DECLARACIÓN de INTENCIONES: Dirigida a aquellos Lectores Potenciales que, al entrar en la lectura de estas Mis Criaturas, sientan que no les gusta y ni siquiera les divierte. Abandonen de inmediato. Estas páginas están concebidas para Mi Memoria, mi Divertimento y el de Unos Pocos. Si tú no estás en este segundo grupo, yo no soy la persona adecuada para ti, deja esto y date una vuelta; seguro hallarás lo que buscas *** VER http://perrosflautadelmundo.blogspot.com.es/
enero 27, 2017
Alain Touraine: “Los culpables de lo que pasa en educación no son los maestros, es el sistema”
"La educación en nuestras sociedades era definida como socialización. ¡Eso
era horrendo! Es horrendo utilizar la educación como una manera de
incorporar los individuos a la sociedad, que es un sistema de poder. La
cuestión es reemplazar la socialización, como meta de la educación, por
la famosa subjetivación. El papel de la educación es aumentar el grado
de autonomía, de iniciativa y de crítica de cada individuo,
especialmente de cada joven"
...........................................
Sus 91 años no le impiden seguir pensando y compartiendo con claridad
y lucidez sus ideas acerca de la sociedad que viene. El sociólogo
francés, uno de los máximos representantes del pensamiento europeo y
premio Príncipe de Asturias 2010
junto a Zygmund Bauman, advierte que hemos pasado de una sociedad
posindustrial a un modelo postsocial donde la sociedad, tal y como la
conocemos, se descompone en favor de un sistema donde predomina el
individualismo. Durante su visita a Barcelona con motivo de la
conferencia Encuentros BCN reflexiona en exclusiva para AIKA acerca de la educación que viene:
Ayer pensaba que no podría dar una conferencia en español, estaba
casi seguro de que me iban a salir puras palabras italianas, porque
actualmente hablo italiano todos los días y español casi nunca. Estaba
un poco asustado, la verdad, pero ha funcionado. Le escuché y se le entendió perfectamente. Ha explicado que
lo social ha desaparecido, y que hemos de pensar en términos
individuales. ¿Cómo encaja la educación en el paradigma que usted
plantea?
Es muy sencillo. La educación en nuestras sociedades era definida
como socialización. ¡Eso era horrendo! Es horrendo utilizar la educación
como una manera de incorporar los individuos a la sociedad, que es un
sistema de poder. La cuestión es reemplazar la socialización, como meta
de la educación, por la famosa subjetivación. El papel de la educación
es aumentar el grado de autonomía, de iniciativa y de crítica de cada
individuo, especialmente de cada joven. No solamente, pero la población
más importante es esa.
“El papel de la educación no es socializar, sino aumentar el grado de autonomía, de iniciativa y de crítica de cada individuo”
Yo fui educado en un liceo público, pero también en mi familia, con
los métodos antiguos. Es decir, el profesor, el maestro —una palabra
clave: ¡el maestro!—, transmitía ideas universales: la ciencia, la
patria, la familia, la cultura (con una C grande), los grandes valores,
etc. a jóvenes que vivían en un espacio limitado. Hay que eliminar eso.
Entonces, la idea era realmente muy buena: frente a un mundo campesino
donde la gente estaba dominada por una burguesía local rentista, se
podían acercar temas universales a través de la escuela pública (y
contra la Iglesia católica prácticamente, en el caso francés). Yo he
vivido eso durante muchos años, largos años de guerra, y no era el
momento para discutir órdenes, pero recibir esa educación para mí fue
realmente un sufrimiento. Yo fui muy infeliz en la escuela. ¿La escuela de hoy en día está preparada para este cambio?
No. Yo creo que está muy atrasada, pero ha cambiado un poco. Lo que
he descubierto, en el caso francés, es que un porcentaje relativamente
alto de los maestros han cambiado. No son un 10% los que hacen otras
cosas sino que hay un 30 o 40% que están tratando de cambiar la
capacidad de expresión y de iniciativa de los jóvenes.
También he descubierto, con más distancia, que no son los maestros
realmente los culpables de lo que pasa, es el sistema. El sistema es el
ministerio centralizado y los sindicatos que viven del sistema. Aumentar
el grado de autonomía e iniciativa para mí es fundamental. Primero, de
los maestros, y segundo, y en consecuencia, de los alumnos. La
burocratización de la escuela, de la educación, es responsable de este
tipo de reproducción social. Cuando se discute sobre educación y hacen
huelga en Francia, los sindicatos dicen que con 25 alumnos no se puede
hacer nada, pero con 22 es muy fácil. ¡Es estúpido! No quieren cambiar
nada. Cambiar cosas es difícil, pero cambiar ideas cuesta más.
