COPIADO de la pág. de fb de Marisa Peña el 23/1/2016
Hoy
he tenido una comida en la que he coincidido con personas de la otra
España. Sí, he dicho bien,de la otra España. Hijos y nietos de
vencedores,educados cómodamente en el franquismo y seguros de que
aquello fue lo mejor que le podía pasar a su país. Han defendido que las
víctimas del franquismo vivimos en el pasado y que no nos reconciliamos
porque somos unos rencorosos. También han culpado de todo a Zapatero
por reabrir heridas y han hablado de que el rey debería tomar las
riendas si la izquierda decide pactar. Y no,no son minoría, son unos
cuantos millones, están ahí, son compañeros de
trabajo,vecinos,familiares, y vienen de un tiempo de oscuridad que
utilizó cuarenta años para sembrar esa semilla y otros cuarenta para
evitar perder lo ganado. Hay una España que ganó una guerra,impuso una
dictadura, sembró el odio por la república y realizó un escarmiento, un
genocidio ideológico y un reparto del botín. Una España que sólo quiere
mantener sus privilegios, y su mentalidad nacionalcatólica disfrazada de
neoliberal, pero que se sabe nutrida en sopa de convento y montañas
nevadas. Están ahí, son muchos y yo,que vengo de muy lejos, sé que no
hay posibilidad de entendimiento, que no podemos esperar mañana lo que
no nos dió ayer,porque no hay nada que hacer. Yo, allí, con la memoria
republicana de los míos, con la herida abierta de los míos, con la
dignidad intacta de los míos, escuchando y pensando que, todo esto,ya
pasó una vez... Yo, allí, constatando lo que siempre decía mi abuela,
que no sólo perdimos una guerra, perdimos la posibilidad de una España
que no pudo ser,que no dejaron que fuera,que no dejarán que sea, que se
quedó en las cunetas, en las cárceles, en el exilio, y que
nunca, nunca, nos perdonarán aquella osadía de libertad.
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