Pues
claro que hay dos Españas: una que se impuso por la fuerza, y otra que
no dejaron ser. Una España de sotanas, colegios nacionalcatólicos, defensores del lema "una, grande y libre", nostálgicos de caudillo y
saludo fascista, de camisa azul y boina roja, de yugos, flechas y
campamentos, de historia sesgada contada por los vencedores, fiesta
nacional, orgullo militar y tradiciones inamovibles. Una España educada
en sopa de convento, flores a María, misa diaria y furibundo
anticomunismo.
Una España de vencedores contando mentiras y autojustificando su
violencia fascista con el manido argumento de los dos bandos iguales, de
la maldita e injusta equidistancia. Una España que se cree salvaguarda
de la patria y la familia como dios manda, azote de las hordas rojas,
portadora de la verdad divina que resulta patética cuando se la
contempla desde fuera. Una España que no quiere reconocer las relaciones
probadas de Franco y los nazis, de Franco y los fascistas italianos.
Que no quiere llamar dictadura al franquismo, ni genocidio ideológico a
la masiva encarcelación, tortura y asesinato de miles de republicanos.
Hay una España heredera de los vencedores y el país que construyeron a
su imagen y semejanza. Hay una España a la que yo no pertenezco, con la
que no me identifico, que no reconoce el olor del fascismo porque lleva
décadas usando su perfume. Hay una España que se rasga las vestiduras
cuando se quita un símbolo franquista, y que se pasea por el mausoleo
del dictador como quien va a un museo o a un parque de atracciones. Hay
una España que odia la República, el movimiento obrero, el marxismo, el
socialismo, el sindicalismo, el laicismo y las lenguas que representan
otras culturas y otras identidades dentro de la invertebrada Sefarad.
Hay una España con la que no se puede dialogar porque nunca han
escuchado otra versión de la historia que no sea la oficial de los
vencedores.Hay una España que creció entre águilas y flechas, en terreno
baldío que borró todas las huellas de lo que pudimos haber sido. Hay
una España que asesinó maestros, prohibió libros, penalizó el
pensamiento libre y la lucha de los desfavorecidos y los
antifascistas. Una España que exilió, encarceló y asesinó a grandes
intelectuales, escritores, artistas, líderes obreros, ediles y
concejales elegidos por el pueblo, y republicanos anónimos que se
negaron a formar parte de esa España. Sí, hay dos Españas, incluso más
si cabe,porque hay también una España ciega, sorda, muda,sumisa y
alienada que sólo quiere vivir bien y no complicarse la vida, que se
regodea en su ocio programado su analfabetismo político, que nada sabe y
nada quiere saber. Hay varias Españas y millones de españoles, pero yo
no me siento parte de su caduco proyecto. Yo soy de otra España, que
mira al pasado para poder mirar al futuro y a la que muy pocos escuchan,
comprenden y defienden.
Honor y gloria a los que, a pesar de los
pesares, que son muchos, siguen haciéndolo.
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