamente obtiene un trozo más grande que los demás. El fanfarronear está mal visto, nadie quiere ser un pez gordo. Y si te comportas como tal, la gente empieza a cotillear sobre ti, a criticarte. Incluso te pueden expulsar del grupo o, en casos raros, ejecutarte.

P. Es lo que se ha llamado selección social, una teoría que usted recuerda para matizar o completar la selección sexual de Darwin.

R. No quiero decir que la teoría de la selección sexual esté mal, pero creo que Darwin se centró demasiado en ella. En los años ochenta se prestó mucha atención a la elección femenina, donde las hembras elegirán al macho que gana la pelea. Pero esto no es así para el ser humano desde el Pleistoceno. Entonces, para sobrevivir, nos volvimos mucho más interdependientes y teníamos que confiar los unos en los otros para salir a cazar juntos, para dividir el trabajo y colaborar. Y en este contexto se da la hermosa paradoja de que los hombres compiten para ver quién es más sociable, más cariñoso. Darwin se centró únicamente en la selección sexual. Pero, en los humanos, esta selección social se vuelve mucho más importante, tenemos que preocuparnos de lo que otras personas piensen de nosotros. Y eso se remonta a cómo nos criaron cuando éramos bebés.

P. ¿Eso significa que no es el más fuerte quien va a encontrar pareja, sino el más majo o el mejor padre?

R. En parte. Ser cariñoso da prestigio social. Hace años, a los hombres les avergonzaba cambiar un pañal o cuidar a los bebés. Si lo hacían, eran considerados unos débiles, poco varoniles. Según estos estándares de masculinidad, siempre hay que ser fuerte y estar al mando y no se pueden mostrar sentimientos. Y con esta idea de masculinidad, no hemos hecho ningún favor a los hombres. En su libro Muertes por desesperación y el futuro del capitalismo, el premio Nobel, Angus Deaton, junto con su esposa, la economista conductual, Dan Casey, reflexionan sobre estas muertes, causadas por suicidio o sobredosis. Tres de cada cinco víctimas son hombres.

Pero en los últimos años las cosas han cambiado. Hubo una macroencuesta en Estados Unidos, en 2010, en la que se entrevistó a 20.200 hombres. Y poco más de 2.000 de esos hombres vivían en la misma casa con niños menores de cinco años. Nueve de cada 10 dijeron que habían cambiado un pañal o habían alimentado o lavado a su bebé en la última semana. Incluso si esos hombres estuvieran exagerando, esto muestra que nuestros estándares de masculinidad se están relajando, los hombres no tienen miedo de mostrarse como buenos padres, lo buscan. Las camisas de fuerza del género se han aflojado. Ahora hay más formas de ser hombre, de ser mujer, la homosexualidad está aceptada y nuestros estándares de roles de género se están relajando… Bueno… Quizá ahora no tanto. Ha habido una reacción violenta a estos cambios y en mi país está sucediendo ahora mismo. Es muy doloroso. El caso es que era mucho más optimista cuando comencé este libro, hace más de 10 años.

P. Si la forma en la que entendemos la paternidad es cultural, las cosas pueden cambiar. Podemos retroceder.

R. Yo se lo digo a mis hijas, por ejemplo, no hay que dar por sentados los derechos reproductivos. Pensábamos que estos cambios estarían aquí para siempre, pero si analizamos la historia cultural humana, vemos que no es así. Mucho antes de todas estas tendencias patriarcales en la Iglesia católica y en Medio Oriente, en el Pleistoceno, las sociedades eran más igualitarias. No estoy diciendo que las mujeres fueran dominantes ni que fueran sociedades matriarcales, pero tenían más autonomía reproductiva y residencial que en ciertos lugares. No sé si has visto los titulares del Washington Post en el último mes sobre bebés abandonados en contenedores de basura en Texas. En Estados Unidos el aborto ya no está garantizado, hemos hecho que los métodos anticonceptivos fueran difíciles de conseguir. Destruimos la autonomía reproductiva y este es el resultado.

