febrero 13, 2018

Violeta Parra, después de vivir un siglo (1917 – 1967),

Alberto Schein ·   6/2/2018
Nombrada miles de veces, maldecida por los hombres, por la iglesia, por los militares. Los oye, sabiendo que no la pueden alcanzar. Que en sus viajes por el mundo ya se desparramaron sus palabras fuertes. Sus pasiones rojas. Sus dolores negros. Sus amores torbellino violetas.

 Violeta Parra, después de vivir un siglo | La tinta  4 octubre, 2017  latinta.com.ar

A 100 años de su nacimiento, celebramos la vida de Violeta Parra  (4 October 1917 – 5 February 1967), esa que se fue sin irse, esa que voló volviendo siempre con diecisiete años.

Ella va caminando, sin saber muchas cosas que se han dicho acerca de sus pasos. Empapada por las luchas de su pueblo, va sacando de su arpillera canciones que se humedecen, máscaras que van cayendo en la tierra mojada, pinceladas que colorean el camino.
Nombrada miles de veces, maldecida por los hombres, por la iglesia, por los militares. Los oye, sabiendo que no la pueden alcanzar. Que en sus viajes por el mundo ya se desparramaron sus palabras fuertes. Sus pasiones rojas. Sus dolores negros. Sus amores torbellino violetas.
Transgredió al Chile machista que la vio crecer. Erizó la piel de una Europa avejentada. Rompió los moldes de la Unión Soviética. Le cantó a la diferencia. Sacudió toda forma de autoridad. Cuestionó al Santo Padre que vive en Roma. Quemó las injusticias junto al sol. En tiempos donde lo político era cuestión de guerras frías, Violeta denunció las violencias, alentó las revoluciones, encarnó nuevos mundos. Esos posibles, esos infinitos, esos que son horizonte, sueño, utopía.
Decidió casarse, ser hija, ser madre, ser amante sin dejar de cuestionar al matrimonio y a la reproducción como el destino absoluto de las mujeres. Con un cuerpo marcado por la viruela, supo enfrentar esos complejos impuestos por los ideales de belleza física dominante. Rompió con el molde tradicional de la familia patriarcal. Salió del espacio doméstico. En lugares donde la música era parte del dominio masculino, Violeta expresó sus verdades, las de su pueblo y las nuestras en el grito vivo de su canto y su palabra.  
Las palabras incontables de mujeres espejos. Mujeres herejes. Mujeres rebeldes. Mujeres libres.

Las manos de Violeta sostienen incansablemente un arma. Las cuerdas de su guitarra son fusiles que disparan el canto, el canto de todas: ese que se vuelve tierra y lluvia. Ese que con ironía se burla de las instituciones podridas. Ese que se vuelve risas en la Carpa de La Reina.

Muchas cosas se han dicho sobre ella. De todo eso, en escasas ocasiones se ha relacionado su vida con las luchas del feminismo. Sin embargo, su historia nos abraza. Su canto nos hace fuertes. Sus pasos nos abren caminos.
Nosotras, decidimos llamarla compañera. Ella, nos invita a bailar y a llenarnos la vida de violeta.
Maldigo del alto cielo
La estrella con su reflejo
Maldigo los azulejos
Destellos del arroyuelo
Maldigo del bajo suelo
La piedra con su contorno
Maldigo el fuego del horno
Porque mi alma está de luto
Maldigo los estatutos
Del tiempo con sus bochornos
Cuánto será mi dolor
Maldigo la cordillera
De los andes y de la costa
Maldigo señor la angosta
Y larga faja de tierra
También la paz y la guerra
Lo franco y lo veleidoso
Maldigo lo perfumoso
Porque mi anhelo está muerto
Maldigo todo lo cierto
Y lo falso con lo dudoso
Cuánto será mi dolor
Maldigo la primavera
Con sus jardines en flor
Y del otoño el color
Yo lo maldigo de veras
A la nube pasajera
La maldigo tanto y tanto
Porque me asiste un quebranto
Maldigo el invierno entero
Con el verano embustero
Maldigo profano y santo
Cuánto será mi dolor
Maldigo a la solitaria
Figura de la bandera
Maldigo cualquier emblema
La venus y la araucaria
El trino de la canaria
El cosmos y sus planetas
La tierra y todas sus grietas
Porque me aqueja un pesar
Maldigo del ancho mar
Sus puertos y sus caletas
Cuánto será mi dolor
Maldigo luna y paisaje
Los valles y los desiertos
Maldigo muerto por muerto
Y al vivo de rey a paje
Al ave con su plumaje
Yo la maldigo a porfía
Las aulas, las sacristías
Porque me aflige un dolor
Maldigo el vocablo amor
Con toda su porquería
Cuánto será mi dolor
Maldigo por fin lo blanco
Lo negro con lo amarillo
Obispos y monaguillos
Ministros y predicantes
Yo los maldigo llorando
Lo libre y lo prisionero
Lo dulce y lo pendenciero
Le pongo mi maldición
En griego y español
Por culpa de un traicionero
Cuánto será mi dolor

 

OTRO ASUNTO en Perroflautas del Mundo: Charla-coloquio en Madrid: Iglesia católica y cuidados paliativos ¿compasión o negocio? 14 febrero 19 h.

 

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