(Enterrado por El éxodo el viernes 10 de julio de 2009. Una vez más, porque nunca es demasiado... PAQUITA) hipogeo.blogspot.com/
"No sé cuál fue la palabra primera que dijo el primer filósofo del mundo. La que dijo el primer poeta fue: ¡Ay!Autor: León Felipe
PUEDE que sea el lenguaje poético –muy por encima de la mera palabra, la rueda, el teléfono, la televisión o, entre otros, las modernas tecnologías de la información y la comunicación- el mayor avance habido hasta la fecha para propiciar procesos de acercamiento, interlocución y entendimiento entre los seres humanos. Porque la poesía –manifestación ya tan antigua, que no anticuada, de nuestro espíritu-, más allá de comunicarnos en el plano intelectual, tiene la gran facultad de poder hacerlo en lo emocional, alma con alma, suspiro con suspiro, lamento con lamento, corazón a corazón.
Y, en el aberrante contexto de unos tiempos –“nuestros” tiempos- en los que las relaciones humanas se hallan penosamente mediatizadas por el estruendo de la falacia y los dobles lenguajes, y un culto exacerbado hacia el individualismo, el pragmatismo, la competitividad y el éxito, así como por la creciente devaluación y casi desaparición del sentimiento y la emoción de nuestra corrompida escala de valores, tal vez sea esa misma facultad la que ha llevado a la poesía a vivir una de sus épocas más bajas desde sus orígenes, ese primer lamento del que nos habla León Felipe. Porque el fin último de la comunicación no debería ser otro que el de tratar de encontrar la verdad, y para eso, como también nos dejo dicho el gran poeta de Tábara, no hay que organizar el cerebro sino reventarlo, hacerlo explotar, porque “la verdad está más allá de la caja de música y del gran fichero filosófico”.
Sí, así como para la verdad y la empatía, hoy corren malos tiempos para la lírica. De modo que, si no quiere contribuir a que el ser humano lo sea cada vez menos como consecuencia de la incomunicación y lo prosaico, ponga un poema en su vida o, mejor, ponga su vida en la poesía.
1 comentario:
Ya, gracias por el aviso, pero ya lo había visto. Vengo no a diario, pero sí muy a menudo. Lo que pasa es que con el tiempo me voy metamorfoseando en un animal cada vez más silencioso, como Gregorio Samsa, aunque reprima comunicar las emociones, para evitar ser pisado.
Besos.
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