Empezamos tomándolas cuando aún no tenemos clara conciencia siquiera de lo que hacemos.
Se nos plantean varias y elegimos una en vez de otra.
Somos apenas bebés que ya saben andar y elegimos irnos en vez de quedarnos. Irnos más allá del estrecho horizonte que te ofrecen tus progenitores, ver más, un poco más, algo diferente, la atracción por lo desconocido ¿Quien le tiene miedo a lo desconocido?
¿Por qué tenerle miedo a lo desconocido?
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Lo que da miedo es lo que ya conoces, la parte terrible de la vida que ya conoces.
Porque eso lo aprendes pronto, lo tienes cerca, tan cerca.
Y te vas hasta donde tus piernas te llevan, pero eres pequeña, pareces indefensa -eres indefensa- y alguien que te reconoce te devuelve a tu hogar, a tu casa.
Vas creciendo y las dudas a la par ¿donde iré que más valga?
Irse físicamente queda desterrado de tu mente, pero queda otra opción: evadirte mentalmente. Descubriste la lectura, tienes a tu disposición los tebeos.
Todo un mundo de ensoñaciones entre tus manos, con princesas, guerreros, capitanes, jabatos, goliates y crispines, que te enseñan a ser valiente, amigo de tus amigos, desfacedor de entuertos -se debían inspirar en El Quijote- y, eso sí, si eras mujer, esperar a tu príncipe azul, el que te liberara de tu triste destino y te ofreciera el paraiso soñado.
Te lo leíste todo, hasta los de Hazañas Bélicas. En ellos el horror de la guerra quedaba camuflado tras las heroicidades de sus soldados. Nada era cruento, todo nobleza, todo mentira.
...
Y a través de la educación nos irán inculcando los miedos ¡cuidado, no hagas eso! ¡cuidado con lo que dices! ¡no te fíes de nadie! Son mensajes que te van llegando de una u otra parte.
Todo un panorama de incertidumbres ante tus ojos.
Un mundo de depredadores dispuestos a arrojarse sobre la presa -tú-
Y ante este panorama puede que te inquietes y te plantees tu poca disposición para entrar en ese juego.
...
Porque elegir una de las opciones supone desechar las restantes y ahí empieza el dilema ¿Y si me he confundido? Para comprender después -a veces demasiado después- que no hay soluciones mágicas, que, posiblemente, con la información que manejábamos hicimos la mejor elección posible y aún así nunca lo sabremos, nunca llegaremos a saber qué hubiera pasado de haber tomado el otro camino ¿cual hubiera sido nuestro destino?
Por otra parte, si se nos plantean dudas ¿no será porque las distintas opciones son, en realidad, igualmente buenas o malas?
Pues eso, que vivir es arriesgar. Leía ayer que, un cierto grado de incertidumbre es saludable, siempre que no nos coma la autoestima.
PAQUITA
2 comentarios:
En los últimos años pensé mucho en eso, en si me había equivocado, pero ciertamente sirve de poco porque lo único que acaba teniendo valor es la alternativa elegida.
Yo tambien lo leí todo hasta el "lily" de mi hermana...Pero al nombrar aquellos Hazañas Bélicas me has recordado una frase de la canción que cantaban los Stukas, legendario grupo asturiano de los sesenta. No viene al cuento para nada:
"Guardar tu amor, es una hazaña bélica, Y no quiero ser, un rancio héroe de guerra. Deja de luchar, concédeme un armisticio, Y abrázame, olvida esos caprichos, que te alejan de mi."
¿Pero es bonito eh...?
Efectivamente, se trata de gestionar adecuadamente la incertidumbre. El problema viene cuando averiguamos que esa gestión hemos de aprenderla por nosotros mismos, a fuerza de tropezones en las mismas o distintas piedras.
Epv
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