abril 12, 2009

menudolatazo... (+ Soportándome)

(Copiado a Soportándome que lo publicó... en su blog menudolatazo.blogspot.com/
Etiquetas: el clavo en la pared, Taller de cuentos.
Dedicado a Jesús Ortega. Un relato estupendo, comprobadlo. PAQUITA)

EJERCICIO DE RELATO CON INICIO DETERMINADO
Don Andrés Neuman y Don Jesús Ortega fueron mis profesores del taller de relatos cortos que hice hace unos años. Don Jesús tiene un blog que es una joya para los que les guste escribir. Cuenta con decálogos para escribir cuentos, para saber cómo poner un título, saber como terminar a tiempo... y lleno de experiencias. Este blog se llama El clavo en la pared igual que el título de uno de sus trabajos (maravilloso libro de relatos).

En el taller puso un ejercicio en el que cada alumno cogía un papel doblado con el inicio de una frase y debía continuar hasta terminar el relato. Yo escribí el siguiente relato que le dedico con mucho eros y thanatos.

"Pedro Luis le llevaba un año a Juan Tomás, pero eran tan exactamente iguales que todos los tomaban por mellizos. También eran exactamente iguales en sus vivencias. Juan Tomás iba recorriendo los mismos pasos que su hermano de forma matemática. Cuando su hermano estaba en 8º y le gustaba una chica, sabía que a él le gustaría la misma chica el año siguiente. Iría de excursión a los mismos sitios y sacaría exactamente las mismas notas que su clon. Todo era predecible. Juan Tomás no sabía lo que era la incertidumbre ni tampoco lo que era experimentar por sí mismo el vivir los acontecimientos. Esto hacía que mirase a su hermano con deseo de aniquilarlo. Lo sentía como un obstáculo para expandir su yo hacia un mañana. Todos tenemos un espacio interior en el que proyectamos un plan de futuro y Juan Tomás tenía hueco este espacio. Lo llenaba de ira hacia su hermano. De sobra está decir que hasta sus padres lo confundían con Pedro Luis.
Hizo la prueba de los 100 metros lisos en Educación Física y obtuvo 10:89; los mismos segundos y centésimas que el otro había obtenido el año anterior. Parecía imposible hacerse con una individualidad, con una identidad.
Pero en el seminario de literatura iba a ser diferente. Era libre para los alumnos de bachillerato de todos los cursos, y allí estaban los dos hermanos, dispuestos a nutrirse del mundo de las letras que los dos adoraban exactamente con la misma energía. El profesor del seminario había metido en una cajita un papel para cada alumno con una frase distinta. Esta frase, que no se podían decir los unos a los otros, era el principio de un relato que cada uno tendría que construir como Dios le diera entender. Juan Tomás se esforzaba siempre por diferenciarse de su pseudomellizo, pero esta vez la diferencia la iba a poner el profesor.
Era la última oportunidad que se daba; si por algún motivo acababan escribiendo el mismo relato, acabaría asesinando a Pedro Luis para poder expandir su horizonte. Había depositado tantas expectativas en aquel cuento, que la noche antes de entregarlo se había quedado atrapado por el insomnio. Al alba se acercó a registrar la mochila de su hermano para leer el relato, y entró en cólera al ver que los dos comenzaban con la misma frase. Una semana de luto estuvo el instituto por la violenta muerte que sufrió el profesor de Literatura"

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