Ahora le toca a la Universidad y no es una casualidad, sino un plan. “Las antiguas universidades, como la de Salamanca, Bolonia o Harvard, diseñadas para agrandar la cultura, han sido convertidas hoy en máquinas de censura, coacción, adoctrinamiento o antisemitismo. Queremos universidades que sean templos del saber, de la libertad de pensamiento, de la transmisión de conocimiento, y no queremos comisarios perturbados que inventen géneros, que perviertan la inocencia de los menores, que reescriban la historia o que promuevan ideologías criminales. Si ayer las universidades eran un espacio de libertad frente al autoritarismo del poder, hoy por desgracia son la punta de lanza del totalitarismo que viene. Le han declarado la guerra al sentido común, a la verdad, al lenguaje y a la biología” (...)