Lucio Martinez Pereda 24 Octubre 2025
El Patronato de Protección a la mujer. Las indemnizaciones de la Iglesia a las víctimas
El reconocimiento oficial de la primera víctima del Patronato de Protección a la Mujer marca un hito simbólico en el largo catálogo de silencios con que el Estado español ha tratado la violencia institucional del franquismo. Sin embargo, el enfoque sobre la responsabilidad estatal no puede seguir ignorando un actor central en el dispositivo represivo y su principal beneficiario económico : la Iglesia católica.
Fueron sus conventos, talleres y lavanderías , casas particulares , y las empresas a las que vendían el trabajo de las forzosamente internadas, los escenarios principales del trabajo esclavo al que se condenó a miles de mujeres bajo la excusa hipócrita de su redención moral.
La pregunta que se impone, entonces, va más allá de la reparación estatal: ¿cuándo exigirá el gobierno español que la Iglesia católica indemnice a las víctimas por el trabajo forzado y la explotación que se ejercieron en su seno, amparadas por la legitimidad del poder político y por la impunidad eclesiástica? No basta con admitir la existencia de víctimas individuales: lo que demanda la historia es el reconocimiento público de una complicidad institucional y la activación de mecanismos de resarcimiento jurídico, político y ético.
La memoria democrática no puede reducirse al gesto exculpatorio de las instituciones que, por décadas, validaron el expolio económico de estas mujeres .Ahora es necesario reclamar que la Iglesia católica, beneficiaria y cómplice, responda ante las víctimas con recursos, verdad y justicia. Mientras esto no ocurra, cada intento de reparación quedará lastrado por el mismo pacto de silencio que selló la alianza entre la Iglesia Católica y la dictadura franquista
Tengo que hacerles partícipes de una sospecha que podríamos calificar como híper gestualidad de la memoria. El PSOE está intentando reducir la ley de Memoria Democrática en un escaparate de gestos vacíos, un ejercicio de hipergestualidad que prioriza la imagen sobre la sustancia. Lejos de impulsar acciones concretas y eficaces, el partido parece más interesado en capitalizar la memoria histórica como herramienta propagandística: un turbión de películas, rituales de reconocimiento y diplomas. Todo suena a un ruido para ocultar la falta de nueces
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