julio 18, 2017

Españoles... sabemos (o deberíamos saber) que este infierno no es una crisis, que no es un desastre puntual...

 COPIADO de la pág. de fb de Pelayo Martín el 18/7/2016
Españoles... sabemos (o deberíamos saber) que este infierno no es una crisis, que no es un desastre puntual... sabemos que todo lo que ocurre, ocurre porque así debe ser, nada es un accidente, cada pequeña y gran tragedia es producto de un elaborado sistema que ha sido diseñado para que unos pocos se impongan al resto. Sabemos que la mal llamada "Transición" fue simple y llanamente un traspaso con derecho a reforma, una manera de cambiar lo imprescindible para que todo siguiera igual. Sabemos que en los años treinta el 90% de los medios de producción pertenecían a un 5% de la población... sabemos que hoy 20 personas poseen tanta riqueza como el 25% de los españoles... sabemos que uno de cada tres niños sólo tiene un par de zapatos, que carece de libros de texto y juguetes... sabemos que uno de cada cuatro menores de diez años no come tres veces al día... sabemos de los obscenos beneficios de una banca reflotada con dinero público, de las pornográficas biografías de Cospedal y su marido, de las desvergüenzas de Almunia, de la complacencia con que la clase política asistía a los consejos de las cajas de ahorros, del inconcebible latrocinio a que es sometido este país desde hace décadas... que ya hacen siglos.
Lo sabemos todo... pero sucede a menudo que todo lo olvidamos. Olvidamos que no hemos de mirar hacia arriba suplicando solución a la injusticia, que la solución está abajo, entre nuestros pies temblorosos e inmóviles. Olvidamos quién escribe las leyes injustas, quién redacta los torticeros reglamentos, quien construye la burocracia que nos oprime, quién repara las grietas del sistema y refuerza sus almenas hasta hacerlo inexpugnable. Olvidamos, queriendo o sin querer, que nuestra desgracia no es un desastre natural, que proviene de hombres, hombres que por sí mismos, o en representación de otros, trabajan para que nada cambie... para que una ley electoral cabildera cercene cualquier posibilidad de renovación política... para que el poder legislativo, ejecutivo y judicial sea uno solo... para que nuestras necesidades más vitales dependan del interés de empresas privadas.
Y sabiendo tanto, en cuanto sentimos temblar el entarimado... pedimos más... más partidos, más parlamento, más señores con derecho a pernada, más embaucadores, más frases hechas, más ideas preconcebidas, más de lo mismo... a ver si así nos ahorramos el mal rato de salir a la calle a ser quien somos, y el puto palacio de invierno revienta de puro atracón.  
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: EL INFERNAL 'PARAÍSO' DE LA SOLEDAD SUECA: Individualismo y Estado de Bienestar

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