Laura Rodríguez 3 de abril de 2023
Los puntos rojos son los puertos de llegada, es decir, los lugares cerca de la costa donde la información recala para ser distribuida en ese continente. Los satélites solo se usan para llegar a localizaciones remotas o para transmitir información desde una fuente a múltiples localizaciones; si no, los datos viajan a través de los cables de fibra óptica, mucho más rápidos y baratos de fabricar y operar.
Cuando hablamos desde un teléfono móvil, la señal solo es inalámbrica desde nuestro aparato hasta la primera antena de telefonía móvil; luego, los datos se mueven a través de cables terrestres, o para conexiones entre continentes, por debajo del océano. El mar, por tanto, está cada vez más lleno de cables. Desde el primero que se instaló en 1850 entre Irlanda y Terrranova, en Canadá, estos han ido aumentando, primero por el uso del teléfono y más tarde con Internet. Se colocan utilizando barcos que se adaptan específicamente para este propósito, transportando y posicionando lentamente la infraestructura en el fondo del mar. Son navíos especiales que pueden transportar miles de kilómetros de cable óptico mar adentro. También se utiliza un arado submarino para enterrarlos más cerca de las costas, donde las actividades navales, como el fondeo y la pesca, son más frecuentes y podrían dañar estas infraestructuras (...)
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