agosto 09, 2025

“Una sociedad no debe perder la ocasión de abastecerse de sus propios alimentos”

 20/07/2025   Myriam Ybot

No hay que avanzar demasiado en las páginas de Reinventar el futuro. Un reto para el campo, para que la reflexión y el aprendizaje se impongan como objetivo inexcusable de la lectura. El filósofo y orador romano Marco Tulio Cicerón, desde la solapa de la cubierta, asegura que “la agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre”. Y que se sepa, nadie lo ha desmentido en casi veintiún siglos.

La segunda lección la da en el mismo espacio el propio autor, el periodista Saúl García, cuando afirma que “una sociedad no debe perder la oportunidad de abastecerse de sus propios alimentos”. Y advierte: “Es bien sencillo. Todo depende de tomar las decisiones correctas”. Quizás sea esa la parte difícil. Pero no cuesta nada intentarlo, a la luz de este manual de supervivencia del agro insular y a través de la hoy agónica producción de cereales y legumbres.

Precisamente, la portavoz de la Sociedad Agraria de Transformación (SAT) El Jable, entidad promotora de la publicación, Ascensión Robayna, recuerda que Lanzarote y Fuerteventura tienen un pasado compartido de cultivo de cereales -“las dos islas fueron el granero de Canarias”-, pero hoy su  volumen es testimonial y muy pocas fincas se dedican a esta labor. La incertidumbre climática y el riesgo a la pérdida de la semilla son las razones, aunque la consecuencia sea el quebranto del patrimonio agrícola.

La celebración del décimo aniversario de existencia de la SAT El Jable fue la coartada perfecta para encargar a Saúl García la investigación y redacción de esta obra, convertida ya en un texto de referencia, que reúne el catálogo del statu quo de la mermada producción cerealística, las razones para recuperar este cultivo y las fórmulas para adoptar medidas exitosas, planteadas por agricultores, científicos, técnicos y políticos. En masculino, salvo raras excepciones.

El conjunto de voces en primera persona se entreteje con textos de especialistas e incluso con la mirada de la ficción, “al rescate de la historia”, para componer un mosaico preciso del campo insular. Según su autor, “cada cual tiene su visión de lo que pasa, de lo que sobra y de lo que falta. Puede que en su totalidad forme un diagnóstico, un punto de partida, o incluso, un camino a recorrer”.

“Quienes quieren cultivar no tienen tierras y quienes las tienen, no siempre quieren”

La investigación, que García planteó como un reportaje periodístico amplio, ofrece una lectura apta para neófitos y para profesionales del sector primario. Mientras que estos se verán reflejados, coincidirán o disentirán de las opiniones que se vierten, agricultores aficionados o personas desconocedoras de las vicisitudes del mundo rural descubrirán una tarea “heroica y esforzada”, poco valorada e instalada en una incertidumbre permanente, pero necesaria para garantizar el abastecimiento alimentario en algunos escenarios posibles que se abren. 

A lo largo de los capítulos, se analizan diversos aspectos clave de la producción de grano, como el acceso al agua, la mecanización agrícola, la necesidad del relevo generacional, la formación, el papel de las administraciones públicas, los mercados locales y el impacto del cambio climático. Y a modo de colofón, el autor propone iniciativas actuales y futuras que pueden reorientar el modelo agrícola de la isla hacia un futuro más justo y sostenible.

Dos homenajes

La obra contiene dos homenajes, uno voluntario y el otro, desgraciadamente, sobrevenido. El primero, expresado por García en el texto y en las presentaciones del libro realizadas hasta la fecha, se dirige a Jaime Gil, por su volumen Los cultivos tradicionales de la Isla de Lanzarote. Los granos: Diversidad y Ecología, publicado por el Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote en 2005 y reeditado en versión digital un década después, que ya pone de manifiesto el negro futuro que le espera a esta producción. Sin embargo, rebate el periodista, “el futuro, a diferencia de los libros, aún no está escrito”.

Además, el trabajo contiene las opiniones del biólogo y profesor en la Escuela Universitaria de Turismo recientemente fallecido, Domingo Concepción. Hijo de agricultor y defensor del modelo de cultivo ecológico, deja en las páginas un legado de saberes vinculados a la tierra y una defensa cerrada del valor patrimonial de las semillas tradicionales: “No se trata de una cuestión de melancolía. Los mayores bancos de semillas antiguas los tienen los países más ricos”.

La historia de la producción cerealística y de leguminosas en textos antiguos, la memoria de sistemas de cultivo ancestrales, la gestión de la escasez de lluvias, el recuerdo de quieres vivieron sequías, plagas y miseria, forman parte también de este retrato socioeconómico y cultural de los tiempos prototurísticos, que son el prólogo de la modernidad de la isla de Lanzarote.

Cooperar

El viaje investigador de Saúl García arranca con la pregunta: ¿es posible aumentar la superficie de cultivo de cereal y legumbres? “La respuesta es sí; es además lo deseable y necesario, y no hay duda de que el futuro pasa por la agroecología”, afirma. A favor, las semillas en manos de los agricultores, los suelos abandonados, que son de fácil recuperación, las mayores facilidades para la recepción de ayudas y subvenciones, y la indiscutible calidad del producto. Y en contra, el agua de riego -“no vale cualquiera y hay que diferenciar riego de regadío, que se ha multiplicado por seis en el siglo XXI”-, y la dificultad del relevo generacional: “quienes quieren cultivar no tienen tierras y quienes las tienen, no siempre quieren”.

Por lo tanto, la transformación que plantea Reinventar el futuro. Un reto para el campo en sus conclusiones, “requiere de despojarse de ataduras mentales, inercias, cegueras impuestas e intereses particulares. Y si es posible, con una voluntad común y una acción coordinada”. Y concluye: “Hace falta, en definitiva, una apuesta seria por las políticas agrarias, un plan agrario ambicioso que ordene, conserve los ecosistemas, garantice el relevo, contemple de forma paralela un plan de riego y que sea urgente, pero que esté diseñado para el medio y el largo plazo”.

También la cooperación ha permitido que fructifique esta obra, deudora de todas las personas que se han prestado a trasladar su opinión y sus conocimientos, junto al trabajo del fotógrafo, Gerson Díaz, de la diseñadora, Ana Gil, y el acompañamiento de la SAT El Jable. 

El autor

Saúl García Crespo (Medina del Campo, 1973) es licenciado en Ciencias de Información por la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó como analista de informativos de TV en Corporación Multimedia y en 2001 se trasladó a Lanzarote, donde centró su trayectoria laboral en la prensa escrita. Fue redactor en La Provincia y en ACN Press y corresponsal de ABC. Ha colaborado o publicado en medios locales, regionales y nacionales, como Radio Lanzarote, Biosfera TV, Canariasahora, El Ecologista, El País o eldiario.es.

Actualmente trabaja en Diario de Lanzarote, donde además escribe un blog de opinión, El paseo. Es colaborador de la Fundación César Manrique desde 2008, editor de la revista Tahíche Opina, realizada con internos del centro penitenciario, corresponsal en la isla de la Agencia EFE y autor de los libros Pepín Ramírez: El hombre que convirtió a Manrique en César (editado por la FCM) y Protección civil en Lanzarote: el voluntariado, desde su origen hasta la actualidad (Consorcio insular de emergencias).

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