Las fotos llevan una explicación y al relato lo precede un *asterisco. Para
VER las FOTOS, sus detalles, DEBEN AGRANDARSE clicando sobre ellas. Fueron tomadas con cámara analógica y escaneadas en 2016. Crónica anterior http://paqquita.blogspot.com.es/2016/10/valle-de-lliterola-pico-de-estos-o-tuca.html
* Nos dirigimos en coche hasta el Hospital de Benasque (1730m) y, ya allí, comenzamos la andadura, paraguas incluido. El cielo estaba muy cubierto.
30.- Refugio Albergue Hotel Hospital de Benasque, abajo (fotografía tomada por Ángel, prestada de la exc. a Mall Pintrat 2005)
* A la hora me paro a descansar, subiendo y además con peso tengo poca resistencia; transcurridas dos ya estamos en el port de Venasque (2410m), acompañados de multitud de gente, la mayoría integrados en un grupo de jóvenes norteamericanos, me parece: por el aspecto, el acento, los culos... algún francés, españoles sólo nosotros.
31.- Vista desde Portillón / port de Venasque. Picos Forcanadas, Aneto
* Descansamos un rato y comenzamos la bajada al otro lado, los lagos de Boum (2248m) y el refugio francés (2252m) construido a su vera. En esta parte del camino nos encontramos a un señor arreglando la senda, señalizada en distintos puntos como con rocas desprendidas, consecuencia de las nevadas del invierno pasado, era el guarda del refugio, según nos dijo.
32.- Senda. Lagos de Boum y refugio del Portillón = refuge de Vénasque. Paquita
* A la media hora de bajada ya estábamos rodeando los lagos y dejando a nuestra izquierda el Refugio del Portillón, creo que se llama, y a la hora y media el Hospital de Francia = Hospice de France (1385m) , edificio semiderruido con un cartel indicando que estaba en proyecto de rehabilitación, desde el año 2003. Cuarto de hora antes habíamos parado para descansar y comer junto al río y el puente que lo cruza.
33.- Hospice de France. valle de la Pique
* En el hospice de France encontramos aparcados muchos coches. Como nosotros queríamos bajar andando, preguntamos si el camino que veíamos a nuestra derecha se dirigía hacia Bagnères-de-Luchon. La pregunta se la hicimos a una pareja mayorcita que no lo sabía -ellos habían subido por la carretera de la izquierda- que a su vez se la formularon a un camionero que en esos momentos estaba volcando tierra, en un espacio reservado para ello. Éste nos dijo que sí, pero que tenía un trozo malo, les dimos las gracias a ambos y marchamos adelante.
34.- Valle de la Pique, de acceso al Hospice. Frente, izda., Portillón. Ovejas. Foto día ste. 9 a.m.
* Se nota que está en desuso y descompuesta en muchas partes, nadie la utiliza para caminar ¡quizá todos subieron en coche! Con todo, es agradable, atraviesa el bosque.
Al llegar a un puentecillo sobre un arroyuelo, nos encontramos con un señor que había llegado hasta allí en su furgoneta. Volvemos a preguntar si vamos bien encaminados, contesta que sí, seguimos, hasta que llegamos a un punto en que la carretera está totalmente destrozada. Se ve un pequeño promontorio a la derecha, que superamos, para encontrarnos de nuevo en la vieja carretera.
Comenzaron a aparecer, de tarde en tarde, alguna casa de campo e incluso un rebaño de cabras domésticas. Esta parte de la calzada sí está arreglada, para facilitar el acceso de los residentes. A Blas le llamó la atención el deteriorado tendido eléctrico de que disponían, los antiguos troncos con un único cable. Se ve que estamos en el sur de Francia , la zona pobre, como en la mayoría de los países.
A la hora y media, seis kilómetros desde el hospital, encontramos una bifurcación: a la izquierda, Superbagnères, y a la derecha, Louchón ¿cuál era la nuestra?
Optamos, en principio por Superbagneres, el nombre por nosotros conocido siempre había sido Bagnères-de-Luchon, y éste era el que más se le semejaba, vimos algunas casas cerradas, con porche y planteé quedarnos allí a pasar la noche, sin recorrer más camino que tendríamos que deshacer al día siguiente; esto no fue bien acogido por Blas que lo calificó de invasión de la propiedad privada, verdad es que ponía “prohibido el paso” en francés, claro, y a punto estábamos de atravesar un largo puente cuando apareció un nuevo cartel que indica 13 kilómetros a S.B., cartel que fue suficiente para que cambiáramos el sentido de nuestra marcha, tomando esta vez la dirección a Louchón que marcaba 5 km. Cinco kilómetros por la carretera, con todo el tráfico, un camión que nos pita, es el de arriba, que ya va para abajo, jodido de él, no se le ocurre parar, pensará que si vamos andando es porque queremos y así nos cruzamos con él otras dos veces, otro viaje con tierra que hizo, comienza a llover, llevamos los paraguas, debemos resultar chocantes, con nuestras mochilas, paraguas abierto y de paseo.
