La reciente detención de varias mujeres ligadas a la asociación Infancia Libre ha llevado a las portadas de los medios de comunicación un asunto que habitualmente permanece en la sombra: el drama de los menores víctimas de abusos sexuales. Una tragedia ampliamente silenciada por tabúes ancestrales y que, en contra de lo que muchos piensan, afecta a una proporción muy amplia de menores.
Diversos estudios llevados a cabo por instituciones como el Consejo de Europa, expertos y asociaciones de defensa de los derechos de los menores calculan que en el ámbito internacional, entre el 15% y el 20% de los niños y niñas sufren algún tipo de abuso sexual antes de cumplir los 18 años. Uno de cada cinco.
Eso significa que muy probablemente usted conoce a niños o niñas que están siendo víctima de algún tipo de abuso o agresión sexual continuada. Están en su barrio, en el colegio de sus hijos, en su edificio o, quizás, en su propio círculo familiar o de amistades. Pero su sufrimiento permanece oculto y silenciado.
España no es una excepción. Un reciente informe de la organización Save the Children, titulado precisamente Ojos que no quieren ver, calcula que en nuestro país se denuncian tan sólo un 15% de los abusos a menores y que el 70% de las denuncias no supera la fase de investigación, con lo que nunca llega a juicio oral. Según los datos de esta organización (que analizó más de 200 denuncias interpuestas entre los años 2012 y 2016) sólo tres de cada siete denuncias acaban en algún tipo de condena. ¿Significa esto que son denuncias falsas? En absoluto. Según denuncian muchos expertos, la mayoría de los casos naufragan en los procesos judiciales por razones que poco tienen que ver con la veracidad de las denuncias (...)