“Cambiar cosas es difícil, pero cambiar ideas cuesta más”
Sus 91 años no le impiden seguir pensando y compartiendo con claridad
y lucidez sus ideas acerca de la sociedad que viene. El sociólogo
francés, uno de los máximos representantes del pensamiento europeo y
premio Príncipe de Asturias 2010
junto a Zygmund Bauman, advierte que hemos pasado de una sociedad
posindustrial a un modelo postsocial donde la sociedad, tal y como la
conocemos, se descompone en favor de un sistema donde predomina el
individualismo. Durante su visita a Barcelona con motivo de la
conferencia Encuentros BCN reflexiona en exclusiva para AIKA acerca de la educación que viene:
Ayer pensaba que no podría dar una conferencia en español, estaba
casi seguro de que me iban a salir puras palabras italianas, porque
actualmente hablo italiano todos los días y español casi nunca. Estaba
un poco asustado, la verdad, pero ha funcionado. Le escuché y se le entendió perfectamente. Ha explicado que
lo social ha desaparecido, y que hemos de pensar en términos
individuales. ¿Cómo encaja la educación en el paradigma que usted
plantea?
Es muy sencillo. La educación en nuestras sociedades era definida
como socialización. ¡Eso era horrendo! Es horrendo utilizar la educación
como una manera de incorporar los individuos a la sociedad, que es un
sistema de poder. La cuestión es reemplazar la socialización, como meta
de la educación, por la famosa subjetivación. El papel de la educación
es aumentar el grado de autonomía, de iniciativa y de crítica de cada
individuo, especialmente de cada joven. No solamente, pero la población
más importante es esa.
“El papel de la educación no es socializar, sino aumentar el grado de autonomía, de iniciativa y de crítica de cada individuo”
Yo fui educado en un liceo público, pero también en mi familia, con
los métodos antiguos. Es decir, el profesor, el maestro —una palabra
clave: ¡el maestro!—, transmitía ideas universales: la ciencia, la
patria, la familia, la cultura (con una C grande), los grandes valores,
etc. a jóvenes que vivían en un espacio limitado. Hay que eliminar eso.
Entonces, la idea era realmente muy buena: frente a un mundo campesino
donde la gente estaba dominada por una burguesía local rentista, se
podían acercar temas universales a través de la escuela pública (y
contra la Iglesia católica prácticamente, en el caso francés). Yo he
vivido eso durante muchos años, largos años de guerra, y no era el
momento para discutir órdenes, pero recibir esa educación para mí fue
realmente un sufrimiento. Yo fui muy infeliz en la escuela. ¿La escuela de hoy en día está preparada para este cambio?
No. Yo creo que está muy atrasada, pero ha cambiado un poco. Lo que
he descubierto, en el caso francés, es que un porcentaje relativamente
alto de los maestros han cambiado. No son un 10% los que hacen otras
cosas sino que hay un 30 o 40% que están tratando de cambiar la
capacidad de expresión y de iniciativa de los jóvenes.
También he descubierto, con más distancia, que no son los maestros
realmente los culpables de lo que pasa, es el sistema. El sistema es el
ministerio centralizado y los sindicatos que viven del sistema. Aumentar
el grado de autonomía e iniciativa para mí es fundamental. Primero, de
los maestros, y segundo, y en consecuencia, de los alumnos. La
burocratización de la escuela, de la educación, es responsable de este
tipo de reproducción social. Cuando se discute sobre educación y hacen
huelga en Francia, los sindicatos dicen que con 25 alumnos no se puede
hacer nada, pero con 22 es muy fácil. ¡Es estúpido! No quieren cambiar
nada. Cambiar cosas es difícil, pero cambiar ideas cuesta más.
“Cambiar cosas es difícil, pero cambiar ideas cuesta más”
El cambio no consiste en transformar la abstracción en actividades
prácticas y de trabajar en una máquina. No se trata de eso, sino de dar
más importancia, incluso en las notas de los alumnos (aunque hay que
eliminar las notas lo máximo posible) a los medios técnicos y
tecnológicos. Usando las palabras del mejor especialista en educación en
Francia: hay que realizar un trabajo más cercano, más vinculado con la
experiencia. Experiencia significa tecnología, pero también emociones y
comunicación. No se puede aislar el conocimiento matemático, o a Platón,
o la teoría de la relatividad, sino que es necesario vincular la
experiencia, la interpretación y el análisis, no romper a favor de la
abstracción, que es la reacción a lo concreto. No se debe eliminar lo
concreto. Hay que pensar, por ejemplo, en colores, en formas, en
movimiento… Para
el sociólogo francés, el papel de la educación es aumentar el grado de autonomía, de iniciativa y de crítica de cada individuo. Foto: Anna
Montero ¿Cómo encajan las nuevas tecnologías en ese marco?
