Presentan programas de televisión, gobiernan
pueblos, presiden organizaciones, dirigen instituciones, gestionan
medios de comunicación. Andan como si la calle fuera suya porque lo es.
Dicen lo que quieren decir, hacen lo que quieren hacer. Están siempre en
todo su derecho. Y en el tuyo. Son impunes porque ellos decidieron qué
era punible y qué no lo era. Presiden hasta las barra de los bares,
hasta los estadios de fútbol y las discotecas; custodian las puertas de
los garitos, establecen el orden y también el desorden. Están aquí y
están allí. Mirando desde arriba, posando sus ojos donde quieren y
cuanto quieren, apuntando su dedo acusador hacia donde éste quiera
señalar. A veces salpican la vigilancia con una sonrisita socarrona. Son
sólo la mitad pero lo ocupan todo.
Tu papel está ya
establecido, ellos escribieron las normas por las que regirte para que
tú no tuvieras que pensarlas. Agradécelo. Ríe con sus chistes misóginos,
aplaude sus artículos hirientes, mira sonriente sus programas
machistas, disfruta cuando humillen a otras como tú.
No expreses tu disconformidad, no les hagas ver cuando
te estén agrediendo, no uses tus redes sociales para protestar contra lo
que digan o hagan. No uses el único espacio que tienes como ciudadana
para reclamar, porque todos gritarán y harán de altavoces sus congéneres
famosos, que volverán desde sus columnas y desde sus programas de
televisión a reírse de ti y de todas las que oséis molestarlos, o bien a
llorar porque los queréis "censurar". No intentes implantar la "ley de
lo políticamente correcto" ni "acabar con la libertad de expresión",
porque eso es lo que quieres (y lo sabes) cuando posteas en Facebook o
cuando pones un tuit: acabar con ellos por el simple hecho de ser
hombres.
Porque lo de ellos sí es libertad de
expresión aunque sean agresiones verbales. Lo tuyo, sin embargo, pasa de
ser libertad a "linchamiento" en cuanto subes un poco el tono. Mejor
calla y aprende qué es el humor, porque muchas veces el problema es ése,
que no pillas los chistes. O las parodias. Ese fallo va con tu género,
no te preocupes. Si dudas, pregunta, ellos te dirán cuándo es humor y
cuándo violencia.
Tu escala de valores y necesidades
también está ya estipulada, ellos se tomaron la molestia de escribirla
en piedra hace mucho ya. Así que no les digas nunca que no, ellos saben
qué es lo mejor para ti, ahora te lo explican, espera. Suprime tus
movimientos, censura tu propio comportamiento, controla ese genio.
Piénsatelo todo bien dos veces. No te salgas de lo que dictan sus
piedras. No seas una calientapollas, no seas una puta.
Y si empezaste lo que no querías, lo acabas como si quisieras. No los
enfades, no los provoques, no salgas así, no digas eso, no eleves el
tono de voz, no te comportes como la loca que eres. No los obligues a
explotar con un "para ti todo es machismo ¿o qué?", porque el mundo les
aplaudirá como debe y a ti te humillarán como mereces.
Cómo expresarte física y verbalmente ya está pensado, no innoves. No
hables así, no seas agresiva, contén tu ira. Memoriza que enfadarse es
como el espacio público: ellos tienen el monopolio. Céntrate en caber en
esa falda de la 34 y en esos tacones de la 38,
que alguien ha de sostenerles el paraguas, y ellos mismos no van a ser.
Alguien tiene que adornar el podio donde se suben, algún cuerpo ha de
ser el que empapen de champán cuando salgan victoriosos, eres tú la que
ha nacido para ello. Celebra sus victorias, alégrate de sus triunfos.
Pero aquí no, allí. El segundo plano es tu plano. Ubícate, céntrate. Y
mete tripa, pareces hinchada.
Enhorabuena, tu papel
en lo sentimental también está ya diseñado. Coincide, casualmente, que
este papel se adapta a ellos como un guante, ya que logra hacer su vida
satisfactoria hasta el último de sus días: un señor 20 años mayor que tú
es una pareja ideal para ti. Sus arrugas son experiencias vividas, sus
años son tablas. Agárrate a esas tablas y llegarás a buen puerto. Si
ellos son 20 años (o 10) más jóvenes que tú, olvídate, esto sólo
funciona en un sentido, ¡como tantas otras cosas! Tranquila, siempre
puedes "adoptarlos", "criarlos", hacer de madre, consejera, amiga o
tutora, para que cuando ya tengan la espalda curtida estén preparados
para ser el compañero de una mujer 20 años menor que ellos. No le des la vuelta a esta fórmula,
no seas osada o el mundo entero se girará para mirarte, señalar tus
arrugas y reírse de tus tablas. Porque tus tablas no flotan: y si no te
salvan a ti... no van a salvarlos a ellos. Por eso tu vida acaba antes,
en muchos aspectos, aunque vivas más.
No tengas
pretensiones cuando llegues a cierta edad, no seas osada, la osadía es
como la ira: un traje que les queda bien a ellos y como tres patadas a
ti. No es machismo, es igualdad: ellos tampoco van vistiendo tacones ni
faldas de la 38, ¿verdad?
En definitiva: aprende
cuál es tu lugar en cada momento, no sobresalgas, no acapares, no seas
protagonista, no luches. Obedece, obedece y obedece. Fácil es, otra cosa
es que quieras. Eres libre de no querer, por supuesto, el mundo es un
lugar libre. Pero a veces la libertad tiene un coste, piénsalo. ¿O es
que tienes algún trauma? Quizás es envidia de pene, o histeria. ¿O un
padre ausente? ¿Es quizás que no te han follado bien? No me digas que es
que te gustan las mujeres. ¿Estás gorda? ¿Te dejó un novio y te
quedaste así? Que no es machismo, ¿eh? Es estadística.
Desde luego, si no sigues el camino marcado no podrás decir que nadie
te avisó, o que nadie te intentó corregir... que no te riñeron desde
pequeña para marcarte el paso. No puedes, desde luego, usar la excusa de
que nunca te hablaron de cómo funcionaba el (su) mundo, que nunca lo
viste en la tele, o que no lo leíste nunca en un periódico; que las
películas y los libros nunca te hablaron de esto. Porque aunque vivieras
en el pueblo más remoto del mundo, allí estarían sus ojos, sus manos y
hasta sus leyes apropiándose de tu cuerpo para meterte en vereda.
Eres libre de no seguir el camino marcado, claro... si no te importa que todo el mundo te tenga por la loca que eres.
OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: Carta de Alfon para los amigos y camaradas de Alcobendas [Desde la prisión de Navalcarnero]
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