julio 01, 2019

Unaria Ediciones | Poesía Poetas & Literatura infantil, de Amelia Díaz Benlliure

Amelia Díaz Benlliure ·     7 años (1/7/2012 - 1/7/2019) 
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Hoy hace 7 años que comenzó todo. Durante meses, la idea fue asentándose en mi mente. Ese «¿por qué no?» fue convirtiéndose en «¿cómo?» y comenzaron el estudio, la preparación y cientos de horas de trabajo.
Necesitaba un equipo valorador para ayudarme a seleccionar las obras que se recibieran. Siempre fue, y sigue siendo, anónimo. Y variable con el tiempo. La primera que aceptó, y que sí que puedo decir, fue mi querida amiga Elisa El Zoughbi, ya fallecida. Ella hacía un estudio minucioso de cada obra y terminaba siempre su informe con la frase: «Si lo viera en una librería, ¿lo compraría?». Y su sí o no siguiente remataba su valoración.
También necesitaba un diseñador, un profesional que se encargase de crear las portadas y de maquetar las obras aceptadas. Me presentaron a David Diaz Mundina. Recuerdo el primer día, charlando en una cafetería de la plaza de La muralla. La conexión fue total e inmediata. Desde el inicio se vio la enorme creatividad que posee, unida a eficiencia, rapidez y técnica. Hoy, siete años después, tengo un gran diseñador que siempre causa admiración con sus creaciones, pero también tengo a un excelente amigo. La de cosas que hemos pasado estos siete años, ¿eh, David? ¡Cuánta lucha, Jedi!
Y necesitaba un local y un nombre y un logo y muchísimo material de trabajo...
Nuestra primera sede fue en el centro de Castelló, en un edificio de despachos en la calle Enmedio. Una pequeña oficina y un almacén en el que estuvimos cuatro años. Luego, pasamos a formar parte de la locura y del genio de Manu Vives y, durante dos años, el centro cultural La Bohemia nos acogió y fuimos maravillosamente felices. Ahora, ya en un local independiente y adecuado para nuestras actividades, llevamos un año en el Paseo de la Amistad, 39-1° local 10, de Castelló.
El nombre... Ufff, el nombre fue una idea que me gustó mucho. Unir mi faceta de matemática y la de poeta en el nombre de una de las nueve musas me pareció perfecto. Y, tras los trámites pertinentes de registro en la oficina de patentes y marcas, nació Urania ediciones. Sí, Urania. La musa Urania, la de la astronomía y las matemáticas. Duró un año. Cierta editorial enorme y potente nos recurrió el nombre y, después de peleas administrativas, mucho esfuerzo y dinero, justo al cabo de un año, tuvimos que cambiar el nombre. Realmente, solo cambiamos las dos consonantes de lugar. Y así fue cómo Unaria ediciones comenzó su recorrido.
Y fue mágico. Esos días habían sido terribles y dolorosos, además de muy costosos económicamente. Estuve a punto de tirar la toalla. Pero llegó la magia. La mañana del 1 de julio de 2013 fue extraña. A cada rato, me llegaba un aviso de un ingreso en mi cuenta corriente. Autores, amigos, poetas habían decidido darme una sorpresa de primer aniversario y, con sus ingresos, aliviaron el perjuicio causado por los recursos de aquella editorial. Y con su gesto aliviaron mi estado de ánimo. No estaba sola.
Y no lo estuve ni lo estoy. Mucha gente ha trabajado o colaborado con Unaria ediciones. Además de David, mis hijas Amelia y Cristina siempre han estado al pie del cañón. La contabilidad, el almacén, las ferias... no serían posibles sin su ayuda. Y muchas más personas han pasado por nuestro local: chicas en prácticas, colaboradores... Pero no puedo dejar de nombrar a dos que fueron fundamentales: mi amiga Mónica Serra, que siempre que pudo y desinteresadamente estuvo ahí, y la preciosa Sandra que tantísimo y tan bien trabajó. Y, desde hace ya diez meses, tenemos el gustazo de tener en nuestro equipo a un nuevo miembro y que se ha convertido también en un buen amigo: nuestro community manager Javi de Ríos.
Y, así, atravesando épocas muy duras y luchando muchísimo, trabajando interminables horas durante los siete días de la semana, haciendo frente a crisis de todo tipo, hemos llegado hasta aquí. Algo tendrá está profesión, que no son los beneficios económicos, que engancha, apasiona y te llena de vida y energía. Conocer a todos mis autores (excepto a dos) ha sido y es un privilegio. Sus espectaculares obras, su cariño, su cercanía, son el sustento de este sueño. Aquí no voy a nombrarlos porque son muchísimos y no puedo olvidarme de nadie. Algunos de ellos se han convertido en grandes amigos. Eso sí que es un tesoro.
Podría contar cientos de anécdotas de estos siete años, pero no es el lugar ni el momento. Siete años, madre mía, siete años y aquí seguimos. Gracias por acompañarme siempre.
Ah, y, si queréis apoyarme un poquito más, hoy es un buen día: comprad un libro en nuestra web (nuestra economía os lo agradecerá) y yo os añadiré otro, como regalo de aniversario.

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