octubre 04, 2006

Admirables

Admirables son: Alberto Iñurrategui, Juan Vallejo y Ferrán Latorre, treintañeros los tres, y que, si el día no se les ha puesto atravesado, puede que ya hayan ascendido a la cima del Everest.
¿Qué tiene de particular? Que lo harán sin ayudas artificiales, sin cuerdas fijas, sin sherpas, sin botella de oxígeno, en definitiva, una ascensión brava, limpia, en estado puro. Algo en desuso en el Himalaya y en las "autopistas" abiertas en los últimos tiempos, sobre todo en el Everest, donde cuentan que los guías llevan a los turistas-montañeros, casi, a hombros, el caso es llegar.
La vía por la que van, quizás ya han ido, es la Supercouloir de la cara norte, de las más exigentes, con el corredor de los japoneses, abierto en 1980, con desniveles de hasta 70º y escalada mixta de hielo y roca, que requiere, como no, de una excelente forma física y mental.
Comenzaron hace un mes, durante el que se han estado aclimatando, haciendo ascensiones a cotas vecinas, más bajas. Su gesta se considera de las más sublimes que se han realizado en el Himalaya, nada que ver con lo de Juanito Oyarzábal, eso, eso es ... otra historia.
De Iñurrategui leí una entrevista que le hicieron hace algunos años, no muchos, ya había muerto su hermano, compañero de ascensiones. Me pareció un muchacho inteligente, sensible, nada presuntuoso, considérese que con la edad que tiene ya tiene los 14 ochomiles en su haber. El décimo mundial en hacerlos sin oxígeno extra. Y además, es requeteguapo, con un cuerpo excelente, una joya, vaya.
Para la confección de este artículo me he servido del aparecido ayer mismo en El País, firmado por Rafael Carbonell.

PAQUITA

5 comentarios:

Morgana dijo...

Siempre me ha encantado ver cuando echan algún documental de personas que deciden subir a la cima del Everest. A veces me he preguntado qué les impulsa a esa necesidad de llegar a la cima, supongo que es como un reto más, el sentirse bien después de conseguir algo que parecía imposible, duro, difícil... Me parece fascinante marcarse una meta así...
Un beso.

Anónimo dijo...

Desconozco la personalidad de los montañeros a que te refieres. Supongo que será gente muy muy interesante. Y aunque no tenga que ver con ellos, el asunto me suscita un debate que se ha dado en ocasiones respecto de quienes arriesgan demasiado su vida y luego hay que acudir en su ayuda, poniendo en riesgo la de otros ajenos a su aventura. Ya sé que no será el caso, pero el debate está ahí. Perdón por si hago de abogado del diablo.
Epv

Anónimo dijo...

Pero Juanito, ¿es humano?...


Porque yo viendo Al filo ha habido muchas veces que lo he dudado. No se, es que estos son de otra pasta. Me da tanto miedo lo que hacen que me genera una gran admiración y un gran respeto.

Ojalá la montaña también les respete.

Besos

Caminante dijo...

Respecto a los rescates en la montaña, digo que, la mayoría de ellos, la gran mayoría, está provocado por gentes ajenas a la montaña, excursionistas ocasionales que sin ningún respeto al medio en que se encuentran, y no sabiendo valorar sus propios límites, se han adentrado más allá de sus reales posibilidades.
Porque la montaña ha de aprenderse gradualmnete, como todo en la vida, no se puede pasar de cero al infinito.
Hace meses narré lo heroico de dos hermanos vitorianos, escaladores, que a punto de culminar el Fitz Roy abandonaron por auxiliar a otro a punto de morir y abandonado por muchos otros afamados también.
Porque en la montaña, como en la vida, se dan todo tipo de personas, las hambrientas de éxito, al precio que sea, y las que tienen afán de superación.
Un abrazo, muchos abrazos.
PAQUITA

Caminante dijo...

A propósito de Juanito, tengo entendido que no es un ejemplo a seguir en la montaña. En la ascensión en la que se le congelaron los dedos de los pies, que le tuvieron que ser amputados, él, antes de llegar a cima ya estaba sobrepasado y le tuvieron que bajar los demás, literal.
En un documental de Al Filo... se veía como eran los demás, Ferrán Latorre ó Vallejo, los que le iban colocando las cuerdas, nunca iba de primero, lo realmente duro es abrir camino, sin restarle el mérito que tiene porque subir siempre cuesta, pero ... lo admirable es hacerlo con elegancia, valorando tu estado y las posibles molestias que causarás a los restantes miembros de la expedición-excursión-ascensión o lo que sea que estés haciendo.
PAQUITA