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LNC La historia de ‘las Cainejinas’, premio Igualdad y Mujer 2024

    20/01/2025

 Ana Isabel Martínez de Paz y su documental ‘Pioneras de la montaña’ ha sido reconocida con este galardón que concede la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada


Fotomontaje de Ana Isabel Martínez de Paz con la imagen de ‘la cainejina’ que primero subió al Naranjo de Bulnes, María Isabel Pérez, y la ruta que siguió.

La historia de 'las Cainejinas', premio Igualdad y Mujer 2024

Entre pioneras anda el juego, podría ser el titular de la noticia feliz para el 
montañismo leonés.  Pues si la historia de dos pioneras leonesas ha sido 
reconocida y premiada, la autora del documental que la recoge sería la tercera 
pionera. 

Las dos pioneras son las llamadas popularmente ‘Las Cainejinas’ —por ser ambas nietas del famoso Cainejo— y que fueron las que siendo casi unas niñas (18 años)fueron las primeras mujer en ascender el mítico Naranjo de Bulnes, el Urriello o el Picu, que todos los nombres responden al mismo pico y a la misma leyenda. Las dos primas carnales realizaron esta gesta con tan solo una semana de diferencia, el 31 de julio de 1.935 lo hizo María Isabel Pérez Pérez, y el de agosto de 1.935 repitió gesta Teofila Gao Pérez.

«La primera en ascender fue María Isabel, por la vía del Paso Horizontal, en la cara sur, en compañía de  su tío y del guía Alfonso Martínez. Tenía solamente 18 años, y utilizaron la cuerda para asegurarse en algún paso determinado. Una semana más tarde sería Teófila Gao Pérez, lo hace también por el Paso Horizontal, con su padre y con dos vecinos de Bulnes, con la particularidad de que no se aseguran con la cuerda, porque no la tienen. Descienden por el mismo itinerario», recuerda Martínez de Paz, quien también ostenta un importante récord al ser la primera mujer en subir cien veces —en la actualidad ya los ha hecho algunas veces más—la misma cima que Las Cainejinas

Tiene además Martínez de Paz otra faceta, la de historiadora y divulgadora de la importante y olvidada historia de la mujer en la montaña. En esa ‘misión’ es autora del documental ‘Pioneras en  la montaña’, en el que tienen un importante papel las dos montañeras de Caín, nietas de El Cainejo, que con Pedro Pidal, El Marqués de Villviciosa, fueron los primeros hombres en ascender el pico que marca la historia de esta familia:El Naranjo de Bulnes. 

Yese trabajo documental acaba de lograr un importante reconocimiento, el Premio Igualdad y Mujer 2024 que concede la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada y cada año se entrega en el Consejo Superior de Deportes pero este año aún no se ha hecho por estar el organismo federativo inmerso en un proceso electoral. Se señala en el reconocimiento que en el documental «se da voz a mujeres pioneras de la montaña. El premio va dirigido a aquellas dos jóvenes que en 1.935 se convirtieron en las primeras mujeres en alcanzar la cima del Pico Urriello o Naranjo de Bulnes, María Isabel Pérez y Teófila Gao (ambas fallecidas)dando inicio al alpinismo femenino español».

Señala Martínez de Paz la necesidad de reivindicar estas dos figuras pues incluso en la Federación de Montaña a nivel nacional «alucinaron al conocer la gesta de estas dos leonesas, que algunos conocían de manera superficial y otros la desconocían»por lo que creo que es importante el premio y todo lo que se haga porque lo que hicieron ‘las cainejinas’ es algo único en el mundo y no podemos los leoneses dejarlo caer en el olvido. Tiene que ser un orgullo para todos, al menos así lo veo yo y así recibo el reconocimiento».