Yo creo que las tecnologías como tales no son tan importantes. Lo
importante es si la tecnología favorece la reintroducción de la
experiencia, incluso en el aspecto de la comunicación y el aspecto
afectivo. No hay que aislar el mundo escolar, no aislar al maestro del
padre, de la madre, del amigo, de la amiga o del estudiante. ¿Las nuevas tecnologías ayudan a socializar o a desocializar, en el mundo educativo?
Depende de las tecnologías. La mayor parte de las tecnologías son
colectivas, son máquinas. Yo diría que lo importante en las tecnologías
es la información, porque no hay conocimiento sin información. Pero la
información no tiene que estar aislada de la comunicación, que es
fundamental, ni de las emociones, de lo afectivo. Es una idea clásica
muy elemental pero fundamental.
“Hay que realizar un trabajo más cercano, más vinculado con la experiencia”
Del mismo modo, no se debe aislar lo mejor de lo inferior, que no
hable solo la elite científica. No es fácil, porque necesitamos una
elite científica, y no cualquier persona puede estudiar, por ejemplo,
matemáticas a un nivel alto. Pero lo importante es que esta gente tenga
la capacidad de ascender en su imaginación y no oponerse, no decir: “si
tu eres bueno en matemáticas, no pierdas tu tiempo con pintura, juegos,
amistades, conflictos o peleas”. Hay que subir hacia la abstracción y la
creación científica o intelectual, pero en relación con toda la vida,
como conjunto de experiencias afectivas y de comunicación. El éxito de
una nación o un individuo está en la capacidad de pensar de forma
abstracta y científica, pero eso no puede eliminar lo concreto, porque
eso es una motivación de clase social. Hablando de clase social, había dicho usted que la escuela era importante para disminuir las desigualdades…
No en el momento actual. La escuela, y hablamos de la escuela
pública, aumenta las desigualdades. No las mantiene o las reproduce,
sino que las aumenta. Hay que respetar la experiencia del alumno o de la
alumna. Eso es importante. Por ejemplo, en Francia, no sé en España,
está prohibido hacer estadísticas según el origen étnico de los
estudiantes. Se hace por buenas razones, es muy respetable, pero el
resultado es que cuando se habla en sociología de sectores especiales de
la escuelas, de gente en situación difícil, son todos árabes. Ahí el
efecto es absolutamente negativo por no utilizar las palabras, los
datos, lo que todo el mundo sabe. ¡En el barrio todo el mundo sabe que
en esa escuela son todos árabes!
“La escuela pública no mantiene o reconduce las desigualdades, sino que las aumenta”
Lo interesante es que la discriminación étnica es muy fuerte con los
hombres y casi nula con las mujeres. Las mujeres, si buscan un empleo,
dicen “yo me llamo Leila no se qué” y pueden conseguir el empleo. Si
dices “Mohamed”, nunca lo vas a tener. La discriminación y la
segregación afectan a los hombres, porque los hombres son considerados
superiores. ¿La falta de escolarización no suele afectar más a las mujeres?
No. Incluso para los inmigrados, el nivel de escolarización es más
alto para las mujeres que para los hombres. Hay que hablar de forma
precisa. Las alumnas, las mujeres, obtienen un nivel de escolaridad más
alto, pero tienen un nivel de expectativas más bajo. Hay un viejo
estudio muy conocido de estudiantes de química. Las niñas estudiantes de
química han resultado mejores y estudian más que los hombres, pero
¿cuánto ganarán dentro de cinco años como ingenieras químicas? Las
expectativas de las mujeres son más bajas, a pesar de que hay más
escolarización o mejores resultados escolares. La contradicción es
impresionante, es una demostración de la sociología. Es evidente que no
es un problema de competencia, de calidad o de inteligencia, es un puro
mecanismo de interiorización, de discriminación. Las expectativas han
resultado. ¿Qué papel le queda al profesor?
