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munoz/posts RECIBIDO de Dorchy Muñoz el 19 dic. 2010
Debían ser sobre las cinco de la madrugada, lógicamente no podía recordarlo por más que se esforzara. A esas horas su ciclo del sueño debía estar bajo el influjo de las ondas delta y es posible que estuviera próximo a la zona REM. Como dormía solo, no podía permitirse hablar en alto: ni en sueños se permitiría autoenjuiciarse como un loco. Había cogido su libro de notas, que siempre se llevaba junto a la mesilla y se había puesto a escribir: puestos a aceptar su parasomnia era mejor hacerlo con cierta dignidad. Supo de todo ello por lo que encontró escrito a la mañana siguiente: No puede ser que a mí me esté pasando esto, otra vez no, por favor, en el amor se sufre mucho y casi me había prometido a mí mismo que nunca más sucedería, no se si quiero tener ya este tipo de sentimientos, porque hay hasta quien dice que me desestabilizan emocionalmente. Pero yo sé que no es así, cierto es que tengo un tanto removidos los sentires, pero me encuentro bien, tengo energía y me siento lúcido a todas horas, estoy ilusionado, más que insomnio lo mío parece ser una extraña adicción a la vigilia. Nunca veo la hora de irme a dormir y cuando lo hago, ya ves, como ahora, apenas dos horitas de sueño y mediodormido o mediosonámbulo, que ya no lo sé, escribiendo en el cuaderno como quien habla consigo mismo.Qué va a ser de ti cabezaloca, tu sabes de sobra que el amor es un estado de locura transitoria, y que aún no existe tratamiento psicológico eficaz ni analgésicos ni psicofármacos para aliviar sus síntomas. Qué va a ser de ti corazón loco, si apenas la conoces, os habéis visto sólo dos o tres veces y sabes muy poquito de su vida... por más que creas intuirla y hasta saberla. Estaba leyendo esto cuando se despertó sobresaltado, pegó un brinco de la cama y un tanto desorientado fue maquinalmente hasta el baño. Fue mientras meaba, que por fin entendió que había tenido un sueño dentro de su propio sueño, que había soñado que soñaba y le dio por pensar, que por mucho que estudiara, nunca llegaría a comprender los extraños secretos de la mente. Esto era ya lo último que le faltaba, soñar un sueño dentro de otro sueño, soñar, en suma, que soñaba. Calentó un té en el microondas y le echó un terroncito de azúcar moreno y una nubecita de leche. Encendió un cigarrillo y miró por la ventana. Llovía un poco y la luz de la farola iluminaba las gotas de lluvia sobre las hojas de las plantas de ese árbol que hay frente a su casa. Miró el reloj, eran casi las seis. Buena hora, pensó, para encender la radio y sentarse ante el ordenador a ver si me ocurre algo, algún poema, algún relato. Uno no siempre es dueño de sus días y este de hoy, parecía pedir a gritos ser vivido desde bien temprano.
¡Qué atrevidos y rebeldes son los sueños, te llevan por donde ellos quieren, por más que uno se empeñe en apagarlos!
www.youtube.com/watch?v=FXEai9digzQ ©AMS Madrid
Diciembre de 2010
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