agosto 24, 2006

¡No quiero ser un florero!

Esa podría ser la frase que reflejara, más o menos, lo que sintió el día que acompañó a su amiga a aquella entrevista de trabajo. Tenían 17 años, el trabajo ofertado era de secretaria y, tras unas pocas preguntas, el caballero entrevistador la pidió ¡levántate y date una vuelta! Denigrante, ella se dijo que nunca pasaría por aquello, y nunca, nunca, pasó.
Pese a que tenía palmito para ello, como prueban las fotografías del año siguiente, el mérito no era suyo sino de la genética, pero en su cabeza no entraba el ser modelo, la idea de ser el centro de todas las mirada la repelía.
Lo que sí quiso ser es azafata "de vuelo", por la cosa de los viajes, pero, fue imposible, utilizaba lentillas y por aquel entonces estaban descartadas.
Y la opción final fue el origen de su profesión actual, en la que la presencia física no es determinante, aunque, reconozca, que el aspecto que ofrecemos es la carta de presentación ante los desconocidos, sea cual fuere el trabajo que estés desarrollando.

Este artículo te lo dedico a ti, mi -el- pobrecito veedor, por tu blog tan didáctico, también a mí misma y a todas las jóvenes, especialmente a mi hija y su grupo de amigas, porque tienen que bregar todos los días para demostrar que son algo más que lo que aparentan, ellas, un hermoso ramillete de flores cuya fragancia se aprecia mucho mejor en la distancia corta.

PAQUITA

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Para promocionar su nuevo programa televisivo, la señora Judith Mascó, no tiene más ocurrencia que decir: “todos los padres quieren que sus niñas sean modelo”.

Qúe curso de sociología ha estudiado esta señora, dónde ha hecho su trabajo de campo, con qué autoridad dice eso, ¿tanto conoce la sociedad española?

Conozco a unos cuantos padres y estos a su vez a otros y aquellos a otros más, a nadie le he oído tamaño deseo. ¿Que hay muchas niñas que sí lo desean?, pues supongo que sí y otras muchas que no.
Sin embargo, ahora Cuatro desatará pasiones en otras cuantas miles. ¿cuántas resistentes saldrán para contrarrestarlas?
EPV

Caminante dijo...

Supongo, sin trabajo de campo previo, que lo que se "mame" dentro de cada "hogar" debe ser definitorio de lo que llegue a ser, de lo que llegue a desarrollar -intelectualmente-, cada muchacha y muchacho en proceso de formación. Pero sí, muchas veces, tantas veces, parece que estamos en Tontilandia, Idiotilandia, Estupidilandia y unas cuantas landias más.
PAQUITA

EBE dijo...

..yo no soy mujer florero!!
Bravo!

Anónimo dijo...

Cuesta...y cuesta ver como llevas ropa, porque desnuda no vas...y cuenta más cómo sea que que seas aseada, sonrías al conductor del autobus y le des los bueños días, que no te importe sentarte en el suelo y mancharte tus pantalones... Realismo hipócrita! Solamente es ropa, algo útil pero no ESENCIAL.
Ejemplos y mas ejemplos...crueles, ellos y los que los hacen cumplir.

¿Por qué no es lo mismo ver una chica trabajando "bien" vestida (es decir, como van TODAS uniformadas) con la espalda bien estirada y las piernas entrecruzadas de forma incómoda pero en su justa medida, que otra desarropada que simplemente esta agusto? ¿Acaso ésta última trabaja peor? No es eso...(responde la mayoría) sólo que la primera ha de currarse la etiqueta de mal trabajadora, y la segunda ha de ganarse la de buena curranta.

Una curranta

Caminante dijo...

A mi querida curranta. Que llevas razón, que influye el aspecto exterior, enormemente, en un principio, pero sólo en un principio. Con el tiempo, si tratas a las mismas personas, salvo que sean jilipollas, en cuyo caso ésto que digo no cuenta, lo que ven de ti es lo que trasmites con tu personalidad, tu cordialidad, tu bondad, tu honestidad ó todo lo contrario.
En cuanto al asunto de las etiquetas, en un principio, cuando estás comenzando tu andadura laboral, te preocupa demasiado lo que los demás piensen de ti, cuando creces -emocionalmente- eso pasa a un plano tan secundario, que te "repanfinfla".
Una extrajeada. Un abrazo y ánimo. PAQUITA