mayo 05, 2010

El widgets nuevo del blogueador... (+ Júcaro)

Publicado en 2010 Marzo 5; blog de Júcaro. Su nombre 14 de abril... 14 de abril? pues es "Su" Día http://14deabril.wordpress.com/

Por la blogosfera pululan muchos fantasmas. El fantoche de este cuento, con distintos finales, era un bloguero tan entregado a su blog que dedicaba gran parte de su tiempo en buscar la forma de mejorar el aspecto visual de su bitácora, en la elaboración de suartículo diario y en la obsesión de escalar posicionamiento en esos rankings tan absurdos como codiciados. Tal era su dedicación que abandonó a los amigos, perdió su afición a la práctica deportiva y el interés por la música. Cuentan que su conversación se volvió insulsa y que sus conocidos temían hablar con él por miedo a ser objeto de sus post.

Cuando sonaba el teléfono su compañera siempre decía lo mismo:

-¡ Bueno…, ahora está ocupado en el ordenador!

El lugar donde vivía ofrecía posibilidades, pero el blogueador estaba a lo suyo; despreciaba el sol, los paseos por los montes cercanos y las tardes de cine. Cuando no era Facebook era Twenty, cuando no un post rebelde que se le resistía o el comentario del «tocahuevos» de turno que le hacía pensar en la respuesta más audaz, adecuada o contundente. Fervoroso creyente, se encomendaba al dios Google para la caza y captura de la inspiración o para el plagio más o menos solapado. Tanto en el trabajo como entre sus amigos, percibieron cierto cambio en su conducta. Mentalmente siempre estaba conectado a la blogosfera. Alguna vez pensó que su personalidad real podría verse alterada por una identidad virtual fuera de control. Era algo que intuía podría acarrearle consecuencias imprevisibles pero desechaba la posibilidad porque deducía que plantearse esa hipótesis, era todo un salvoconducto.

Un día, a través de una red social, entabló relación con un truhçan que se hizo pasar por experto webmaster. Éste le aseguró saber mejorar su blog hasta subirlo a lo más altos de los rankings y situarlo en la PageRank más deslumbrante. Un portentoso widget obraría el milagro. También le sugirió formar parte de una plataforma de bitácoras en la que sus miembros tenían diseñada una especie de cama redonda en la que sustituían las caricias por links para satisfacer la promoción de sus blogs y ganar eso que llaman “visibilidad”. Este sujeto le garantizó que con el widgets en cuestión comenzaría a recibir infinidad de visitas y el número de comentarios subiría de manera espectacular. Igualmente le insinuó la posibilidad de facilitarle acceso a los contenidos no publicados aún por otros blogueros.

—¡Deben ser un widget magnífico! -pensó el blogueador-. Si lo tuviera, podría averiguar qué blogueros de los rankings son indignos del puesto que ocupan. Podría distinguir a los auténticos de los falsarios, los honestos de los tramposos además de acceder a sus borradores para adelantarme a sus publicaciones o incluso colocar enlaces a mis post en aquellas bitácoras que me proporcionen más visitas y prestigio. Sí, debo permitir que me lo instalen inmediatamente.

El supuesto webmaster le hizo creer que hacía algo en el panel de administración de la bitácora, pero en realidad no hacía nada. Simplemente, desde diferentes IP y con múltiples nicks bombardeó la bitácora del blogueador durante unos días con comentarios que siempre, y con muy diferentes formas de expresión, manifestaban lo mucho que les impresionaba el blog, lo bien logrado que estaba, lo interesante de los temas que tratados o los enfoques tan originales como persuasivos.

Convencido que había dado un salto cualitativo se entregó con más denuedo a la tarea de escribir y no había día que no publicara un par de entradas.

(Primer final)

No es necesario decir que el blogueador se percató, al poco tiempo, que había sido objeto de una broma o una estrategia urdida por alguien que pretendía que pusiera los pies en tierra. Convencido de lo ridículo de la situación, borró todos los contenidos de su blog y comenzó a escribir en otra bitácora y bajo una identidad diferente. Lo hizo sin prisas y con el compromiso de publicar un máximo de dos entradas semanales para que el esmero en la escritura, el cuidado en las formas y la certeza en lo publicado primasen sobre el número de visitas, comentarios y posicionamiento que pudiera conseguir.

(Segundo final)

Al percatarse del engaño, lejos de desanimarse entendió que precisaba un poco de tiempo, tratar nuevos temas y eludir el viciado sesgo que rezumaba en cada post. Después de un tiempo sin actualizar, realizó algunos cambios en su blog y continuó escribiendo como si nada hubiera pasado. Al fin de cuenta, muy apesadumbrado, se preguntó: ¿quiénes y cuántos son los que leen mi blog?

(Tercer final)

Al descubrir que había sido desnudado como el emperador de los trajes del cuento, decidió poner fin a tanto despropósito; suprimió su blog y desconectó el ordenador; se acercó a su compañera y la miró como hacía tiempo no lo hacía.

PAQUITA dijo... La vanidad es algo a lo que todos podemos quedar enganchados… por algún tiempo;… Todo el tiempo diría algo elocuente del paciente obsesivo-compulsivo.
Cualquiera de los finales parece posible, el último podría mantenerse algunos días, para al cabo de otros… volver al ordenador y recuperar esa parte lúdica informativa creativa? que nos “engancha” y que los más cercanos a nosotros padecen y temen en alguna manera.
¡Te lo copio!… a ver si subo en el ranking… objetivo muy lejano, tanto… que ni se ve. Besicos desde el foro: PAQUITA


1 comentario:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Esto de los blogs puede convertirse en un sin vivir pero muy vivo.
Saludos.