Señala además Ana Isabel el interés en que el documental, el reconocimiento y todo lo relacionado con ello se quede en «algún espacio público de Valdeón relacionado con Picos de Europa, para que esté a la vista de todos los visitantes y, sobre todo, para que todos los que vengan al valle conozcan la historia y la gesta de estas dos mujeres irrepetibles» pues se muestra convencida de que lo son, irrepetibles, «pues ya no queda gente de esa pasta».

Además muestra la divulgadora su esperanza de que «el reconocimiento sirva de motor para que se pongan en marcha nuevas ideas e iniciativas a su alrededor, encaminadas a defender la cultura de la montaña, la presencia de la mujer, no solo en la montaña, sino en todo el ámbito rural». 

En esa labor divulgadora de la montaña tiene este lunes Martínez de Paz —junto a Isidoro Cubillas, Álvaro Ramos y Diego Rodríguez—una cita en el Auditorio de León en unas jornadas de difusión de la montaña con 1.500 adolescentes leoneses, una actividad organizada por José Luis Lorente y otros profesores del IESEras de Renueva de la capital leonesa.  

COMENTARIOS: 

22/1/2025  ALVARO: https://www.diariodevalderrueda.es/texto-diario/mostrar/5145210/maria-isabel-perez-teofila-gao-primeras-mujeres-subir-cima-naranjo-bulnes

ALVARO: La de Teofila, prima de la primera, fue una escalada sin cuerda. Hace 90 años. Ahí es nada

BLAS: Toda mi admiración por Mª. Isabel y Teófila y por el abuelo de ambas, todos del pueblecito  de Caín, (Razón del  apodo de El Cainejo)

 ANA: La pena es que se haga el reconocimiento tan tarde... cuando ellas ya no están. Y, jobar con la TeÓfila... sin cuerda, ¡menudos ovarios!

marzo 07, 2025

CTXT. Carta a la comunidad 390 | Nuria Alabao: Aprendizajes de EEUU: fortalecer el activismo ante el trumpismo y la deriva autoritaria

 1/2/2025

Querida comunidad:

 

Amigos estadounidenses escriben estos días sobre su tristeza y desesperación tras la toma de posesión de Trump. En poco más de una semana, los decretos firmados por el nuevo presidente de derecha radical han supuesto un duro golpe para los migrantes indocumentados y sus redes de apoyo, para los beneficiarios de ayudas sociales que temen quedarse sin ellas –aunque esa medida ha sido, temporalmente, suspendida– y para las personas trans que ya están sufriendo un recorte radical de sus derechos. Muchos trabajadores públicos ven peligrar sus puestos de trabajo y los sindicatos ya aguardan el próximo ataque. Trump también amenaza las políticas de discriminación positiva que, aunque muy criticadas por los movimientos de emancipación, dibujan una alternativa mejor que la que ahora se plantea. Tanto el paquete de medidas presente como las que el presidente guarda en un cajón auguran un futuro inquietante, sobre todo para los que ya luchan por sobrevivir. Quizás este Gobierno también implique el envalentonamiento de los neofascistas y el escuadrismo de calle que Trump ya alentó en su primer mandato.

 

        Ante este escenario de desesperación, la depresión y el miedo pueden resultar paralizantes. No son buenos lugares desde los que resistir, y mucho menos avanzar. La activista Angela Davis ha tenido que recordar en un acto público que «si echamos la vista atrás a las luchas por la justicia y la igualdad, descubrimos que no suele haber momentos propicios para las luchas. Siempre nos hemos enfrentado a oleadas de conservadurismo. Y, aunque no podemos crear las condiciones para las luchas en las que participamos, podemos aportar nuestra determinación. Podemos aportar nuestra visión de un futuro mejor».

