(Homenaje a Quintín Cabrera publicado el lunes, 16 Marzo 2009 -hace un mes, al que me uno-, por El pobrecito Veedor (Pierre Miró) Apartado: Música www.elpobrecitoveedor.net/blog
Mi primer blog admirado, mi primer blog recomendado -5/7/06-. PAQUITA)
En el siglo XVI, un rey español, Felipe el segundo, por un quítame allá esos Nápoles, emprendió una de sus guerras contra los franceses en la que destacó una batalla, la de San Quintín, una ciudad del norte francés. Seis mil muertos mediante y otros tantos prisioneros, el monarca ordenó levantar un monasterio, el Escorial, al que le puso por nombre el santo del día de la victoria, Lorenzo.
452 años después, otro Quintín, no tan famoso pero sin duda mejor persona, uruguayo para más señas y español de adopción, también ha muerto en otra batalla, la que mantenía contra el cáncer de pulmón. Sus canciones inteligentes, su vida solidaria de exiliado, su compromiso constante de estar siempre con los que sufren hambre y sed de justicia, el divertido cachondeo de muchas de sus letras, su presencia quedarán por tiempo en nuestra memoria. Mi homenaje modesto al recuerdo de Quintín Cabrera es poner un enlace a una de sus canciones, Qué vida más diferente, y otro a una particular milonga que él mismo escribió hace unos cuantos meses para informar, a modo de parte médico, de su enfermedad y que reprodujo Insurgente. Algunas de sus estrofas dicen así:
Hace tiempo que no explico
como ando de salud,
no crean que mi actitud
es esquiva, lo suplico.
Más bien, hoy me justifico.
No lloren, que eso me daña
pues me ha dado con tal saña
la fibrosis pulmonar
que hasta le veo brillar
a la Parca su guadaña.
[…] Informo que me han llamado
de Puerta de Hierro, ¿sabes?
por fin ya se dan las claves
para el transplante esperado.
La verdad: estoy cagado
y ya no sé que pensar
porque dudo en esperar
que me pasen a cuchillo
y eso que no me acuclillo
por lo que pueda pasar.
¿Y si los “nuevos” pulmones
son de alguien que fumaba?
¿o al cantar desafinaba
o despreciaba mis sones?
Ya sé que los milongones,
los tangos y las milongas
se han hecho para el que ponga
el corazón en la boca
pero mi canto se toca
con un “fuelle que rezonga”.
[…] Éste es mi parte de guerra.
Habrá más si sobrevivo
y cuando no sea cautivo
de esta tos maldita y perra
seguiré por esta tierra
con mi guitarra campera
milongueando a mi manera.
Ahora les manda un saludo
y un abrazo cojonudo
el gaucho
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