agosto 23, 2009

El pueblo de Arándiga Recupera su Historia

Javier Gimeno (Diagonal Aragón) El 25 de agosto de 1936, ocho vecinos de Arándiga fueron asesinados por la Guardia Civil.
El 15 de noviembre -de 2008- sus familiares y su pueblo pudieron finalmente inhumar sus restos en un emotivo homenaje.
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Durante la República, Arándiga (Zaragoza) contaba con 1.500 habitantes y, al igual que en el resto del país, la pobreza y la desigualdad eran notorias. Sin embargo, la penetración de las ideas socialistas en el pueblo favoreció la constitución del sindicato UGT, cuyos militantes tenían que enfrentarse a una realidad de explotación y opresión, lo que polarizó el pueblo entre socialistas y derechistas.

La victoria del Frente Popular en febrero de 1936 permitió la constitución de un Ayuntamiento socialista y la puesta en marcha de un programa de transformación social. Entre las numerosas medidas tomadas, destaca la puesta en marcha de la bolsa de trabajo para regular la oferta y demanda de empleo, que permitía repartir el trabajo entre aquellos que más lo necesitasen y desposeía a los caciques de una importante herramienta de control sobre el pueblo. La aplicación de la reforma agraria, recogida en la Constitución, fue otra medida destacada.

El golpe de Estado de 1936 y la consiguiente planificación del exterminio de toda la izquierda permitió a la derecha local recuperar el poder en el pueblo, eliminando todo vestigio de resistencia y de organización obrera. Ocho vecinos –todos militantes de UGT y cuatro de ellos miembros del Ayuntamiento– fueron asesinados y sus cuerpos arrojados a una cuneta cercana al pueblo. Un noveno, concejal y dirigente local de las Juventudes Socialistas Unificadas, fue fusilado dos semanas más tarde en Zaragoza. Y muchas otras sufrieron el odio y la represión fascista: madres golpeadas y vejadas, mujeres e hijos arrojados a la calle, familias rotas y vidas truncadas.

Clandestinidad y silencio. El terror fascista inundó de miedo la población y obligó a vivir el dolor en la clandestinidad. La obligada convivencia entre asesinos y represaliados motivó que muchos de éstos no se atrevieran a hablar de lo sucedido, miedo que duró incluso más que el régimen franquista. En muchas familias apenas se habló de lo sucedido y casi siempre obviando los motivos por los que fueron fusilados: defender al pueblo frente al abuso de los caciques.

Sin embargo, los asesinos no lograron que la fecha del 25 de agosto fuese olvidada ni que Las Planas, lugar donde yacían sus cuerpos, dejasen de ser visitadas. Familiares y compañeros han estado acudiendo con obstinación a depositar sus ramos de flores a los suyos, aunque en su caso tuviera que ser a la cuneta de una carretera comarcal. Costumbre que ha pasado de generación en generación durante 70 años.

EN MEMORIA Y HOMENAJE Publicado por A. Garcia Cabello
Familiares de ocho vecinos de la localidad zaragozana de Arándiga (Zaragoza), asesinados el 25 de agosto de 1936 tras el golpe de Estado franquista, les rindieron un homenaje el sábado, 15 de noviembre, en el cementerio de la localidad.

La portavoz de los familiares y nieta de uno de los ocho fusilados, Eva Martínez, explicó que el acto es "un acto familiar, porque enterraremos a nuestros familiares, pero abierto a todos los que nos quieran acompañar", porque ésta es "la manera que concebimos de recuperar la memoria".

Así, se ha convocado a todas las asociaciones y personas que trabajan por recuperar la memoria histórica a participar. Fue a las 11.30 horas, en el Cementerio Municipal de Arándiga, aunque los familiares se reunieron media hora antes en el punto kilométrico 61 de la carretera A-2302, a su paso entre Arándiga y Nigüella.

Allí permaneció durante décadas la fosa común en la que los ocho hombres, en su mayoría responsables del sindicato UGT y cargos políticos en el consistorio, fueron enterrados.

Esta ubicación, cerca del municipio, permitió que "siempre supiéramos dónde estaban nuestros familiares y quiénes eran" y ahora se trata de propiciar "la restitución moral en la familia y en la sociedad" tras años en el olvido.

Eva Martínez señaló que ésta fue la primera fosa que se exhumó en Zaragoza y la segunda de la comunidad aragonesa y, "que sepamos, en Aragón nunca se ha hecho un acto de este tipo", como el que se desarrollará el sábado.

SERVIR DE EJEMPLO: La portavoz de los familiares consideró que su iniciativa puede servir de ejemplo a "muchísimas familias que están perdidas" y que ni siquiera saben como iniciar los trámites para conocer dónde descansan sus familiares.