 

        No, no siempre se han dado las condiciones propicias para las luchas, como señala Davis. Pero los momentos de mayor ofensiva autoritaria han generado históricamente fuertes respuestas colectivas. Desde las redes de refugio para esclavos en la época de la resistencia abolicionista –el llamado Ferrocarril Subterráneo del siglo XIX–, la desobediencia civil masiva contra las leyes segregacionistas o los Black Panthers y su concepto de «supervivencia pendiente de la revolución». Más allá de Estados Unidos los ejemplos son infinitos y podemos recordar la resistencia antinazi en Europa, las diversas intifadas palestinas o la lucha contra el apartheid en Sudáfrica. Eran también situaciones en muchos sentidos peores que la actual.

 

        El escenario estadounidense y los debates que ahora se están produciendo en los movimientos sociales alumbran importantes lecciones para pensar nuestro contexto. La primera es la de no aceptar nunca la derrota. La segunda es que este nuevo escenario implicará que estas luchas quizás tengan que ser más osadas, partan o no de esta esperanza. (A veces el activismo es la mejor manera de vivir, simplemente, con o sin Trump, o se lucha porque todo podría ir a peor.) Dean Spade, otro activista y profesor de Derecho a quien entrevistamos en este mediodecía hace poco en redes:

 

        «La gente va a necesitar saltarse muchas normas y leyes para sobrevivir a este periodo. Vamos a tener que esconder a la gente de la policía y de las fuerzas de inmigración. Vamos a necesitar interrumpir las industrias ecocidas y de guerra que están destruyendo el planeta y matando a gente, y conseguir medicamentos y procedimientos médicos que se han vuelto ilegales bajo esta nueva Administración. Ya estamos haciendo muchas de esas cosas, pero vamos a requerir de mucho más porque va a producirse más opresión, más criminalización de la supervivencia básica de las personas en nuestras comunidades. Vamos a requerir defendernos unos a otros de los desalojos. Vamos a tener que hacer frente a la policía, por ejemplo para evitar que echen a la gente que duerme en la calle. Es decir, tenemos que hacer todo esto para sobrevivir, lo que requiere confiar en los demás y aprender a ser dignos de confianza, algo que no creo que tengamos ahora mismo».

 

        Se dibuja aquí una guía para la acción propicia a unos tiempos de oscuridad. Estas acciones que, sin duda, exigirán construir las relaciones de confianza que Spade reclama y que permiten asumir riesgos y defenderse colectivamente. Si la supervivencia de muchas personas bajo la Administración Trump puede depender de estrategias de desobediencia civil y apoyo mutuo, es imprescindible contar con estructuras capaces de resistir a la represión. Quizás una parte de los movimientos sociales de ese país en ocasiones ha estado –como lo está también aquí– muy centrada en disputas internas, cruces de acusaciones o se ha visto atrapada en formas de política moralista que no ayudan a la construcción de esas redes de solidaridad imprescindibles para hacer frente a este momento. Pero la extrema necesidad de la coyuntura presente, sin duda, dejará en segundo plano esas disputas. Sobre todo cuando se enfrenten no solo a los límites de su propia composición o formas políticas, sino al contexto de criminalización creciente.

 

        No es una cuestión meramente ética o individual, sino una condición material para la resistencia. Si tomamos en serio la necesidad de «esconder gente», organizar economías alternativas y bloquear infraestructuras de explotación, necesitaríamos quizás superar el modelo de movimiento social que ha predominado en las últimas décadas: basado en la protesta pública, la incidencia política y las lógicas identitarias, ha mostrado graves límites en contextos de radicalización autoritaria. No basta con denunciar, con movilizarse ocasionalmente o con construir espacios de resistencia simbólica. Sería necesario, quizás, construir organización y contrapoderes sostenibles en el tiempo, capaces de resistir el posible embate represivo.

