Publicado por Júcaro el 23 Mayo 2010 14deabril.wordpress.com/
Sr. Presidente
Le escribo esta carta como ciudadano integrado en una red de blogueros que responde al nombre de Socialistas en Red y en la que nos agrupamos socialistas de todo pelaje y condición; unos con carnet y otros sin él, incluso alguno que acaba de romper vínculos con su formación política ante la convicción de que lo retrógrado está ahora aquí envuelto en una falsa apariencia de progresismo.
Ahora, en el momento de escribir estas líneas, recuerdo aquella ocasión en la que el voto se hizo útil y usted recibió el respaldo mayoritario. «No nos falles», le pedimos asqueados de tanto político basura y es cierto que aquel «no os fallaré», que usted nos ofreció como respuesta, en los primeros años de su mandato, bien valieron la pena. Es cierto también, que contó usted con la animadversión furibunda de la caverna, en una campaña de acoso y derribo más allá de lo razonable. Como consecuencia de lo uno y lo otro, cuando hubo que ratificar el voto, unos 11 millones de electores respaldamos la acción de su Gobierno. Entonces había sintonía entre los deseos ciudadanos y las medidas que ponía en marcha el Gobierno presidido por usted.
Ahora la situación es diferente, los acordes de aquella sinfonía suenan disonantes y descompasadas. Muchos nos sentimos víctimas de la decepción. Como bloguero llevo días, como tantos otros, sin saber qué escribir. Le diré señor presidente que, entre nosotros, hay compañeros bien intencionados que aún reaccionan ante los improperios que la derecha le endosa a usted con tanta saña, pero otros estamos tan aturdidos que no estamos por reaccionar. Tal es el estado ánimo que incluso ante la insolencia de quien se declara indigente y con dificultades para llegar a fin de mes, no respondemos como se mereciera. En otros tiempos esas palabras hubieran recibido el chaparrón dialéctico que semejante provocación merece. Pero ahora, ante el despropósito de sus medidas — toda explicación es poca—, muchos optamos por no mirar sino para adentro y hacía quien fue depositario de nuestra confianza. Señor presidente, ni tan siquiera el fútbol nos distrae de lo verdaderamente importante. Ahora estamos a lo que estamos; ni la convicción de que sin memoria no hay justicia ni la certeza de una ETA cada vez más débil, logran acaparar nuestra atención por mucho tiempo.
Permítame augurarle su salida de la Moncloa desde el mismo momento que a usted le dio por travestirse de Rajoy y hacer, con nuestros votos, precisamente el uso contrario al de nuestra voluntad y deseo. Un día confiamos en usted y en su partido; ahora tras comprobar que también con usted también tenemos problemas… los de siempre, ¡qué quiere que le diga! Señor presidente, perdone que le tutee y lo tajante de la expresión; si no estás con los tuyos, no eres de los nuestros.
Me despido, señor presidente, pero permítame que le diga: algunos nos encontramos ante un dilema, sabemos que arreglar esta situación está en nuestras manos y que si nuestro voto está garantizado no tiene por qué escucharnos. Procederemos en consecuencia. Se lo aseguro.
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