noviembre 08, 2006

Las grullas


Las estaba escuchando y de pronto tomó conciencia... ese sonido... eran... las grullas.
Pasaban por encima de su cabeza, en formación, dos fantásticas uves, enormes uves.
Es natural y a la vez mágico que lleven esa disciplina, cada una detrás de la anterior y escorada hacia el exterior, poniéndose a partir de la línea imaginaria que marcan las precedentes ¿Y la primera? ¿Quien toma la cabeza? ¿Quien la elige? ¿Se elige sola?
Indudablemente, tiene que ser de las más fuertes, puesto que debe soportar toda la resistencia del aire, y, a la vez, es la que marca el rumbo, el puesto más arriesgado.
Como en la vida misma, siempre tiene que haber alguien que inicie el movimiento, el más valiente, o el más temerario ¿quizás el más ignorante? No, el más ignorante no. El ignorante es desconfiado por naturaleza, no se fía de lo que se le ofrece sin coste alguno, no cree en la bondad, no cree en la amistad, menos en la solidaridad, vive arropado por los miedos, miedo de que le quiten, miedo de que le engañen, miedo, siempre miedos ¡Qué malos son los miedos!
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Era 1 de noviembre, recuerda otro noviembre, el del año pasado, cuando se desplazó, ni corta ni perezosa -que se dice- hasta la laguna de Gallocanta ¿Donde está la laguna de Gallocanta? que preguntarán los no iniciados ¡A tomar por culo! Bueno, no tanto, pasado Molina de Aragón -que es de la provincia de Guadalajara- en la linde entre Zaragoza y Teruel -media laguna para unos y la otra media para los otros... pero, como son aragoneses, todo queda en casa.
La excursión bien lo merece, primero, porque estamos hablando de pasar por la zona del Parque Natural del Alto Tajo, una preciosidad de riscos, mencionados por José Luis Sampedro en su obra El río que nos lleva (1961), y, segundo, por la laguna y las grullas que la utilizan como parada y fonda en su viaje migratorio, ahora hacia el sur ¡supongo!
Quizás mi grato recuerdo tenga también que ver con la amabilidad de Andrés, educador ambiental de la Sierra de Albarracín, temporalmente desplazado para esas jornadas, al objeto de enseñar, a los que hasta allí habíamos ido, el entorno y facilitarnos su comprensión.
Sé que es practicamente imposible que leas ésto, pero, si así fuera, gracias por desarrollar tu labor con esa gentileza, por tu saber hacer, por tu saber tratar, por saber estar. Muchos besos.

PAQUITA

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué intrépida y valiente te leo entrelíneas hablando entusiasmada de esas grullas!

Qué amables y confortables son tus sugerencias de escapada. Ojalá estuvieras más cerca!

Besos,

PD Perdona el lapsus, cuando el cansancio hace mella puedo cometer errores. Virginia es el blog que tengo abierto para que mis alumnos escriban... desde ahí y la propia clase, les doy caña y no veas lo que cunde! Lo que me preocupa es que algún día igual cometo la equivocación al revés. Eso me preocupa ciertamente y me disgustaría bastante!!!

Anónimo dijo...

Con el cambio climático, paulatino pero constante, dicen que el turismo se va desplazando más para el Norte. ¿Harán lo propio las grullas? ¿Será posible que el gallo que no canta sea porque algo tiene en la garganta? ¿Seguirán parando las grullas en Gallocanta?
Epv

Fernando dijo...

Hace 4 años estuvimos en Gallocanta. La zona es preciosa, lástima que la laguna estaba prácticamente seca (era Julio).
Un saludo.
P.D: Gracias por la aclaración sobre la foto de la hoja. La verdad es que no sabía a ciencia cierta a que árbol correspondía. Son ejemplares jóvenes que hay en la Casa de Campo

EBE dijo...

..niña ninja