Más y más, se ve una relación inversa. En general, el alumno utiliza
la tecnología para dar solución a los problemas, y el papel básico del
maestro es ayudar al alumno o la alumna a incorporar un conocimiento o
una técnica dentro de la experiencia multidimensional, afectiva y
comunicativa del joven. Touraine, en la Universidad de Barcelona, durante su conferencia en Encuentros BCN. Foto: Anna MonteroA lo largo de su larga carrera profesional ha escrito usted
muchísimos libros. En la era de la tecnología, permítame la curiosidad,
¿escribe usted a mano?
(ríe) Es cierto que en mi caso hay dos cosas. Primero, es un aspecto
físico o emotivo, tengo una relación del tipo amorosa-erótica con la
escritura. Es hermoso, es un poco como hacer nacer, es una visión
femenina, de crear. Segundo, empecé en la profesión muy joven, como
profesor. Cuando escribí mi primer libro tenía 28 años.
Yo hablaba mucho con un amigo, y él me decía que en matemáticas el 10
% produce el 90 % del conocimiento. Le dije que lo mismo pasa con las
ciencias sociales, solo que aquí no es el 10 sino el 5 % quién produce
el 95 % del conocimiento. Yo creo que esa lógica es un mundo que atrae a
los mediocres. Es un trabajo mal pagado, realmente muy mal pagado y con
un estatus social muy limitado, pero te da mucha libertad. Ninguna
persona me ha dado en toda la vida una orden. ¡Qué afortunado!
Es una suerte, he hecho absolutamente lo que quería hacer. ¿En este mundo en el que se valora tanto la ciencia y la
tecnología, cree que se le da poco valor a las ideas de pensadores, de
filósofos o sociólogos como usted?
Yo creo que en el momento actual hay un cambio de mundo, y tratar con
ideas es difícil. Yo tenía un amigo físico que recibió un premio Nobel y
decía: “Yo era incapaz y fui a un colegio experimental”. Y no le fue
tan mal, ¡ganó un premio Nobel!. Es un poco lo mismo. La sociología no
es un mundo exacto, es un trabajo de imbéciles muchas veces, aunque no
siempre. Hay muchos sociólogos hoy aquí…
¡Pues seguramente muchos de ellos son tontos!
El cambio no consiste en transformar la abstracción en actividades
prácticas y de trabajar en una máquina. No se trata de eso, sino de dar
más importancia, incluso en las notas de los alumnos (aunque hay que
eliminar las notas lo máximo posible) a los medios técnicos y
tecnológicos. Usando las palabras del mejor especialista en educación en
Francia: hay que realizar un trabajo más cercano, más vinculado con la
experiencia. Experiencia significa tecnología, pero también emociones y
comunicación. No se puede aislar el conocimiento matemático, o a Platón,
o la teoría de la relatividad, sino que es necesario vincular la
experiencia, la interpretación y el análisis, no romper a favor de la
abstracción, que es la reacción a lo concreto. No se debe eliminar lo
concreto. Hay que pensar, por ejemplo, en colores, en formas, en
movimiento… ¿Cómo encajan las nuevas tecnologías en ese marco?
Yo creo que las tecnologías como tales no son tan importantes. Lo
importante es si la tecnología favorece la reintroducción de la
experiencia, incluso en el aspecto de la comunicación y el aspecto
afectivo. No hay que aislar el mundo escolar, no aislar al maestro del
padre, de la madre, del amigo, de la amiga o del estudiante. ¿Las nuevas tecnologías ayudan a socializar o a desocializar, en el mundo educativo?
Depende de las tecnologías. La mayor parte de las tecnologías son
colectivas, son máquinas. Yo diría que lo importante en las tecnologías
es la información, porque no hay conocimiento sin información. Pero la
información no tiene que estar aislada de la comunicación, que es
fundamental, ni de las emociones, de lo afectivo. Es una idea clásica
muy elemental pero fundamental.
