marzo 07, 2009

MANIFIESTO de la PLATAFORMA de DEFENSA de las LETRAS (1)

(El mismo día en que aquí se hacía referencia a su página -miércoles 4 de marzo de 2009, antesdeayer-, con ocasión del homenaje que hizo a Luis Romero, Fernando Valls publicaba su artículo/apoyo: Con las Filologías amenazadas de la Universidad del País Vasco
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Puesto que todo lo leído, así como lo vertido en los comentarios que contiene su página, me parece/n correcto/s y "necesario/s" lo copio y replico, dándoles las gracias por disentir, discernir, opinar, pensar en "voz alta", por ayudarnos en suma a tener criterio, a formarnos en el sentido "humanista" del término, por no abandonar a la ciudadanía "a su suerte"... pese a que mucha de ella ni siquiera sepa de/piense en su existencia -la de la Universidad-. PAQUITA)

La Universidad suele proporcionarnos pocas alegrías, de ella sólo nos llegan malas noticias. Cuando no son los políticos, son los propios gestores universitarios quienes se extralimitan en sus atribuciones, o los alumnos más radicales en el abuso de sus derechos. Los profesores de a pie, los que se dedican a dar sus clases e investigar, o llevar a cabo una gestión eficaz y discreta, reciben por todos los frentes. Ahora, la Universidad del País Vasco, acatando un decreto del Gobierno autónomico, publicado el pasado 29 de enero, ha decidido eliminar las licenciaturas de Filología Hispánica, Alemana, Francesa y Clásicas, porque tienen menos de 30 alumnos en el primer curso, aunque los políticos y los rectores académicos no paran de decirnos que la Universidad no va a regirse por las normas del mercado. Los alumnos más sensatos, siempre la mayoría, quienes a la hora de la verdad suelen ser más valientes y menos demagogos que las autoridades académicas y políticas, se han movilizado y protestado enérgicamente en contra de la supresión de estas titulaciones, dejando claro que a lo que aspiran es a una enseñanza de calidad, más que a las estadísticas y al dinero que dejan en las matrículas. Por lo que respecta a Filología Española, la materia que yo conozo, en la UPV enseñaron nada menos que Carlos Blanco Aguinaga y Paloma Díaz-Mas, excelente narradora y experta en el Romancero y en la literatura sefardí, y siguen siendo profesores de la casa Rita Gnutzmann, de Literatura Hispanoamericana, María Eugenia Lacarra y Carlos Mota, reconocidos expertos en la literatura española medieval y del Siglo de Oro, Juan José Lanz, uno de los mejores conocedores de la poesía española de las últimas décadas, y la joven pero brillante Natalia Vara, por sólo recordar unos pocos nombres. Pero, por lo visto, a los políticos vascos sólo les preocupa la rentabilidad ecónomica, ya que tanto desdén muestran por la incidencia social y cultural de estos estudios.
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Reproducimos a continuación el Manifiesto de la Plataforma de Defensa de las Letras:
>>>Ante los rumores aparecidos en prensa sobre la desaparición de las titulaciones de Filología Hispánica, Francesa, Clásica y Alemana en la Universidad del País Vasco (UPV), los alumnos y profesores de la Facultad de Letras manifestamos lo siguiente:
1) La eliminación de estas cuatro filologías supone la amputación de una parte fundamental del patrimonio cultural de la Comunidad Autónoma Vasca, con la disminución del capital intelectual y simbólico que ello supone y el coste social que implica en el marco europeo en que nos ubicamos.
2) La L.O.U. y los Estatutos de la UPV definen como uno de los objetivos principales de la Universidad la “preparación para el ejercicio de actividades profesionales”, pero, según recogen la ley y los citados estatutos, es también tarea primordial de la Universidad garantizar “la difusión del conocimiento y la cultura”, “el desarrollo de la ciencia […] así como […] la transferencia del conocimiento al servicio de la cultura, de la calidad de la vida” y la formación de una actitud “crítica”.
3) No se puede estructurar la enseñanza superior atendiendo exclusivamente a las necesidades mercantiles de un sistema económico y social que proyecta su rentabilidad económica a corto plazo. Los beneficios sociales de los estudios humanísticos, y de las filologías en particular, son mucho mayores que las ganancias económicas directas que se producen en un sistema de mercado como el que soportamos.
4) El papel de la investigación y de la transferencia de conocimientos en Filología es quizá más difuso que en los dominios de las ciencias duras, pero su impacto social y cultural es tan profundo y duradero como el de aquellas.
5) La eliminación de las cuatro titulaciones de Filología en la UPV plantea dos problemas fundamentales: la redefinición del saber en el estadio actual y el papel que la enseñanza superior, pública y de calidad, desempeña en nuestra sociedad.
