http://www.voltairenet.org/article185316.html
RED VOLTAIRE | DAMASCO (SIRIA)
Los acontecimientos del 11 de Septiembre de 2001 se mantienen en la memoria colectiva bajo la apariencia que les dieron los medios de prensa: atentados de enorme envergadura perpetrados en Nueva York y Washington. Pero aún siguen manteniéndose ocultos los objetivos del poder, que sufrieron un profundo cambio aquel día.
Cerca de las 10 de mañana, cuando ya habían tenido lugar los atentados contra el World Trade Center y el Pentágono, el consejero antiterrorista de la Casa Blanca Richard Clarke puso en marcha el programa de «Continuidad del Gobierno». El objetivo de ese programa es tomar el lugar del poder ejecutivo y del poder legislativo estadounidenses en caso de destrucción provocada por una guerra nuclear. No había por lo tanto ninguna razón para ponerlo en marcha aquel día. Pero a partir de su aplicación, el presidente George W. Bush fue depuesto de sus funciones, que pasaron a manos de un gobierno militar.
Durante todo aquel día, el Poder Militar puso bajo su control a los miembros del Congreso de Estados Unidos y sus respectivos equipos de trabajos manteniéndolos detenidos en dos bunkers de alta seguridad que se hallan cerca de Washington, Greenbrier Complex (en Virginia Occidental) y Mount Weather (en Virginia).
Los militares no devolvieron el poder a los civiles hasta el final del día y el presidente Bush pudo dirigirse a sus conciudadanos hacia las 20 horas.
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