diciembre 04, 2012

Vida de una Chincheta, por Sue

Publicado por Sue en martes, 4 de septiembre de 2012, en su blog Cartografía humana http://exploralmas.blogspot.com.es/

Cuando buscaba un lugar para vivir en Madrid, huyendo de las malas experiencias con compañeras de piso aviesas y novios con derecho a no limpiar el baño, temí no encontrar nada que pudiera pagar. Tras una larga y tortuosa búsqueda lo que empecé a temer era no encontrar nada donde cupieran mis piernas y mis dos clones. Y esto no es una exageración de las mías. Para muestra una anécdota. A medio camino del tortuoso ídem encontré una buhardilla en la zona de Noviciado cuya propietaria no pedía aval ni fianza. Tras celebrarlo con mis dos clones y tres copas de vino quedé con el chico de la inmobiliaria y este, nada más verme llegar ("¿eres Sue?" "si"), me dijo "eres demasiado alta". Y así era. Al menos para aquella buhardilla a cuyo comedor podías acceder más o menos erguida, no así al dormitorio al que solo podías entrar a cuatro patas. Del piano de cola ni hablamos. Como podéis imaginar quedé desolada. Aquello me había pasado con los chicos, pero jamás con una buhardilla. Para que luego digan que el tamaño no importa.

El de la inmobiliaria lo sintió mucho por mi, pero más lo sentí yo que tuve que seguir con la búsqueda entre avales y ademases: "tres meses por adelantado", "un mes para gastos de agencia", "certificado de penales"... ¿certificado de penales? A veces me daba la sensación de que en lugar de un sitio para vivir estaba pidiendo plaza en el Apolo 13.

Por entonces ya era una chincheta, pero la mentira disfrazada de beneplácito de mis superiores me llenó la cabeza de pájaros. Menos mal que tenía a los clips para devolverme a la realidad: "¿Grapadora? ¿Tú? Pero si solo eres una chincheta, por el amor de Dios, a todo lo más que puedes aspirar es a chinchar". Y así era. Me pasaba el día chinchando con todo el amor de mi corazón, pero sin fruto. La verdad es que no fue una época feliz, pero tengo que reconocer que los clips eran muy graciosos. Me denegaban mi derecho a evolucionar de forma natural, rumiaban sobre lo mal que estaba todo rubricando sus frases lapidarias con los ojos inyectados en sangre, pero ante la autoridad agachaban el pescuezo. En realidad no eran tan graciosos.

"Lavapiés no, hija, que allí hay gente muy rara".

No sé muy bien cómo, acuérdate ahora, pero tras el incidente de la buhardilla me hice con el teléfono de un tipo que alquilaba varios inmuebles por el centro. Varios muchos y casi todos por Lavapiés. A mi madre no le hacía ninguna gracia la zona pero las madres son así, no les hace gracia nada. A mi el barrio me parecía la pera y además el tipo no pedía avales ni gaitas, ni siquiera tenía un precio fijo de alquiler, básicamente lo que me dijo por teléfono fue “Tú lo que puedas pagar. Llegaremos a un acuerdo”. Al final no hubo acuerdo porque no había luz en los inmuebles y porque a algunos había que acceder con material de escalada, pero por lo demás era perfecto. Snif. Jamás volví a escuchar esas palabras en mi oído “Tú lo que puedas pagar. Llegaremos a un acuerdo”. Creo que un hombre nunca me había hecho tan feliz. Vale que mi casero es un primor porque no da la lata y está cuando lo necesitas (excepto aquella vez que le llamé desde la Agencia Tributaria para pedirle su DNI y no estaba en línea el muy…), pero no hay color con el de Lavapiés.

Nunca quise ser una chincheta, pero supongo que las circunstancias me llevaron a ello. A lo mejor vi un anuncio en algún lado y por eso de sentirme útil y ganar dinero para la sociedad me presenté en el lugar de la entrevista. Entrevista para chinchetas. Resultaría cómico si no fuera porque empezaron por no prometerme nada “no te prometo nada”, siguieron prometiéndomelo todo “te prometo que aquí puedes conseguirlo todo” y al final optaron por la promesa del silencio.
(¿continuará?)
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Caminante dijo... 6 de septiembre de 2012 12:33
Texto simpático y bien elaborado, diciendo verdades conprobables/actuales.
Te felicito ¡y te lo copio! Para republica-rlo en mi blo, en un periodo no inferior a un mes... para marcar distancia.
Un abrazo: PAQUITA


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