Esta entrada fue escrita el Lunes, 26 de Abril de 2010 por ©Pierre Miró www.elpobrecitoveedor.net/blog/
Es lamentable que a estas alturas del siglo XXI, setenta y tantos años después, haya personas que no puedan tener a sus muertos bien enterrados.
Es patético que pueda sentarse en el banquillo de los acusados la única persona que ha intentado investigar, jurídicamente hablando, las desapariciones de la dictadura, de modo que no tengan impunidad esos delitos de lesa humanidad.
Es insostenible que lo que es válido para Chile, Argentina, Sudáfrica, no lo sea en la España democrática que comenzó a aplicar la justicia universal (por decisión del legislativo, ya no se aplica).
Es antijurídico que se catalogue como presunta prevaricación lo que no es sino una interpretación heterodoxa del derecho.
Es paradójico, incoherente y chusco que se cuestionen comportamientos de los demás hacia la justicia cuando se tiene por costumbre hacer lo mismo cuando se trata de la defensa de intereses propios.
Es tremenda la desmemoria histórica de gentes que quieren ignorar el pasado, bien porque miraron para otro lado, o bien porque pudiendo haberse enterado no lo hicieron y, además, cuestionan que tuvieran lugar los hechos incontrovertibles que se denuncian por quienes sí tienen memoria y han padecido esos mismos hechos en carne propia o cercana.
Es desesperanzador que mucha gente joven desconozca una etapa histórica reciente del propio país, por el olvido impulsado desde un sistema educativo que, sistemáticamente, se termina en el novecento o, como mucho, en lo que aconteció a nivel mundial.
Es impresentable que cada año la presidenta de una comunidad se ponga la kipa para conmemorar el holocausto, y los medios afines la aplaudan, y nadie tenga un recuerdo oficial para quienes cayeron en defensa de la legalidad constitucional y de los valores democráticos, que ahora tanto se ensalzan por los herederos de los levantiscos.
Es desilusionante comprobar a estas alturas de la vida que continúe habiendo palos del sombrajo que se te sigan cayendo cuando menos te lo esperas.
Es necesario, aunque cada vez resulte más complicado, seguir encontrando motivos para contraponer al gramsciano pesimismo de la razón el optimismo de la voluntad.
PAQUITA on 27/Abril/2010 - 17:29
HAY OCASIONES EN QUE,
POR MUCHA VOLUNTAD QUE LE PONGAMOS,
EL OPTIMISMO SE NOS NUBLA. Paquita -te lo copio-
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