“Hay que realizar un trabajo más cercano, más vinculado con la experiencia”
Del mismo modo, no se debe aislar lo mejor de lo inferior, que no
hable solo la elite científica. No es fácil, porque necesitamos una
elite científica, y no cualquier persona puede estudiar, por ejemplo,
matemáticas a un nivel alto. Pero lo importante es que esta gente tenga
la capacidad de ascender en su imaginación y no oponerse, no decir: “si
tu eres bueno en matemáticas, no pierdas tu tiempo con pintura, juegos,
amistades, conflictos o peleas”. Hay que subir hacia la abstracción y la
creación científica o intelectual, pero en relación con toda la vida,
como conjunto de experiencias afectivas y de comunicación. El éxito de
una nación o un individuo está en la capacidad de pensar de forma
abstracta y científica, pero eso no puede eliminar lo concreto, porque
eso es una motivación de clase social. Hablando de clase social, había dicho usted que la escuela era importante para disminuir las desigualdades…
No en el momento actual. La escuela, y hablamos de la escuela
pública, aumenta las desigualdades. No las mantiene o las reproduce,
sino que las aumenta. Hay que respetar la experiencia del alumno o de la
alumna. Eso es importante. Por ejemplo, en Francia, no sé en España,
está prohibido hacer estadísticas según el origen étnico de los
estudiantes. Se hace por buenas razones, es muy respetable, pero el
resultado es que cuando se habla en sociología de sectores especiales de
la escuelas, de gente en situación difícil, son todos árabes. Ahí el
efecto es absolutamente negativo por no utilizar las palabras, los
datos, lo que todo el mundo sabe. ¡En el barrio todo el mundo sabe que
en esa escuela son todos árabes!
“La escuela pública no mantiene o reconduce las desigualdades, sino que las aumenta”
Lo interesante es que la discriminación étnica es muy fuerte con los
hombres y casi nula con las mujeres. Las mujeres, si buscan un empleo,
dicen “yo me llamo Leila no se qué” y pueden conseguir el empleo. Si
dices “Mohamed”, nunca lo vas a tener. La discriminación y la
segregación afectan a los hombres, porque los hombres son considerados
superiores. ¿La falta de escolarización no suele afectar más a las mujeres?
No. Incluso para los inmigrados, el nivel de escolarización es más
alto para las mujeres que para los hombres. Hay que hablar de forma
precisa. Las alumnas, las mujeres, obtienen un nivel de escolaridad más
alto, pero tienen un nivel de expectativas más bajo. Hay un viejo
estudio muy conocido de estudiantes de química. Las niñas estudiantes de
química han resultado mejores y estudian más que los hombres, pero
¿cuánto ganarán dentro de cinco años como ingenieras químicas? Las
expectativas de las mujeres son más bajas, a pesar de que hay más
escolarización o mejores resultados escolares. La contradicción es
impresionante, es una demostración de la sociología. Es evidente que no
es un problema de competencia, de calidad o de inteligencia, es un puro
mecanismo de interiorización, de discriminación. Las expectativas han
resultado. ¿Qué papel le queda al profesor?
Más y más, se ve una relación inversa. En general, el alumno utiliza
la tecnología para dar solución a los problemas, y el papel básico del
maestro es ayudar al alumno o la alumna a incorporar un conocimiento o
una técnica dentro de la experiencia multidimensional, afectiva y
comunicativa del joven. A lo largo de su larga carrera profesional ha escrito usted
muchísimos libros. En la era de la tecnología, permítame la curiosidad,
¿escribe usted a mano?
(ríe) Es cierto que en mi caso hay dos cosas. Primero, es un aspecto
físico o emotivo, tengo una relación del tipo amorosa-erótica con la
escritura. Es hermoso, es un poco como hacer nacer, es una visión
femenina, de crear. Segundo, empecé en la profesión muy joven, como
profesor. Cuando escribí mi primer libro tenía 28 años.
Yo hablaba mucho con un amigo, y él me decía que en matemáticas el 10
% produce el 90 % del conocimiento. Le dije que lo mismo pasa con las
ciencias sociales, solo que aquí no es el 10 sino el 5 % quién produce
el 95 % del conocimiento. Yo creo que esa lógica es un mundo que atrae a
los mediocres. Es un trabajo mal pagado, realmente muy mal pagado y con
un estatus social muy limitado, pero te da mucha libertad. Ninguna
persona me ha dado en toda la vida una orden. ¡Qué afortunado!
Es una suerte, he hecho absolutamente lo que quería hacer. ¿En este mundo en el que se valora tanto la ciencia y la
tecnología, cree que se le da poco valor a las ideas de pensadores, de
filósofos o sociólogos como usted?
Yo creo que en el momento actual hay un cambio de mundo, y tratar con
ideas es difícil. Yo tenía un amigo físico que recibió un premio Nobel y
decía: “Yo era incapaz y fui a un colegio experimental”. Y no le fue
tan mal, ¡ganó un premio Nobel!. Es un poco lo mismo. La sociología no
es un mundo exacto, es un trabajo de imbéciles muchas veces, aunque no
siempre. Hay muchos sociólogos hoy aquí…
¡Pues seguramente muchos de ellos son tontos! ..............................................
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