Publicado por Felipe el jueves 27 de mayo de 2010 en su blog REFLEXIONES elcuadernodeunizquierdista.blogspot.com/
Uno de esos días, empapado de temple y memoria,
sin más tragedia que la de mis ojos,
quedé transitado en tu cuerpo desnudo
dónde mis manos y mis labios
llenaron todas tus aromas de silencio y vehemencia.
Como recién amanecido en la tarde,
sin episodios y sin historias,
quedé atrapado en vergeles
de caricia y ansiedad.
Cerca de tu boca y en sus alrededores
sonreían los ojos de mis labios.
Y tu cadera,
esfera en dos mitades,
consumó los momentos de lenta agonía
en que mi vida huyó para tu vida.
Estuvimos tan presentes,
que el pasado no contó
como hoja de calendario no vista.
No fuimos lo escondido ni lo ocultado
en el torrente de la vida utilizado.
Fuimos cuerpo y cuerpo,
boca y boca
y agua que va y viene sin rumbo conocido,
paseando todos los rincones.
Fuimos hambre y alegría,
ni yo mismo en tu hondura
ni tú misma a solas
supimos decir lo ocurrido.
Caminante dijo... 27 de mayo de 2010 11:12
Una preciosidad la que me encuentro, cuando yo sólo venía para decirte que hoy (...)
... Te lo copio -con o sin tu permiso, ya me dirás... si quieres decirme "algo"-
Besos y buen día, nublado -por el momento- PAQUITA
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