marzo 07, 2011

Condiciones para apoyar a un candidato a Rector (41.17)

Publicado por José Manuel en domingo 6 de marzo de 2011 cosasdelauniversidad.blogspot.com/

- Hace cuatro años que me presenté a Rector y casi sin darme cuenta, nos encontramos de nuevo, en medio de una campaña electoral, que en cierta medida, reproduce la situación de hace cuatros años. Tres candidatos, uno de ellos vinculado con el poder, y dos alternativas distintas, pero que en los dos casos reclaman “que es necesario un cambio”. Una situación idéntica a la de hace cuatro años (desde el punto de vista electoral). Son muchos los amigos que me preguntan, o incluso me piden que me posicione, lo cual no tengo ningún problema en hacer. Igual que los estudiantes han hecho su “lista de peticiones” a los tres candidatos, yo voy a hacer público lo que entiendo debe acreditar un candidato para tener mi apoyo.
- En primer lugar, un candidato debe tener la suficiente autoridad personal y profesional para hacer que me sienta orgulloso de mi Rector. Esto significa que debe ser un buen profesional en su ámbito científico o tecnológico. Que pueda acreditar el poder defender a mi Universidad frente a intereses externos que puedan perjudicarnos. Un Rector de la UC3M debe saber pelear allí donde sea necesario para poder conseguir recursos o beneficios no tangibles. Entiendo que un Rector debe saber mantener y, si es posible, mejorar el patrimonio de la Universidad, y cuando hablo de patrimonio no me refiero solo al patrimonio inmueble, sino al capital cultural, científico y de liderazgo social que podamos tener. Por tanto, es un “must”, “va de sua” hacerlo en un caso, o suponer que se va a hacer en otros. De todos los posibles argumentos utilizados o por utilizar en una campaña, para mí este es el que menos va a afectar a mi decisión, porque hacer esto va en el sueldo de Rector. Creo que mi Rector debe ser una persona competente para el cargo, Y en este sentido creo que los tres candidatos son competentes para ocuparlo.
- Lo que no va en el sueldo de Rector, pero que sin embargo para mí son condicionantes “sine qua non” para que un candidato merezca mi confianza, tienen que ver con aspectos aparentemente menos importantes, pero que son el eje de la decisión. Y en esto, los tres candidatos no son iguales.
- Un Rector debe gobernar de forma democrática. Democracia no es sinónimo de asamblea, pero tampoco significa elegir a alguien para que durante cuatro años imponga su criterio de forma sistemática y permanente. Democracia, en la Universidad y para mí, significa sobre todo consenso. Significa entender desde el poder la discrepancia como un valor de mejora, y considerar al discrepante no como un opositor, sino como alguien que construye universidad desde otro punto de vista que enriquece al mío. Por tanto daré mi voto y mi apoyo al candidato que mejor me transmita la confianza en que va a ejercer la democracia en el sentido que yo la entiendo.
- Un Rector debe gobernar de forma transparente. La transparencia no se limita a trasladar a la comunidad académica el resultado de lo que he decidido de un modo puntual y preciso. Transparencia es hacer partícipe a toda la comunidad, y especialmente a aquellos que más vaya a afectar una decisión, de cómo se gesta una idea, de cómo a partir de esa idea nace un proyecto, de cómo se aprueba el proyecto y de cómo se implementa. No se es transparente cuando se toma una decisión y nadie, salvo los más allegados del rector, sabe nada de la misma, ni de cómo se va a poner en marcha, ni de cómo va a afectar a pocos o a muchos. Y si esa idea y su desarrollo va a modificar de alguna manera mi trabajo o mi seguridad, o mi integridad, o mi pertenencia a un grupo o un departamento, o… lo que sea, exijo que la transparencia sea máxima. El candidato que me ofrezca la mayor confianza en poder actuar de esta forma, tendrá mi apoyo.
- Un Rector no debe ser arbitrario. Y se es arbitrario cuando se establecen normas que solo encajan con una cultura o manera de entender las cosas. Se es arbitrario cuando se toman decisiones sobre temas parecidos, con criterios distintos, dependiendo del colectivo al que afecta la decisión. Se es arbitrario cuando muchas normas, o no se conocen, o no son claras para todo el mundo. Se es arbitrario, en suma, cuando si me caes bien, te lo doy todo, y si no me caes no te doy nada. Un Rector es el Rector de todos, y apoyaré al candidato que más me transmita que no va a cometer arbitrariedades.
- Quiero un Rector que sepa entender mi trabajo, lo que me cuesta conseguir mis objetivos, y que sepa que va a poner todo su esfuerzo en que tenga los medios para poder conseguirlos. No un Rector que entienda que lo que yo hago no es meritorio o menos meritorio de lo que puedan hacer otros compañeros y eso haga que no se involucre en mejorar mi entorno de trabajo. Quiero que mi Rector me valore en lo que valgo y si no sabe medir lo que valgo, que sepa aconsejarse convenientemente, y nunca por los que con mi desgracia puedan sacar partido o beneficio; por todo esto quiero un Rector que sepa valorar el trabajo de todos en su medida y que distinga entre sus prioridades el que yo pueda trabajar con dignidad y en justa competencia. Daré mi confianza al candidato que más me transmita su capacidad de comprender cómo trabajo y de qué necesito para trabajar por mi institución.
- Un Rector no debe caer en el favoritismo de sus colaboradores más cercanos. Esto, que parece una ley natural, es algo en lo que caen la mayoría de Rectores. ¿Qué mejor manera de hacer sentirse bien a los que más me ayudan que favorecerles con prebendas de distinto tipo? Se está en el gobierno de la Universidad para servir a la Universidad, no para servirse de ella. Y claro está que durante el tiempo que uno es Rector o Vicerrector es posible que se resienta el curriculum profesional, pero si uno no está dispuesto a renunciar a eso, que no acepte desempeñar estos cargos. Y la mujer del César, no solo debe ser honrada, sino parecerlo. Por tanto apoyaré al candidato que me transmita mejor la seguridad de que tanto él como las personas que elija para dirigir la universidad, no se van a beneficiar de ninguna manera de ostentar dichos cargos.
- Y por último, quiero un Rector que no me dé miedo. Eso significa que quiero que la persona que sea mi Rector, no me inspire el sentimiento de miedo cuando discrepe o manifieste cualquier tipo de diferencia con él, ya sea técnica, filosófica o profesional. El miedo mata la libertad, y yo, dentro de mis deberes como profesor, quiero ser libre para hacer aquello para lo que no estoy obligado, y como ciudadano para poder expresarme como quiera, donde quiera y cuando quiera, sin miedo a que nadie me reprima o me represalie ni a mi, ni a mi gente, ni a mi departamento, ni a mis amigos. Una Universidad con miedo, es una Universidad sin libertad. Daré mi confianza a aquel candidato que no me inspire sentimientos tan nocivos que acaben por coartar mi libertad personal y la de muchos de mis compañeros.
En resumen, daré mi apoyo y mi voto al candidato que más confianza me transmita para construir una universidad plural, democrática, transparente, igualitaria, honesta,… una Universidad que sea realmente de todos.

He leído estas líneas como si yo fuera un estudiante, o una persona en precario, o una persona de administración y servicios, o lo que soy, un profesor con vocación universitaria, y creo que lo escrito nos vale a todos, por si alguien lo quiere hacer suyo.

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