(Publicado el Martes, 22 Septiembre 2009 por Pierre Miró en en su blog www.elpobrecitoveedor.net/blog/ PAQUITA)
En materia de comunicación, el rol de agamenones lo asumen hoy los periódicos de mayor tirada, las cabeceras de relumbrón, las cadenas generalistas de radio y televisión. Son los grandes propietarios de la verdad revelada. La única realidad que existiría es la que ellos propagan. Lo que no sale en esos medios no existe y lo que sale es, exactamente, como en ellos se relata.
Pero, ¡ay amigo!, ya nos dejó dicho Juan de Mairena que la verdad es la que es, dígala Agamenón o su porquero. Y da la casualidad que el porquero ha mutado en bloguero y reclama su derecho a difundir su verdad. Porque de los agamenones ya no emana la única verdad. El bloguero sabe, como lo supo el porquero, que no es nadie porque no tiene fuerza, ni nombre, ni siquiera verdad. Pero lanza su voz, digna y modesta, contra los molinos que parecen gigantes, o al revés. Y sabe el bloguero, como supo el porquero en su día, que hay tantas verdades o realidades como gentes haya que piensen y cuestionen las verdades que emanan de los poderes, de cualquiera de ellos, que son muchos y practican magistralmente la impostura.
El bloguero no se deja engañar por los agamenones de la comunicación, desconfía de ellos y busca entre los de su casta la verdadera verdad. Esta aparente tautología, si se piensa detenidamente, no es tal. Porque la verdad oficial, la producida y fabricada por los aparatos gigantescos de los agamenones de turno y divulgada por sus voceros, suele estar manipulada convenientemente y no es la verdad real. Esta última no se sabe con certeza lo que es, ni dónde está, pero el bloguero, con su actividad solitaria de reflexión y de puesta en común de sus reflexiones, se propone buscarla. Sabe que, muy probablemente, no la encontrará. Pero su búsqueda es el destino que le aguarda en la aventura diaria de la escritura.
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