octubre 09, 2010

Memorias de un chamaquito (Parte II)... (+ Duende Crítico)

Publicado por Duende Crítico en lunes, 9 de agosto de 2010 duendecritico.blogspot.com/

El olor es nauseabundo. Siempre es así a las 12 de la mañana, cuando el sol pega fuerte. Los días de lluvia son mejores porque la basura no huele aunque, si llueve con fuerza, ese día no se puede trabajar y, por tanto, no se pueda comer. Es el ciclo del vertedero; tres días de sol, uno de lluvia y vuelta a empezar. Tres días a base de arroz con plátano frito y uno de ayuno. Siempre es así, esa es la rutina en Tegucigalpa. Atrás, en mi memoria, quedan las modestas comidas en el porche de casa con mi padre.

Los primeros días en la capital no fueron tan mal. Rosalía nos mostró la ciudad y enseñó a mi madre la plaza a la que podía ir para pedir trabajo. El mundo de la limpieza es difícil en la gran urbe. Son pocos los que deciden buscar en la calle a alguien que limpie su casa porque lo que cuenta es la confianza y esa no la puedes encontrar en la plaza. Así que mi madre, con el tiempo, decidió que tenía que buscarse las habichuelas en otros lares. Y esos lares estaban muy lejos de la limpieza, más bien se encontraban donde los desechos hallaban su lugar.

Un día, una amiga de Rosalía le ofreció a mi madre trabajar en el vertedero. Sería algo temporal, hasta que encontrara algo mejor. Allí tendría que seleccionar la basura para venderla después. Por un lado los cartones, por el otro los plásticos, más allá el cobre y los elementos electrónicos. Aún recuerdo el primer día que volvió mamá a nuestra humilde casa de Tegucipalga. Mis hermanos apenas querían acercarse a ella y yo hacía de tripas corazón para que no se sintiera incómoda.

Más tarde seríamos nosotros los que ayudaríamos a mi madre en aquel infausto lugar. Con lo que ella ganaba no daba para alimentar todas nuestras bocas, a pesar de que trabajaba de sol a sol. Primero fui yo, porque era el mayor; después irían Lucía, Juan y Walter. Tuvimos que dejar el instituto porque lo que contaba era sobrevivir y no podíamos hacerlo a base de literatura y matemáticas.

Caminante dijo... 10 de agosto de 2010 12:41
Sobrevivir con literatura y matemáticas... difícil si estás fuera del "círculo".
Encantada de verte, hacía tiempo que no pasaba. Volveré, ahora tengo que poner la comida... ¡hacerla! PAQUITA


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