Ésta es "una forma hacer camino, trasladando a la sociedad que hay una parte de la historia que estaba en el olvido y queremos poner esa ficha del puzzle y contribuir" para recuperarla.

Además, y a nivel personal, Eva Martínez aseguró albergar un "sentimiento de profunda alegría y emoción" al poder enterrar el próximo sábado a su abuelo en el cementerio municipal.

"Cuando muere un familiar, se le entierra en uno o dos días, pero en nuestro caso éste era un sentimiento anhelado" y para hacerlo realidad se ha tenido que pasar por "una investigación larga" y complicada, ya que "es difícil que exhumen una fosa porque no hay medios y las instituciones hasta ahora no ayudaban".

Por tanto, "siento una alegría enorme, porque siento que tengo el deber moral como familiar y como ciudadana de este país" de recuperar esta parte de la historia que había sido silenciada y que "lejos de reabrir heridas", produce el efecto contrario, opinó.

"La herida siempre ha estado abierta y lo que hacemos ahora es curarla, desinfectarla y cerrarla, llevando a nuestros familiares, con amor y con el honor que se merecen, a un sitio digno como son los cementerios", otorgándoles de nuevo "la identidad que les arrebataron".

De este modo, y aunque los restos de los fallecidos están individualizados, "haremos la inhumación conjunta y pondremos en el lugar una placa conmemorativa con sus nombres y con un texto que recuerde para siempre los valores democráticos y de justicia social que defendían y por los que les arrebataron la vida".

VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO: El 25 de agosto de 1936, tras el golpe de Estado franquista, fueron asesinaron ocho vecinos de Arándiga que se habían destacado por contribuir al progreso del municipio y por haber defendido los valores democráticos de la República, según precisaron los familiares.

Otros vecinos de esta localidad fueron obligados a presenciar estos hechos y a cavar la fosa común donde los ocho asesinados fueron arrojados.

Los hombres que perdieron su vida aquel día fueron: Cipriano Cabello Royo, de 38 años, presidente de la Junta Directiva de UGT en Arándiga y alcalde del municipio; Tomás Lafuente Gracia, de 28 años, vicepresidente de la Junta Directiva del sindicato; y Raimundo Marín Domingo, de 39 años, contador de UGT y responsable de la Bolsa del Trabajo.

También, Francisco Martínez Andrés, de 32 años, vocal de la Junta Directiva de UGT de Arándiga y regidor segundo del Consistorio; Antonio Ostáriz Gil, de 27 años, tesorero de UGT y regidor primero del Ayuntamiento; José María Pallarés Trasobares, de 33 años, vicesecretario de la Junta Directiva de UGT y regidor síndico del Ayuntamiento; Antonio Roy Jiménez, de 48 años, vocal de UGT; y José María Trasobares Royo, de 27 años.

Los familiares de los republicanos marcaron el lugar donde se encontraba la fosa común en la que fueron enterrados y, durante todos estos años, la adecentaron y conservaron.

En octubre de 2007, 71 años después de aquel suceso, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, a petición de los familiares de las ocho víctimas, llevaron a cabo los trabajos de exhumación de la fosa común. Finalmente, este sábado los familiares rendirán a las víctimas el homenaje que merecen.

APOYO A GARZÓN. Eva Martínez se refirió a la decisión de la Audiencia Nacional de paralizar las exhumaciones de fosas ordenadas por el juez Baltasar Garzón, quien se declaró competente para investigar la desaparición de víctimas del franquismo.

A su entender, cuando el juez inició este proceso "lo viví con mucha alegría y entusiasmo porque es una forma de manifestar que las instituciones no ponen cartas en el asunto" ya que, a pesar de estar en vigor la Ley de la Memoria Histórica, ésta "no se aplicaba".

Asimismo, estimó que el hecho de que Garzón "judicialice el asunto, que había que judicializar, y su auto hable de que no hay duda de que se trata de delitos contra la humanidad y que fue un exterminio y un genocidio es importantísimo". Por eso, "vemos mal que el ministerio fiscal, que debe esclarecer los delitos, esté obstaculizando esta labor judicial".

La portavoz de los familiares de las víctimas de la represión en Arándiga aclaró que el homenaje que realizarán el sábado es independiente de este proceso iniciado por Garzón, ya que se había organizado un mes antes de que el juez se declarara competente para investigar las desapariciones, y, por tanto, no se hará mención a esta cuestión durante el acto.

Sin embargo, precisó, "como familiares, todo lo que contribuya a que se haga justicia, lo apoyaremos, y con todo lo que obstaculice este objetivo, estaremos en contra". En su opinión, "Garzón ha dado un paso adelante y la Audiencia un paso atrás".
(Textos emanados de diferentes medios... )
 

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