Vamos bajando y lo que me duele de ésto es pensar que al día siguiente tendremos que subir todo lo que hoy bajamos. Andamos por nuestra izquierda y al otro lado de la carretera Blas quiere adivinar una senda ¿no parece lógico que sólo se pueda ir por aquí? Nos metemos en ¡la senda! y nos lleva al río, donde se acaba. Vuelta atrás, retomamos la carreterita, de cuando en cuando, aparecen unas señales rojas en los quitamiedos que no sabemos qué quieren decir, porque no llevan a sitio alguno, o no lo vemos. A la derecha aparece un cartel a la entrada a una finca indicando “Albergue” y algo más, cerrado los miércoles, hoy, continuamos, luego aparecerá un camping, sólo se ven autocaravanas, entramos en la recepción y a duras penas nos entenderá la mujer que lo atiende, no tienen bungalows, nosotros no tenemos tienda, seguimos adelante, otro camping similar al anterior, ya ni preguntamos pero Blas aprovechará el servicio.
A las seis menos cuarto entramos en Louchón = Bagnères-de-Luchon, reconocemos a nuestra derecha la carretera por la que hemos venido en las dos ocasiones anteriores, además lo pone “Espagne” hay mucha construcción en madera viejecita y cerrada a cal y canto... qué larga se hace la entrada. Dejamos a nuestra izquierda los baños “bagneres” y estamos en el centro de la villa, información turística más adelante, seguimos, luego indica a la izquierda y no la vemos. En el entremedias unas cuantas Pattiseries y nos compramos un pastel, están buenos. Preguntamos a un caballero por la dichosa oficina de turismo y nos dirá que más atrás pero que ya estará cerrado ¡me cago en la! Pero no, está abierto, cierran a las siete. El señor encargado de ello, practicando un español que no domina, nosotros menos el francés, nos dirá los alojamientos de que disponemos y nos dará unos folletos. Queremos más, que nos diga el más económico y a la vez limpio, está algo reticente, porque, nos explica, él no debe indicar ninguno en particular, le convencemos y nos señalará tres que están cerca, le damos las gracias y allá que vamos; el más cercano “Les amis du Comminges” en la plaza frente a la iglesia.
Entramos en él, tiene habitación para dos, nos pregunta que si una cama ó dos, nos da igual, que sean grandes, coge unas llaves y subimos al segundo piso, no hay ascensor y nuestras piernas lo notan, la habitación es sencilla, muy sencilla, con dos camas de 1,05 y un servicio sin bañera, pero sí ducha. Nos la quedamos, ¿querremos desayunar? claro que sí, empiezan temprano. Son las siete de la tarde.
Nos quitamos las botas, Blas se ducha, yo lo haré mañana, y nos tumbamos hasta que salgamos para cenar algo.
A las ocho y media estamos en la calle y ya vemos gente cenando, europeos, damos una vuelta por la calle principal, la conocida por nosotros, no sabemos a que menú quedarnos, vemos la indicación de “Bar de Tapas” y allá que vamos. Un camarero francés es el que nos atiende, y no nos entiende ¡que trabajo, explicarse! Vendrá la dueña, catalana creo, con muchos años viviendo en Francia, tomará nota, nos aconseja sobre el primero, tortilla de cebolla, muy buena, no tiene nada que ver con nuestro concepto de tortilla, y un segundo regular, pescado yo y carne Blas, de postre: una crema catalana, muy buena y un helado. Poco más de treinta euros la cena, no salió mal.
La callejuela en que nos encontramos está camino del casino y de cuando en cuando pasa alguien en esa dirección, se nota por el perfume, y el arreglo, de las señoras, solas, que hacia allí se encaminan. De allí al hotel y a la cama.
A la mañana siguiente, a eso de las ocho, bajamos con la mochila ya preparada a desayunar, nos indican un salón a la derecha, decoración anticuada de los años 60, y varias parejas mayores, de sesenta en adelante, como poco. Nos sentamos a una de las mesas que está vacía y preparada, pan de baguette, mantequilla y mermelada. Una señora que sirve los cafés nos pondrá los nuestros, con leche y bastante flojos, el pan recién horneado. Acabamos y liquidamos la cuenta con el “amo”, ésa es la palabra que utiliza una de las encargadas de la cocina a la que preguntamos por él. Serán 32 euros la noche y 10 por los dos desayunos, salió bien de precio, considerando el plan en que íbamos, a lo que saliera.
