Publicado el 19 de Junio de 2011 por su Author: Rodrigo D. Granados en lasuvasdemayo.blogspot.com/
La leyenda del aro o anillo de Giges, cuenta cómo un pastor de la antigüedad, encontró tras un terremoto, un caballo hueco de bronce con un hombre de grandes proporciones muerto en su interior. El infortunado gigantón estaba desnudo; pero llevaba en una de sus manos, un valioso anillo. El pastor de aquel lejano reino de Lidia, no pudo resistir la tentación de despojar al muerto de su única posesión. Quizás era esta su primera mala acción, porque todos los que le conocían, le consideraban veraz, noble y honrado.
Al volver entre los pastores, notó que estos dejaban de verle y hablaban de él como si no estuviera si daba vuelta al anillo que su mano lucía ahora. Pronto, tras varias pruebas en ese sentido, se percató de que sólo con ponerlo en aquella posición, podía cometer todas las tropelías que se le ocurriesen, quedando siempre impune por no poder relacionarse con él esos hechos . Creció pues su osadía, al punto de que, aprovechándose del mágico artefacto, asesinó al rey de Lidia y tomó por esposa a la reina.
A partir de esta historia, se inicia la discusión acerca de si el hombre es justo y recto por temor al juicio y castigo de su comunidad; y deja de serlo en cuanto la impunidad está garantizada. Esta tesis es la contrapuesta a la de Rousseau, en la que se parte de la premisa de que el hombre es bueno por naturaleza, y va corrompiéndose bajo la influencia de la sociedad.
En La República de Platón, Sócrates es inquirido por Glaucón para que confirme o refute la idea de la vileza congénita; aquel, aunque con la firme intención de negar esa hipótesis, termina yéndose por las ramas sin dar argumentos demasiado creíbles.
Soy de los que piensan que la cosa es más bien "fifty fifty" (o cualquier otro porcentaje que gente más capaz en la materia pueda aportar); que hay buenazos impenitentes y psicópatas consuetudinarios. Sólo una esmerada educación (que no instrucción) podrá alterar, aunque sea levemente, los porcentajes mencionados.
Nos agarramos con fuerza al tablón con que hemos nacido; y a propósito de esta idea, me gustaría pegar una cita que encontré mientras buscaba información para esta entrada:
"si el hombre no se pegara a su yo como un molusco, habría desaparecido hace rato, mal que le pese a las filosofías indias" (Cortázar 2. 372 - A J. Barnabé).
¿Uds. qué piensan de esto?
Caminante dijo... julio 06, 2011 9:13 AM
Me encanta la cantidad de reflexiones que remueves. Ahora... un abrazo: PAQUITA
Y, ya que estoy aquí, también opino:
Nada nuevo, ya lo handicho los anteriores en alguna u otra manera.
Todos tenemos a nuetra disposición todas las facetas, podemos desarrolar nuestra bondad o maldad, según decidamos ¿De qué depende que elijamos una opción u otra? Supongo que de los valores universales que tengas interiorizados.
Ya lo anticipé, no digo nada extraordinario. Más besos y repartidos: PAQUITA
No hay comentarios:
Publicar un comentario