Publicado por Fran Sevilla el 09 Abr 2010 en su blog Vagamundo, cuyo lema es "El mundo es ancho y ajeno" blogs.rtve.es/fransevilla/posts
8 de abril. Pocos días han quedado tan grabados en mi memoria. Hace ya siete años. Pasa el tiempo, van cayendo los días del calendario, los años desaparecen del almanaque. Pero permanece la sensación de angustia, de tristeza, de rabia. Una rabia que se acrecienta por la impunidad de los asesinos. El 8 de abril asesinaron a José Couso en Bagdad. Para quienes estábamos allí, para quienes éramos, para quienes somos sus amigos, el tiempo transcurrido no ha mitigado el dolor.
No deja de ser una descorazonadora casualidad que estos días, mientras alistábamos, un año más, la determinación contra el olvido, que una ONG haya filtrado un vídeo en el que se observa como los soldados estadounidenses, los mismos que a día de hoy siguen siendo fuerzas de ocupación en Irak, asesinaban también con impunidad a otro periodista, Namir Noor-Elden, fotógrafo de la agencia Reuters, junto a su conductor y a otra decena de personas.
El vídeo de este nuevo crimen de guerra circula estos días por la red. Merece la pena verlo con detenimiento. Desde un helicóptero se dice identificar a un grupo de hombres armados. El arma que lleva Namir es su cámara fotográfica. Desde el helicóptero se pide permiso para disparar y se dispara matando a todo aquel que se mueve.
La misma secuencia, la misma excusa con la que se dio muerte a José Couso. Entonces fue un tanque. También el tanquista dijo identificar a alguien armado en el hotel Palestina. Y disparó. El arma que llevaba Jose era su cámara. Una cámara con la que se convertía en incómodo testigo de la invasión, de la ocupación de Bagdad.
En el caso de Namir el Pentágono negó, al igual que hizo con el asesinato de Couso, que las cosas hubieran ocurrido como ocurrieron. Pero Wikileaks ha logrado sacar a la luz el vídeo, la grabación que se hizo desde el propio helicóptero, en el que no hay lugar para las dudas. Un nuevo crimen de guerra que también ha quedado impune.
Uno tiene la sensación, más bien la certeza, de que en este mundo nuestro la justicia nunca es igual para todos. Los poderosos siempre están más allá, amparados por esa insultante, indignante impunidad. Pero nuestra memoria está hecha a prueba de impunidades. El lema elegido por la familia Couso sigue ahí:
“José Couso, crimen de guerra. Ni olvido ni perdón”
fran.sevilla@rtve.es
Hago mío su HOMENAJE a José Couso. PAQUITA
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