noviembre 27, 2006

Relato: Diferente VI

Desde chiquita apuntaba tendencias. El verde era su preferido. Su mami le cuenta que se comía las hojas de los geranios que tenían en el balcón de su casa.
Una imagen imborrable es la de ella agarrada por su madre, en ese balcón e impidiendo la entrada al mismo de su padre. Él nervioso, gritando y con un cuchillo en la mano.
O era al revés, ella de la mano de su padre, que con la otra sujetaba un cuchillo y su madre queriendo entrar. No lo tiene claro. Un día se lo mencionó a su progenitora, muchos años después, y se lo negó. Quizás sea un recuerdo construido. Nunca tendrá la certeza.
A su hermano mayor le tenía como guía, en aquellos primeros años. Compartían colegio y era el espejo en el que se miraba. Era inteligente, pero no en el aspecto emocional, la culpaba de las diferencias que su padre mostraba para ambos. Él era el saco de los golpes, pocos físicos y muchos verbales, después de su madre. Ante cualquier cuestión enojosa, que se planteara, la culpa era de su hermano, así lo decidía el papá.
Ante este estado injusto de cosas, en los momentos de rabia, su hermano arremetía contra ella, la incordiaba, sólo eso. Franca intentaba hacerle ver que ella no provocaba aquello, pero que si quieres ...
Recuerda una vez en que, estando ambos en la calle, un grupo de muchachos les acorraló, sólo recuerda eso, el miedo que padeció, que padecieron, ella y su hermano.
El bachillerato lo hicieron en el colegio Atalaya, él en el de chicos, ella en el de chicas. Como sus notas daban la nota tenían beca. En el colegio Franca siempre fue la hermana de ... sus profesores le tenían aprecio, era estudioso.
Y tenía que trabajar, en el kiosco, porque era chico, diferencias de género en sentido negativo que aplicaba el padre. Eran ratos, algunos ratos, para descansar y cuando no podía su madre hacer el relebo. Utilizaban ese término: relebarse.
Entre unas cosas y otras su hermano se contaminaba -se encabronaba-.
En el entreacto habían nacido sus dos hermanos pequeños. Seis personas en una casa de 36 metros cuadrados escasos. ¿Solución para la falta de dormitorios? La de la mayoría de la gente por aquel entonces, en su barrio, el sofá cama. Pieza indispensable del salón que se desplegaba por las noches y en el que dormían dos personas. En esto eran ecuánimes, por temporadas, unas veces eran los chicos los que disponían de la habitación y las chicas pernoctaban en el salón , y otras, a la inversa. Fácil y sin problemas.
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PAQUITA

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