Comentario 1º de enero 14, 2011 en el blog Las uvas irónicas lasuvasdemayo.blogspot.com/ Autor: Rodrigo D. Granados
Una de mis grandes contradicciones, es desear y temer el final del Invierno; desearlo porque no hay espectáculo más impresionante que el resurgir de la vida a la luz y la influencia de las temperaturas que se suavizan en latitudes como la de Edén. Temerlo, porque mis estaciones físicas no están en consonancia con estos ciclos planetarios, y caen mis hojas a plomo sobre la yerma superficie de mi ánimo. Se paraliza mi interior y las sombras se alargan alcanzándolo todo. Rodeado por una gruesa capa de hielo, el núcleo de mi corazón late a un ritmo insuficiente para empujar su savia vital a cada rama de este árbol adormecido en que me convierto. Los pájaros no encuentran refugio en este esqueleto helado, y se llevan las ideas y los sueños a otros parajes más frondosos; la vida "ocurre" igualmente; pero a la distancia, y puedo verla impotente desde mi constelación de solsticio oscuro y durmiente.
Sé que las estaciones, son una realidad inquebrantable; quizás es por eso que mantengo a un insuficiente retén de insectos zumbones cumpliendo su tarea de luchar por el resurgir cuando llegue el momento; penosa es la tarea de estos, que sólo pueden volar con el escaso combustible a su disposición mientras el sol está alto, y se recogen paralizados por sombras repentinas.
Los árboles siempre nos esperan con los brazos abiertos, decía esta mañana un naturalista, y puedo dar fe de ello, al menos en lo que me toca. Flores blancas en la punta de mis dedos, son el anuncio de que la vida continúa; aunque bajo mínimos.
Caminante dijo... enero 20, 2011 10:35 AM
Como ya adelantaron ¡muchas! por aquí.... ¡qué bonito texto! Y, mira por donde, me entero de que las manzanas, alimento-fruta que ingiero varias veces al día, tienen litio... ¡mira que no habérmelo dicho el psiquiatra!
En cuanto a la influencia de las estaciones en el ánimo... todos en alguna manera somos susceptibles a ello. En un día soleado nos sentimos más "animados" que en uno nublado. Pese a ello, todas pueden disfrutarse, basta con cubrirse acorde a las circunstancias exteriores.
Yo, amante de la montaña, salgo en cualquier fecha... salvo que estén cayendo chuzos de punta o haga un ventarrón que te desplace.
Está "demostrado" dicen: que el aire libre tonifica, euforiza, esas cosas, y es verdad.
Nada mejor para volver a casa con ganas de descansar, es haber estado fuera de ella cansándote, y no por cuestiones laborales ¡eh!
Saludos desde Madrid-Sur. PAQUITA
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