noviembre 17, 2020

El día de la ira-Dies Irae. Canto de justicia y libertad y de esperanza en otro mundo, de Fernando Broncano

 Fernando Broncano R    18/10/20

Meses de cansancio y aprensión, bipolar indignación y depresión; un mundo que se tambalea y un país en el que sus instituciones y legitimaciones crujen y amenazan ruina.

Esta mañana, oyendo en RN3 canto gregoriano del tiempo ordinario, he recordado uno de los más bellos poemas de la historia, el Dies irae, escrito en la Italia del siglo XIII, quizás por Tomás de Celano, amigo de Francisco de Asís. Una Italia de nuevas ciudades en lucha por su libertad contra los bárbaros emperadores alemanes que por varios siglos consideraron el Regnum Italicum como su finca particular,
La Iglesia católica lo incluyó como canto de su misa de requiem, y así ha sido cantado y citado interminablemente (Verdi, en su pasmoso Requiem), pero es un canto de justicia y libertad y de esperanza en otro mundo y así deberíamos escucharlo. Esta mañana bien merece la pena recordarlo y leer su maravillosa letra (he quitado la última estrofa añadida por la Iglesia para convertirlo en un canto fúnebre).
(No dejéis que vuestras increencias os impidan gozar de esta belleza, sería como los comunistas que no se emocionaran con la Varsoviana o los anarquistas con la Internacional)
Dies iræ, dies illa,/ Solvet sæclum in favilla, /Teste David cum Sibylla! /Quantus tremor est futurus, /quando iudex est venturus, /cuncta stricte discussurus! /Tuba mirum spargens sonum /per sepulcra regionum, /coget omnes ante thronum. /Mors stupebit et Natura, /cum resurget creatura, /iudicanti responsura. /Liber scriptus proferetur, /in quo totum continetur, /unde Mundus iudicetur. /Iudex ergo cum sedebit, /quidquid latet apparebit, /nihil inultum remanebit. /Quid sum miser tunc dicturus? /Quem patronum rogaturus, /cum vix iustus sit securus? /Rex tremendæ maiestatis, /qui salvandos salvas gratis, /salva me, fons pietatis. /Recordare, Iesu pie, /quod sum causa tuæ viæ; /ne me perdas illa die. /Quærens me, sedisti lassus, /redemisti crucem passus, /tantus labor non sit cassus. /Iuste Iudex ultionis, /donum fac remissionis /ante diem rationis. /In gemisco, tamquam reus, /culpa rubet vultus meus, /supplicanti parce Deus. /Qui Mariam absolvisti, /et latronem exaudisti, /mihi quoque spem dedisti. /Preces meæ non sunt dignæ, /sed tu bonus fac benigne, /ne perenni cremer igne. /Inter oves locum præsta, /et ab hædis me sequestra, /statuens in parte dextra. /Confutatis maledictis, /flammis acribus addictis, /voca me cum benedictis. /Oro supplex et acclinis, /cor contritum quasi cinis, /gere curam mei finis. /Lacrimosa dies illa, /qua resurget ex favilla /iudicandus homo reus.
Día de la ira, aquel día en que los siglos se reduzcan a cenizas; como testigos el rey David y la Sibila. ¡Cuánto terror habrá en el futuro cuando el juez haya de venir a juzgar todo estrictamente! La trompeta, esparciendo un sonido admirable por los sepulcros de todos los reinos, reunirá a todos ante el trono. La muerte y la Naturaleza se asombrarán, cuando resucite todo lo creado para que responda ante su juez. Aparecerá el libro escrito en que se contiene todo y con el que se juzgará al mundo. Así, cuando el juez se siente lo escondido se mostrará y no habrá nada sin castigo.¿Qué diré yo entonces, pobre de mí?¿A qué protector rogaré cuando apenas el justo esté seguro? Rey de tremenda majestad tú que a los justos salvas de corazón, sálvame, fuente de piedad. Acuérdate, piadoso Jesús de que soy la causa de tu calvario; no me pierdas en este día. Buscándome, te sentaste agotado me redimiste sufriendo en la cruz no sean vanos tantos trabajos. Justo juez de venganza concédeme el regalo del perdón antes del día del juicio .Grito, como un reo; la culpa enrojece mi rostro. Perdona, Señor, a este suplicante. Tú, que absolviste a Magdalena y escuchaste la súplica del ladrón, me diste a mí también esperanza. Mis plegarias no son dignas ,pero tú, al ser bueno, actúa con bondad para que no arda en el fuego eterno. Colócame entre tu rebaño y sepárame de los machos cabríos situándome a tu derecha. Refutados los malditos arrojados a las llamas voraces hazme llamar entre los benditos. Te lo ruego, suplicante y de rodillas, el corazón acongojado, casi hecho cenizas: hazte cargo de mi destino. Día de lágrimas será aquel renombrado díaen que resucitará, del polvo para el juicio, el hombre culpable.

23 sept. 2010
Valentina  Propietario del sonido:Entidad: rumblefish.
Este poema se le atribuye al franciscano Tomás de Celano (1200-1260) siglo XIII. Es considerado el mejor poema en latín medieval. El poema describe el día del juicio final, ese día en el cual con el sonido de la última trompeta, los muertos serán llamados ante el trono divino y los elegidos se salvarán y los condenados serán arrojados a las llamas eternas. A partir del siglo XIV este poema se incorporó a la Misa de Réquiem y el Concilio de Trento (1545--1563) lo confirmó como parte fija en esta Misa.
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