Preguntamos al dueño del hotel si hay servicio de autobús al Hospice de France, contestará que no, pero que quizás alguno de los alojados se desplace allí esta mañana. Uno de los que estaba en el comedor, solo, que ha oído la conversación, nos dice que él puede llevarnos, que no tiene nada que hacer hasta las doce en que su mujer acaba en Superbagneres. Está haciéndose los baños, miel sobre hojuelas, aceptamos de inmediato, nos adentramos a un patio trasero en que está aparcado su vehículo y subimos. Por el camino dice que vive en París y conoce Benasque y también Madrid, que le gusta España, como no. ¡Que suerte la nuestra! Nunca imaginará el favor grandísimo que nos hace, once kilómetros cuesta arriba, de caminata, que nos ahorra. Son las nueve de la mañana cuando llegamos al Hospice, andando no hubiéramos llegado antes de las 11 y media, con la acumulación de cansancio que, además, supondría para iniciar la vuelta al Hospital de Benasque, subiendo el puerto. Nos despedimos de tan amable caballero, dándole las gracias nuevamente y emprendemos el camino de vuelta.
35.- Circo de la Glera, visto desde Francia
* En el puente, en que paramos a comer el día anterior, hay un cartel señalizador que indica: de frente, refugio y Portillón de Benasque, a la derecha, Camino de la Emperatriz y Puerto de la Glera. Tomamos éste último, para hacer la vuelta distinta.
Camino del Portillón hay un gran rebaño de ovejas (foto 34).
Atravesamos un bosque enorme, el sendero está perfecto y muy bien trazado, cómodo, hay muchos carteles en los abetos con la indicación ”interdite la... ”, en hora y media llegamos al Circo de la Glera, viendo a nuestra derecha un sendero claramente trazado, que asciende hasta el Puerto, suponemos. Hay vacas, bastantes y dispersas.
36.- Senda al Circo de la Glera. Blas
* El sendero que hemos cogido está lleno de arándanos, dos horas continuadas comiendo arándanos, porque ¿cómo iba a pasar sin cogerlos? Verdad es que es la mayor aglomeración de este fruto por mí vista.
Dejamos atrás a un señor que está arreglando la senda, acompañado por su perro, el perro solo lo acompaña, notándose claramente hasta donde está trabajada, a partir de ahí se ve algo deshecha.
A las doce y media llegamos a la glera, propiamente dicha, atravesándola en diagonal, y a los cuarenta y cinco minutos estamos en el Puerto (2367m).
37.- Glera. Puerto, arriba, izda.
* En este último tramo el sendero está totalmente calzado, viéndose, desde abajo, las paredes -trabajadas- que lo sujetan. Al Lago de Gorgutes (2318m) llegamos en quince minutos.
Si en Francia el día estaba más o menos cubierto aquí lo está totalmente. El lago tapado por la niebla, viéndose en algún momento un trocito del mismo.
Es la una y media del mediodía y seguimos bajando, hace frío para permanecer aquí.
Paramos al llegar al río, media hora después, donde comemos del pan y el fiambre que aún llevamos. Es la primera vez en todo el trayecto que nos encontramos con gente, la que está comiendo al igual que nosotros al lado del río.
Hoy solo hemos andado, netas, cinco horas y media, frente a las casi ocho de ayer.
El desnivel subido ha sido de mil metros y el bajado seiscientos. Me falta información sobre la altitud de Louchón, recordamos, que nos han dicho, que han puesto en el sótano del Hospital la memoria gráfica del mismo y bajamos a verlo. Es interesante, cuenta su fundación y las modificaciones sufridas en el tiempo, así como de la función que tenía de unión con el de Francia, habla de Louchón pero nada de su altitud, no se me ocurrió preguntarlo en el propio sitio, y aquí ignoran este detalle, que pregunto al muchacho, joven, que hay en recepción y se lo formula a otro, pero nada. Sabemos que el día anterior hemos subido setecientos metros y bajado mil cien más la diferencia de nivel entre el Hospice de France (1.385 m.) y la localidad de Louchón.
AHORA, a 23 de febrero de 2010, sí dispongo de la información, está en Wikipedia y es 630 metros.
DATOS DE INTERÉS:
- DESNIVEL Hospital de Benasque-Portillón: 700 metros (subidos el 1er. día)
- " Portillón de Benasque-Louchon: 1800 m. (bajados el 1er. día)
- TIEMPO ANDADO: 8 horas.
- DESNIVEL Louchon-Puerto de la Glera: 1750 metros (750 subidos en coche)
- " Puerto de la Glera-Hospital de Benasque: 650 m. de bajada
- TIEMPO ANDADO: 5 y media h.
Crónica siguiente http://paqquita.blogspot.com.es/2016/10/ultimo-dia-verano-2004valle-isabena.html
PAQUITA
3 comentarios:
Bueno, Paquita, ¿cómo te has 'enterao' de nuestra excursión de veteranos al Perdiguero? del pasado verano? Luego también hicimos el circuito que relatas, sólo que en sentido inverso: Hospital, pto Glera ... pernoctamos en una magnífica cabaña que hay en el valle, y retornamos por pto Benasque.
En comentario en mi blog preguntas por la foto: el es collado Cordier, 3.000m al pie de los Maladetas Occidentales, que ascendimos el año anterior.
No sé cómo lo he hecho, pero acabo de subir una foto en mi blog en la que al pinchar se amplía a gran formato. Perdón por ser tan 'pesao'. En el nuevo artículo hago referencia a eso del caminar.
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