6) La supresión de estas cuatro titulaciones de la Universidad pública abre el debate sobre la implantación de un modelo privatizado en la enseñanza oficial.
7) A su vez, la extinción de estas cuatro titulaciones cuestiona y desarticula el futuro de la enseñanza secundaria en la Comunidad Autónoma Vasca y su valor como servicio público obligatorio e indispensable para la formación de los ciudadanos. ¿Qué sucederá cuando la demanda de nuevos filólogos en secundaria no pueda ser satisfecha? ¿Quién va a desempeñar esa labor?
8) Es necesario repensar el papel de la investigación y de la transmisión del conocimiento en la UPV y en la propia sociedad vasca, y el papel esencial que en ésta desempeñan los estudios de Filología.
9) El estudio de las filologías no es sólo un modo de erudición, sino una forma de profundización en la cultura y de construcción de una identidad histórica y social, tanto en nuestra comunidad como en el contexto europeo.
10) La Universidad debe desempeñar el papel de garante de una conciencia crítica en la sociedad, a la que sirva como espacio de reflexión y de defensa rigurosa de los valores de un sistema plural<<<
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EXTRACTOS de los comentarios vertidos, por la importancia que yo les atribuyo (Paquita):
** Julia Otxoa, 4 de marzo de 2009 19:02
(...) consecuencias la de la implantacion de la ley Bolonia son nefastas, profesores con los que hablo en Alemania, Italia, Francia, nadie está contento, porqué entonces se deja hacer? el debate social, cultural es imprescindible, ante la barbarie disfrazada de efectividad demanda oferta social, opongamos el pensamiento, el conocimiento como horizonte imprescindible para la vida y la convivencia. Un saludo
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** hombredebarro dijo... 4 de marzo de 2009 19:54
Doy clase de Latín y Griego en Bachillerato. Según los años el número de mis alumnos ha oscilado entre 4, el curso con menos matrículas, y 12-13, el año con más, en 2º de Bachillerato. Este año tengo 21 en 1º, de los que el año que viene podrá haber en 2º 14, por dar un número. Quiero decir que son materias que necesitan plazos largos y no pueden las autoridades académicas dejarse llevar por los momentos críticos. Generalmente porcentajes considerables de esos números corresponden a alumnos de cierta brillantez académica,cuando no sobresaliente. Otra cosa es los que se deciden por cursar en la Universidad esas materias. Son excepciones y rarezas los que se empeñan en una Filología Clásica. Ya se sabe, no hay salidas inmediatas y no son estudios de moda, etc.
En vez de mimar a quienes se interesan por esas especialidades y abrir el campo de sus espectativas futuras con acuerdos con la empresa, se pretende eliminar esos estudios. Qué preclaras calaveras al frente de todos los gobiernos.
Imaginaos que se le vendiera a las empresas del sector que fuese (y de vender se trata en estos tiempos)que los alumnos formados en esas disciplinas pueden ser excelentes en cualquier ámbito del mundo laboral. Pongo ejemplos: en publicidad, en empresas de formación, en los ámbitos de selección de personal, etc... como ha conseguido hacer creer la psicología. En fin. Un saludo.
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** Laura dijo... 5 de marzo de 2009 1:34
Fui alumna de una clase de bachillerato en la que estábamos diez personas en clase de latín y siete en griego. Ahora en la carrera, filología hispánica, el número de alumnos rara vez ha sobrepasado la cincuentena, y en la mayoría de los casos ha llegado a la mitad. Y eso lo he considerado siempre un privilegio pero, claro, yo no lo veo con ojos de empresario.
Añadir que esto no sólo ocurre en el País Vasco o en Andalucía, sino que en Aragón, la Universidad de Zaragoza ha anunciado que para el próximo curso recortará unas quince titulaciones entre las delegaciones de Zaragoza, Huesca, Teruel y la Almunia de doña Godina. ¿Qué pretenden estos políticos, que el día de mañana no haya cultura? ¿No haya profesores? ¿En los colegios no se enseñe a leer, sino sólo a consumir? Por supuesto, me uno al manifiesto. La prepotencia de los que sólo nos llevan al analfabetismo me enerva.
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** Sergi Bellver dijo... 5 de marzo de 2009 18:06
Medidas como esta van en contra de la propia etimología de la palabra "universidad".
Reducir el saber, la cultura, el conocimiento y, sobre todo, la curiosidad, a todo lo que encaje en un molde armado con intereses políticos y económicos se parece a lo del maíz transgénico: el utilitarismo y la productividad parecen "valores" a corto plazo, pero no tardarán demasiado en traer el desierto a las puertas de nuestra sociedad.

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