 

La criminalización de la supervivencia

y la lucha contra el despojo

 

El trumpismo no es solo una anomalía dentro del sistema estadounidense; es una expresión más de un capitalismo en crisis que necesita del autoritarismo para sostenerse. Es, también, una estructura de poder que avanza mediante la represión de quienes más necesitan esas resistencias: comunidades racializadas, trabajadoras precarias, migrantes sin papeles… Esta criminalización también afecta a quienes dependen de economías informales, a las personas sin hogar, a quienes defienden territorios frente al extractivismo o a quienes acceden a medicinas y tratamientos fuera de los circuitos legales. Es una política que convierte en delito lo que antes era una forma de vida o una estrategia de subsistencia. Si el Estado –y no solo los gobernados por las extremas derechas– criminaliza cada vez más la mera existencia de ciertas poblaciones, la supervivencia se vuelve un acto de resistencia.

 

        Como dice Spade, será necesario garantizar el acceso a recursos básicos fuera de la legalidad establecida: vivienda, atención médica –como abortos– o alimentos. Así como será necesario enfrentarse a las deportaciones o a la persecución de los migrantes. La acción directa será más necesaria que nunca. Si el desafío para los movimientos sociales en el pasado ciclo de hegemonía de las políticas de identidad y de afirmación positiva era el de resistir la institucionalización que los vuelve inofensivos, hoy será enfrentarse a la represión y ser capaces de sostener infraestructuras autónomas que se enfrenten al despojo.

 

        Por tanto, no se trata solo de resistir, sino de generar alternativas que hagan inviable el modelo de despojo y exclusión que se nos impone. La indignación y la rabia son insuficientes si no se traducen en acción. Como decía Martin Luther King, citado por Davis, “no podemos capitular ante las decepciones finitas, sino enfrentarlas con una esperanza infinita». Esa esperanza, sin embargo, no es ingenuidad ni optimismo vacío: es la construcción consciente de las herramientas necesarias para resistir, al tiempo que sostenemos vidas que valgan la pena.

       

        Gracias por leernos..................................  Nuria Alabao

 

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Riesgos y negocios que esconde el gasto militar, de Jordi Calvo Rufanges 



marzo 06, 2025

[DifusionCAS] Homenaje a Juan Margallo, 3/3/2025

 Hoy ha muerto Juan Margallo (24/9/1940-2/3/2025), uno de los grandes del teatro independiente y comprometido socialmente.

Entre 2005 y 2012, cuando miles de madrileñas ocupaban las calles
gritando: «PSOE, PP, la misma mierda es» y «derogación de la 15/97 y
rescate de lo privatizado«, Juan, junto con Alberto San Juan, Billy
Toledo, Antonio de la Torre y el irrepetible Moncho Alpuente, pusieron
su granito de arena, en forma de humor, en la lucha y la denuncia de CAS
sobre la destrucción del sistema sanitario.

La «caspa médica» puso el grito en el cielo y convocó al Foro de la
Profesión médica para criticar «tamaño ataque» de los cómicos
(https://corporativa.amyts.es/noticias/noticia/?slug=el-foro-de-la-profesion-descalifica-los-demagogicos-videos-sobre-la-supuesta-privatizacion-de-la-sanidad-en-madrid).
A ellos se unió en su denuncia el privatizador Lasquetty.

En 2012, con la privatización implantada ya en Madrid, con los
hospitales en manos privadas por 30 años (hasta 2038-2040) nació la
primera Marea Blanca, capitaneada por la actual ministra Mónica García
(nadie sabe dónde estaba mientras Esperanza Aguirre privatizaba) cuyo
objetivo fue descafeinar las reivindicaciones, introduciendo el mensaje
de encefalograma plano de «la sanidad no se vende, se defiende». Así nos
va con los que iban a asaltar los cielos en el poder.

Falla el sistema. Juan Margallo y Alberto San Juan, denunciando hace ya
casi 14 años, la destrucción de la sanidad.
https://www.youtube.com/watch?v=GNJoY9-xoZ0

Gracias Juan, eres de los imprescindibles.
Que la tierra te sea leve.
https://www.casestatal.org/es/2025/03/homenaje-a-juan-margallo/

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