Un paciente de 80 años toma una medicación para dormir. Una noche, se levanta para ir al aseo, tropieza y se cae. Esa caída le provoca hematomas, así que necesitará un antiinflamatorio. Como es hipertenso, ese tratamiento le sube la tensión y su médico tiene que aumentar la dosis de las pastillas que toma para esa patología. Como efecto adverso a esa medida, tiene retención de orina y necesita una sonda. Este supuesto es lo que se conoce como efecto en cascada y los profesionales sanitarios se encuentran con él a menudo. La cuestión es: ¿era prescindible la medicación para el insomnio? Probablemente, sí.