Publicado por Lansky en 30/03/2010 www.lansky-al-habla.com/
"Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir
es el único argumento de la obra." (Jaime Gil de Biedma)
Se cubren con la capucha de la sudadera aunque no llueva ni haga frío, miran a la cámara de frente o torcidamente, y no sonríen, más bien al contrario, ¡ah!, y a veces hacen un gesto ambiguo con la manita del tipo de ‘que te den’. Se intentan parecer a un boxeador del Bronx, aunque se parecen más a un desnutrido obrero de reparación de calzadas en día de lluvia. En el fondo van tan convencionalmente uniformados como aquellos de sus padres que usaban siempre traje y corbata. Con las consabidas excepciones, son gritones, sucios, agresivos, groseros, y exhiben su incultura como una suerte de experiencia, la tienen a gala. Como Shakespeare (“Los viejos desconfían de la juventud porque han sido jóvenes”), opino que sería bueno confinarlos en una isla desierta (desierta ya no) hasta que cumplieran los treinta (bueno, a ellas no, qué da gloria verlas)
No tengo nada contra ellos, incluso algunos de mi generación sostienen que, a nuestro modo, nosotros fuimos como ellos, pero, ya que tanto se metaforiza con la juventud florida y los jardines, si fueran árboles serían un desastre, porque ocupan demasiado espacio, crecen muy deprisa y maduran muy lento. Inquietantemente, no se marchan de casa, aunque no salgan de su cuarto más que para saquear la nevera, ocupar el baño o empujarte en el pasillo.
Por eso, al igual que es mejor una España sin Falange y con Garzón, es mejor una casa sin ellos y con un gato, más limpio, más bonito y más agradable. Por cierto, la Falange siempre ha hecho buenas migas con ellos: Frente de Juventudes, Organización Juvenil Española, alias OJE, y en general, gentes poco formadas, cualquier clase de catequesis y adoctrinamiento simple les engancha fácil con tal de que se les grite.
Tampoco saben que las modas son aquello que más rápidamente pasa de ídem. Y el colmo: de vez en cuando se ven patéticos alelados individuos en edad de estudiar oposiciones vestidos tres tallas más grandes y con un patinete, el mundo va más deprisa que ellos y no se apean.
Hablan como hampones, amenazan sin estar resueltos a sostener sus palabras, sin saber aún ser hombres. Se les podría aplicar el viejo hermoso refrán sefardí que menciona Rafael Sánchez Ferlosio:
"Con dizir flama non se quema la boca"
Ningún adulto en su sano juicio querría ser padre de un sujeto así, pero algunos finjen que sí. No es sólo un problema de ellos, también mío; me pasa lo que decía Neruda: "Sucede que me canso de ser hombre" (O me abochorna haber sido así)
Caminante dijo... marzo 30, 2010 10:48 AM
Yo venía para decirte (...)
... En cuanto al tema juventud, hay una pequeña porción concienciada con la época en que vive y preocupada en intentar hacer de esto un mundo mejor... al resto ¡le suda! Le suda en la misma manera que al grupo de adultos que está encorsetado en la maquinaria productiva consumista y no se sale del carril trazado.
También está esa pequeña excepción de adultos que pretendemos movernos y divulgar lo que vaya en la dirección del amejoramiento de la sociedad, del planeta.
Como verás/veréis, me incluyo en la sección minoritaria apreciable ¿modesta yo?
¿Cuánto porcentage suponen unos y otros?... No sé, en el caso de los adultos lo vengo cifrando en no más del 5 por ciento.
No creo que entre los jóvenes sea menor... no, no lo creo, porque los jóvenes que conozco están en este grupo, ¿Qué opináis? ¡Anda! ha salido el sol. PAQUITA
1 comentario:
Interesante artículo. Muy interesante (y concluyente) tu comentario, Paquita.
Los jóvenes y "jóvenas"(un gran recuerdo al admirado Marcelino Camacho) sólo viven pendientes del espejo que los refleja. No hay nada, más allá.
Les importa un bledo la política, el estudio, e incluso diría que el trabajo. No hablo de todos, por supuesto, pero sí de la inmensa, inmensa mayoría.
Para ellos/as, la política es una mierda (ahi estoy de acuerdo), aprender no sirve para nada (totalmente en desacuerdo, faltaría más) y el trabajo, una cantidad mayor o menor de euros con la que poder divertirse.
Al parecer, cuando asaltan el frigo mientras nos empujan por el pasillo, y a continuaicón te piden "cuartos" (cada dos por tres), creen que éstos (los cuartos) se expiden en una máquina extraordinaria o brotan de una planta ultramegamágica.
La realidad, sigue superando nuestras realidades.
Un abrazo.
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