Pepito Grillo - 4 Junio, 2017 http://iniciativadebate.net/2017/06/04/terrorismo-extrano/
Esto que voy a plantear en público como
duda, es algo que me he planteado en privado muchas veces, y que no he
conseguido resolver, pero que me sigue resultando inquietante. ¿Son,
además de asesinos, bastante obtusos los terroristas actuales?
Vamos a enfocar el asunto de esta
manera: imagina que concluyes que una reivindicación que consideras
justa no va a poder satisfacerse por vías democráticas, bien porque no
existe democracia o bien porque sabes que la mayoría, por equis motivo,
no comparte tu criterio. O imagina que eres un auténtico fanático
alienado por una creencia metafísica y quieres imponer tu fe al resto de
la humanidad, o acabar con ese resto. O simplemente pretendes vengarte
de los que han reprimido brutalmente a tu pueblo o han provocado la
destrucción de tu país. Imagina también que estás dispuesto a todo para
alcanzar tus metas, ya sean de pretendida justicia o de expresa
demencia.
Bueno, si ya nos hemos puesto en la piel
de esa persona o colectivo, vamos a hacer este ejercicio de
inteligencia emocional, y vamos a dar por sentado que aunque pudieras
ser incluso un psicópata, lo que no eres es imbécil.
Hay una premisa fundamental antes de
abordar estas hipótesis: quieres cambiar el escenario; quieres
alcanzar resultados. Existe un objetivo y por eso te la juegas. Y no
estamos hablando de lo que quieren los gregarios que se unen a tu causa
convencidos, porque aquí sí cabe que te rodees de personas manipulables,
sino de la base de tu motivación.
Ahora eres un separatista que reclama la
merecida soberanía de un territorio, o un idealista, o ambas cosas.
¿Crees que tendría algún sentido atentar indiscriminadamente contra la
población civil que es ajena a tu lucha?, ¿si matas a inocentes no
complicarás que alguien pudiera entenderte, o lo que es más importante
para ti, que imposibilites definitivamente alcanzar tus objetivos?
Porque lo que no es verdad es que, más
allá de la propaganda institucional, la violencia como medio sea siempre
rechazada por la sociedad. Dependerá de los objetivos y las
circunstancias. Y en este país se sabe mucho de eso, porque socialmente,
como además parece lógico, no se juzga de la misma forma el eliminar a
un alto cargo de una dictadura o una oligarquía que a los clientes de un
hipermercado en un territorio donde además estás logrando apoyos.
Pero demos un paso más, y convirtámonos
en un fanático religioso de base, en un gregario con encefalograma
plano. Ahora, o estás tarado del todo, o tu misión, que tampoco es que
sea el colmo de la cordura pero sí algo más concreta y consecuente, es
eliminar la máxima cantidad de infieles, o hacer el máximo daño posible.
¿Te dedicarías, sacrificándote por la
causa, a atropellar a un insignificante porcentaje de la ‘población
enemiga’ sabiendo que esto te va a costar la vida? ¿No cuestionarías los
métodos por necio que seas? Suena raro, incluso estúpido, casi tanto
como lo de llevar siempre encima algún documento identificativo, y hemos
quedado en que eres un perturbado, pero no eres imbécil. Y si eres el
ideólogo, ¿lo harías por costumbre coincidir con periodos electorales o
similares? ¿En qué te beneficia? Por el contrario, ¿no facilita
precisamente favorecer a los que se postulan con un ideario xenófobo?
Provocar lo que más te perjudica y más beneficia a tu enemigo es muy
raro incluso para un idiota.
Cualquiera puede entender, y no voy a
dar ninguna pista por evidente que sea para el que se proponga hacerlo,
que hay fórmulas infinitamente mejores, tan sencillas como las que se
han convertido en habituales y mucho menos arriesgadas para, por un
lado, hacer mucho mayor daño a la población de un país que atropellar a
unas pocas personas, si es que la misión es provocar terror o caos, o
simplemente vengarse, y por el otro, si la causa es de otra índole, para
no provocar el rechazo frontal y unánime de la sociedad. Porque ni
todas las infraestructuras estratégicas, evidentes o no tanto, están
bien protegidas, ni lo de la dificultad para atentar contra
personalidades relevantes a nivel económico y/o político, y más si uno
está dispuesto a pagar con su propia vida, es como lo cuentan o como se
percibe. Hasta un niñato puede acabar dando, por decir algo, un buen
tortazo a un presidente.
El caso es que siempre acaban pagando
los más inocentes. Pero voy a insistir: desconociendo el porqué, lo que
sí está claro es que no se debe a que sean los objetivos más sencillos,
ni mucho menos los más decisivos.
El actual, y con esto me refiero
especialmente al de las últimas décadas, es un ‘terrorismo’ extraño, de
malnacidos estúpidos, que juega en contra de sus propios objetivos, y
que parece, si atendemos a la lógica que se le supone, pensado con el
culo.
Tengo por costumbre no infravalorar el
intelecto de mis semejantes, y por eso, si me pongo en la piel de un
terrorista por convicción (si es ‘terrorista’ en sentido estricto es
siempre descabellada), o por venganza, no entiendo a qué juego sin
sentido están jugando los de ahora, y mucho menos me queda claro quién
reparte las cartas. Y si intento pensar como un militante envuelto en la
lucha armada, máxime con ideas socialistas, pienso que lo último que se
me ocurriría es acabar con los inocentes por los que lucho.
Solo conozco un terrorismo de ese tipo,
que es el mismo que nunca perjudica intereses empresariales y/o
religiosos (y valga también como equivalencia), que ha destruido países
directamente o por medio de injerencias, que ha provocado situaciones
para justificar sus posteriores acciones, y que tiene los medios y las
relaciones para llevarlo a cabo. Ese mismo tipo de terrorismo que nunca
ha partido desde la base de la sociedad.
Quizá no lo entiendo porque no soy capaz
de pensar, por más que lo intente, como alguien dispuesto a matar. Pero
todo lo que está ocurriendo me sigue pareciendo inexplicable e
inverosímil. ¿Qué piensas tú?
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